Agraeixo a la Carme que m’hagi enviat aquest
enllaç i us el comento tot seguit!
Dóna gust veure que hi ha qui, amb paraules
dures, dissenteix del que el PPoder dogmatitza...
L’ex coronel del Glorioso Ejército Español, Martínez
Inglés, és un iconoclasta. Ja ha sortit algun cop en aquest Bloc. Va ser
expulsat de l’Ejército
el 1990 (ara seria Capità General...), per proposar un exèrcit
professional, com després s’ha fet. El Ejército
Español y yo, señora, somos así! (si voleu saber d’on surt aquesta frase: http://quisparate.blogspot.com.es/2009/10/espana-y-yo-somos-asi-senora.html).
Més endavant va fer algun llibre caricaturitzant la Casa Real Española. Va demanar a la
justícia portuguesa que investigui la mort als 14 anys del germà petit del
Juanca, que en tenia 18. Era l’any 1955. Mort esdevinguda en una cambra del
palauet d’Estoril, on vivia l’exfamília reial espanyola, més o menys exiliada.
En la cambra només hi havia els dos germans. El germà petit va rebre un tret al cap procedent d’una
pistola que el Franco havia regalat al mateix Juanca...
Un altre cas semblant del mateix Ejército
es va produir quan a l’any 1974 es va crear una associació clandestina dins de
l’exèrcit, de nom UMD (Unión Militar Democràtica), segons la Viquipèdia: La Unión Militar Democrática (UMD)
fue una organización militar clandestina española,
fundada al final del franquismo, por tres comandantes y nueve capitanes de
diversas Armas con el objetivo de democratizar
las Fuerzas Armadas y derrocar a la dictadura.
a imatge de l’organització de Portugal Movimento das Forças Armadas: http://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Militar_Democr%C3%A1tica.
La paradoxa és que els components de la UMD foren
condemnats per un tribunal militar i no els varen afusellar però els varen
expulsar de l’Ejercito.
En la transició, 3 o 4 anys més tard foren indultats però no rehabilitats. De
cap manera els varen permetre tornar a las Fuerzas Armadas (quita bisssho!).
Bé, avui el Martínez Inglés, amb la seva
gràcia habitual, es posa a favor de l’exercici del dret d’autodeterminació del
poble de Catalunya. I desafia tota la fauna espanyolista (o més ben dit, castellana),
l’Ejército,
el Gobierno del PP, el PSOE, els Pedrojotas, els Marhuendas, les Camacho, els
Rivera, els Navarros i altres cavernícoles...
Val a dir que fa unes consideracions interessants
sobre la Consti, sobre què és un referèndum, etc. I demostra que els catalans
podem fer un referèndum legal. Llegiu-ho que paga la pena!
24 de diciembre de 2012
Una consulta legítima,
democrática… y legal
CORONEL AMADEO MARTÍNEZ INGLÉS: EL DESAFÍO DEMOCRÁTICO
CATALÁN
http://canarias-semanal.com/not/6444/_coronel_amadeo_martinez_ingles__el_desafio_democratico_catalan/
¿Pero en
qué clase de democracia nos estamos desenvolviendo los españoles desde hace ya
treinta y cinco años?
¿Pero qué clase de país moderno, europeo, desarrollado y de derecho
es éste en el que, porque en una de sus Comunidades Autónomas (Estados
federados, más bien, según los países serios y democráticos de verdad) su
Gobierno legítimo elegido por el pueblo quiere consultar a sus ciudadanos sobre
sus aspiraciones políticas futuras (que pueden ser variadas y nada uniformes),
se monta la marimorena política, mediática, social e institucional, se rasgan
las vestiduras las plañideras de siempre, y hasta algunos tertulianos con
patente de corso para pontificar e, incluso, insultar a quien
les venga en gana, predican ya la guerra santa y hablan ya sin tapujos de
movilizar a la policía y demás gente armada para que carguen de cadenas a los
futuros insurrectos morales y los lleven a galeras?
¿Pero qué Gobierno de la nación tenemos los ciudadanos de este bendito país en el que su vicepresidenta (que cada día que pasa, en sus comparecencias públicas, se parece más a la directora de una guardería de 0-3 años dirigiéndose a sus alumnos después del vaso de leche de las once) dice a los medios que todo el peso de la ley (¿qué ley?) recaerá sobre los malvados y futuros consultores catalanes que quieren destruir la convivencia nacional, cuando todavía nadie sabe como coño (con perdón) van a formular éstos la consulta a sus conciudadanos y si ésta va a ser por “vía de referéndum” (con lo que necesitarían el correspondiente permiso constitucional del Estado, según el artículo 149.1-32ª de la Carta Magna) o no, en cuyo caso no deberían proveerse de permiso alguno, según se desprende del citado artículo de la Constitución?
