Benvolguts,
Una altra visió, molt semblant i
complementària de l’article anterior del Pedro jeta.
La nómina de Bárcenas pone en
cuestión el relato de Rajoy
Joaquin Manso en El Mundo
ESPAÑA: POLÏTICOS BAJO SOSPECHA. LA RELACIÓN CON
EL TESORERO
Percibía 14 pagas de 18.297 con sus
correspondientes retenciones legales cuando, según manifestó el presidente en
el Parlamento, «no estaba en el partido»
El PP lo dio de alta en la Seguridad Social el 16
de abril de 2010 y, tres días después, él mismo informó por carta a Rajoy:
«Vuelvo a incorporarme a mis funciones»
«Quedo a tu disposición para que teniendo en
cuenta la situación actual definamos con claridad mis responsabilidades»,
añadía
«Cuando yo llegué a
presidente del Gobierno, el señor Bárcenas ya no estaba en el partido». Mariano
Rajoy mantuvo en su discurso del pasado 1 de agosto ante el Congreso de los
Diputados la apariencia de que, en cuanto los primeros indicios de corrupción
empezaron a consolidarse, el Partido Popular dejó de cobijar a su ex tesorero,
que después ha resultado ser el guardián de sus peores secretos.
Frente a esa pretensión, EL MUNDO publica hoy una nómina emitida por el
Partido Popular a favor del ex tesorero Luis Bárcenas fechada meses después de
la victoria electoral.
El documento demuestra que nunca hubo una
«indemnización en diferido» ni un finiquito simulado, sino un contrato laboral vigente y en toda regla con
un salario de 255.600 euros anuales y las correspondientes retenciones.
Este periódico revela, asimismo, el alta en la
Seguridad Social que tramitó el partido en abril de 2010, en cuanto Bárcenas lo
pidió, cuando preveía ya que iba a dejar su acta de senador.
De todo ello se encontraba
al tanto Mariano Rajoy, como lo evidencia una carta con sello de entrada en
Génova en la que el autor de la presunta contabilidad B del PP le pone al
corriente de su reincorporación a sus «funciones en esta oficina central del
partido».
Se trata, por tanto, de la documentación que
constata que el presidente del Gobierno omitió ante los depositarios de la
soberanía nacional aspectos sustanciales acerca de la verdadera naturaleza del
vínculo que el PP, y el propio Rajoy, conservaron con Luis Bárcenas hasta que
el peso de la opinión pública lo hacía insostenible, en enero de 2013 –más de un año después de
llegar al Ejecutivo–, tras descubrírsele decenas de millones de euros ocultos
en Suiza.
Desde que Mariano Rajoy
juró ante el Rey el 21 de diciembre de 2011, el partido en el que Bárcenas «no
estaba» todavía le mantuvo en nómina con despacho, coche oficial y secretaria
13 meses más durante los que le pagó unos 280.000 euros brutos, más de 150.000
euros netos.
«Pues bien, señorías, como dije en mi primera
intervención, yo confié en el señor Bárcenas y contesté a sus mensajes, y hablé
con él y le pedí que dejara la Tesorería en julio de 2009, y lo hizo, hace
ahora más de cuatro años. Y después, en el año 2010, dejó el Senado y la
militancia del Partido Popular –hace más de tres años–, y en 2011 fue
desimputado, y
cuando yo llegué al Gobierno no estaba imputado, y luego, varios meses después,
volvió a estar imputado».
En esa sucesión de hitos
ciertos que el presidente desgranó ante el Congreso para
contextualizar la afirmación categórica que abre esta crónica –«cuando yo
llegué a presidente del Gobierno, el señor Bárcenas no estaba en el partido»–, Rajoy ocultó los
detalles de lo que ocurrió entre febrero y abril de 2010 –y sus consecuencias
durante los 33 meses y medio posteriores–, lo que insinúa la vocación equívoca
del relato del jefe del Ejecutivo.
Efectivamente, Bárcenas abandonó la militancia del
PP en abril de 2010 –y fue sustituido por José Manuel Romay Beccaría al frente
de la Tesorería, que antes aquél había dejado sólo de forma provisional y que,
según él, había mantenido en la práctica– y ese mismo mes dejó de ser senador, todo ello muy pocos
días después de que el juez instructor del caso Gürtel, Antonio Pedreira,
levantase el secreto de sumario y se difundieran las pruebas que entonces le
comprometían en el presunto cobro de sobornos de la red de Francisco Correa y
en un todavía modesto fraude fiscal.
Pero ese proceso se llevó a cabo en connivencia
con la dirección del partido y sin que eso significase en absoluto que se le
dejara abandonado a su suerte y sin que se rompieran los lazos materiales entre
las dos partes.
Según los documentos a los
que ha tenido acceso este periódico, Bárcenas comunicó por escrito a la jefa de
Contabilidad de la formación, Milagros Puentes, ya el 10 de febrero de 2010, la
solicitud de reingreso en su «puesto de trabajo en el Partido Popular» y del
alta en la Seguridad Social «con el mismo sueldo bruto que venía recibiendo con
sus correspondientes actualizaciones». El tesorero se encontraba en
situación de excedencia forzosa desde el 5 de abril de 2004, concedida por su
inmediato superior, Álvaro Lapuerta, con motivo de su elección como senador por
Cantabria.
Precisamente a este respecto, el PP emitió el pasado mes de febrero,
cuando la prensa publicó que Bárcenas había seguido cobrando de la formación
hasta que se descubrió la cuenta en Suiza, un comunicado en el que exponía que el ex tesorero había
solicitado «la reincorporación a su puesto de trabajo en las oficinas
centrales», pero que el partido «manifestó su decisión de no reintegrar al
señor Bárcenas [...] reconociendo en consecuencia [...] una indemnización por
la resolución del contrato de trabajo».
Pues bien, no fue eso lo
que sucedió, sino exactamente lo contrario: no sólo no se resolvió el contrato
de trabajo, sino que el PP tramitó el 16 de abril de 2010 el alta en el régimen
general de la Seguridad Social del trabajador Luis Bárcenas, como «personal de
alta dirección» con un contrato «indefinido» y a «tiempo completo», dentro
del grupo de cotización de «ingenieros y licenciados», para realizar «trabajos
exclusivos de oficina». Era viernes y hacía una semana que se conocía el contenido
completo del sumario Gürtel.
Ya el lunes, 19 de abril, y una vez de alta como
trabajador del PP, Bárcenas presentó ante el Registro del Senado su renuncia
como representante de la Cámara Alta. De ello informó inmediatamente, ese mismo
día, a su «querido presidente», Mariano Rajoy, al que le comunicaba: «Vuelvo a
incorporarme en esta fecha a mis funciones en esta Oficina Central del
Partido».
Los sobreentendidos del último párrafo son muy
sugestivos acerca de cuál sería el tono de la relación entre ambos y del
conocimiento que tendría Rajoy de las concretas circunstancias del caso: «Quedo, como no
puede ser de otra forma, a tu disposición para que, teniendo en cuenta la
situación actual, definamos con claridad mis responsabilidades». «Un fuerte
abrazo», Luis Bárcenas.
Es decir, que lo que Rajoy afirmó ante el Congreso
es que la persona que le escribía en esos términos acababa de dejar de estar
–«no estaba»– en el partido. Y eso aunque Bárcenas no sólo siguió siendo asalariado del
PP, sino que su sueldo creció significativamente a partir de ese preciso
momento, tanto que en 2012 se convirtió en el trabajador mejor pagado de la
organización.
En su reciente declaración como imputado ante el
juez Pablo Ruz, en la que admitió la financiación ilegal del PP, Bárcenas aseguró
que, en una reunión en el despacho de Rajoy en Génova en marzo de 2010, en la
que se encontraban también su esposa y Javier Arenas, alcanzó con el presidente
un acuerdo que consistía en cambiar su despacho por otro en la planta tercera del
mismo edificio, mantener coche, chófer y secretaria y seguir cobrando su sueldo
«sine die». La secuencia que acreditan los documentos se ahorma a ese relato.
La realidad es que la nómina anual de Bárcenas
superó durante los 33 meses y medio que van desde abril de 2010 hasta enero de
2013 –cuando, según la demanda laboral que ha presentado, se le abonó el último
salario y se le dio de baja en la Seguridad Social– superó, siempre por mucho,
los 200.000 euros. En ese periodo, percibió en total unos 715.000 euros brutos, 360.000 netos.
Si hubiese sido despedido entonces en 2010, la indemnización legal que le
habría correspondido, exenta de tributación, estaría en el entorno de los
480.000 euros.
La nómina que hoy publica
EL MUNDO es la de mayo de 2012, posterior en cinco meses a que Mariano Rajoy
llegase a presidente del Gobierno y en tres a su reimputación. En esa
anualidad, Bárcenas alcanzó los 255.600 euros brutos en 14 pagas de 18.257 (más
40 mensuales en especie). En neto, son cerca de 140.000 euros al año, 9.960
al mes.
El PP computa al ex
tesorero antigüedad ininterrumpida desde el 2 de marzo de 1982, por la que
devenga 432,90 euros mensuales. Su salario base es sencillo –1.140,06 euros–,
pero a cambio se le retribuye un plus por puesto de trabajo de 2.734,25 y,
principalmente, una partida bajo el concepto genérico incentivos que se dispara
hasta los 13.959 euros. Nada menos que 14 veces el salario base y un 76% del
total, lo que es anormal pero, en todo caso, legal.
El PP aplica al total devengado las
correspondientes retenciones por aportaciones a la Seguridad Social –6,35%– y
al IRPF –44,31%–, como a cualquier trabajador.
A la vista de este
documento, ninguno de los expertos consultados por este diario mostró atisbo de
duda de que de ninguna manera podría tratarse de una «indemnización en
diferido», ni siquiera «en forma de simulación», según los conceptos que acuñó
la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en una recordada
comparecencia pública del 25 de febrero de 2013. Es la
nómina ordinaria de un trabajador que presta funciones para el partido.
Bárcenas presentó una demanda contra el PP por
despido improcedente después de que el partido dejase de pagarle el sueldo en
la que reclama la indemnización legal que ahora le correspondería –894.600
euros– más finiquito.
El juicio se ventilará el próximo julio de 2014
ante la jurisdicción social, frente a la que la formación en el poder se
encontrará ante una cruel dicotomía política: si se prueba que su ex tesorero
cobraba y cotizaba sin prestar funciones reales en Génova –algo dificilísimo,
según los expertos, si tenía allí despacho, coche y secretaria–, evitaría la
indemnización, pero significaría asumir una ilegalidad y, sobre todo, daría un tenebroso sentido a los
33 meses y medio durante los que Bárcenas siguió a sueldo y a cobijo del PP.
La otra opción es que la juez considere acreditado que quien «no estaba» en el
partido trabajaba para el partido.
MARÍA DOLORES DE COSPEDAL, 25 DE FEBRERO DE 2013
«Fue una
indemnización en diferido»
«La indemnización que se
pactó fue una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en
diferido, en forma, efectivamente, de simulación de, de simulación o de lo que
hubiera sido en diferido en partes de una… de lo que antes era una retribución,
tenía que tener la retención a la Seguridad Social, es que, si no, hubiera
sido… Ahora se habla mucho de pagos que no tienen
retenciones a la Seguridad Social, ¿verdad? Pues aquí, es que se quiso hacer
como hay que hacerlo, es decir, con la retención a la Seguridad Social. Y mire
usted, yo le voy a decir algo bien claro, si hubiera habido algo que ocultar,
si hubiera habido algo que ocultar… Es más, gobernando en España el Partido
Socialista y, por lo tanto, teniendo acceso absolutamente a toda la
documentación oficial, pues no se habría hecho un pago en diferido de una
indemnización en forma de retribución, o se habría hecho ese pago también
dándole la forma, en su parte, de cotizaciones sociales. No se entendía que
hubiera nada que ocultar y no había nada que ocultar, por eso se hizo con esa
claridad».
Joan
A. Forès
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