¿Pero es que aquí, en este arruinado, envilecido y corrupto país, nos hemos vuelto todos locos y en nuestro desvarío congénito como pueblo vemos ya, como nuestro ínclito predecesor don Quijote, que las urnas y los votos catalanes son tanques y cañones de la División Acorazada “Montserrat” y que a bordo de los mismos los soldados de la estelada se dirigen impacientes a sus jefes con aquello tan popular de “Escolti capita, on anem”? Bueno, tratemos de serenarnos todos y de clarificar el fondo de esta muy importante cuestión de la legalidad o ilegalidad del ya famoso y reciente desafío democrático catalán porque en este todavía reino de España (aunque en almoneda acelerada) hay muchos ciudadanos que se hacen los tontos, otros que efectivamente lo son sin necesidad de aparentar nada, otros que no lo son en absoluto pero que les pagan para que se lo hagan, y otros muchos también que no es que sean muy listos pero que el problema principal que arrastran es que no han perdido un solo segundo a lo largo de toda su vida en leerse la “modélica” Constitución del 78 (el CIS ya lo dejó muy claro hace unos días), ni los Estatutos de ninguna de las diecisiete Autonomías (más bien las “Autonosuyas” que ideó el franquismo para que todo siguiera igual después de la muerte ¿o no se ha muerto? del dictador), ni el diccionario de la Lengua Castellana para saber de primera mano qué es eso de la “vía de referéndum” ni, por supuesto, la historia de España y menos aún la de Cataluña, que haberla “hayla” aunque no sea tan imperial y negra como la del cojo Felipe II.
¿Pero qué Gobierno de la nación tenemos los ciudadanos de este bendito país en el que su vicepresidenta (que cada día que pasa, en sus comparecencias públicas, se parece más a la directora de una guardería de 0-3 años dirigiéndose a sus alumnos después del vaso de leche de las once) dice a los medios que todo el peso de la ley (¿qué ley?) recaerá sobre los malvados y futuros consultores catalanes que quieren destruir la convivencia nacional, cuando todavía nadie sabe como coño (con perdón) van a formular éstos la consulta a sus conciudadanos y si ésta va a ser por “vía de referéndum” (con lo que necesitarían el correspondiente permiso constitucional del Estado, según el artículo 149.1-32ª de la Carta Magna) o no, en cuyo caso no deberían proveerse de permiso alguno, según se desprende del citado artículo de la Constitución?
¿Pero es que aquí, en este arruinado, envilecido y corrupto país, nos hemos vuelto todos locos y en nuestro desvarío congénito como pueblo vemos ya, como nuestro ínclito predecesor don Quijote, que las urnas y los votos catalanes son tanques y cañones de la División Acorazada “Montserrat” y que a bordo de los mismos los soldados de la estelada se dirigen impacientes a sus jefes con aquello tan popular de “Escolti capita, on anem”? Bueno, tratemos de serenarnos todos y de clarificar el fondo de esta muy importante cuestión de la legalidad o ilegalidad del ya famoso y reciente desafío democrático catalán porque en este todavía reino de España (aunque en almoneda acelerada) hay muchos ciudadanos que se hacen los tontos, otros que efectivamente lo son sin necesidad de aparentar nada, otros que no lo son en absoluto pero que les pagan para que se lo hagan, y otros muchos también que no es que sean muy listos pero que el problema principal que arrastran es que no han perdido un solo segundo a lo largo de toda su vida en leerse la “modélica” Constitución del 78 (el CIS ya lo dejó muy claro hace unos días), ni los Estatutos de ninguna de las diecisiete Autonomías (más bien las “Autonosuyas” que ideó el franquismo para que todo siguiera igual después de la muerte ¿o no se ha muerto? del dictador), ni el diccionario de la Lengua Castellana para saber de primera mano qué es eso de la “vía de referéndum” ni, por supuesto, la historia de España y menos aún la de Cataluña, que haberla “hayla” aunque no sea tan imperial y negra como la del cojo Felipe II.
Y es que en
una democracia (y no digamos en una ya madura, consolidada,
avanzada, europea, modélica, moderna… como nos gusta a los españolas retratar
la nuestra con más moral que el Alcoyano) no hay, no puede haber, consultas ilegales a la ciudadanía, como no hay
ni puede haber manifestaciones ilegales ya que todas, absolutamente todas,
están amparadas por la Constitución española y que, como mucho,
deberán ser autorizadas por quien corresponda para su perfecto discurrir
urbano. Pero nunca,
nunca, declaradas ilegales. Como, por otra parte, hace frecuente e
indebidamente la incompetente y prepotente delegada del Gobierno en Madrid. Por lo tanto, lo único que puede haber en el
ámbito de las consultas populares auspiciadas por las autoridades autonómicas,
como en el de las manifestaciones de todo orden a cargo de organizaciones de
todo tipo: sociales, sindicales, políticas, familiares, religiosas… etc, etc
(dejando de lado, por supuesto, otras muchas expresiones democráticas del
pueblo soberano), son tanto consultas como manifestaciones
“autorizadas”y “no autorizadas”, pero ambas dentro de la legalidad
constitucional.
A este
respecto recordemos el artículo 149.1 de la Constitución española que citaba
antes. Dice lo siguiente: “El Estado tiene competencia exclusiva sobre las
siguientes materias:
32ª.- “Autorización
para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum”
Es decir,
las consultas populares que puedan convocarse en las Comunidades Autónomas por vía
de referéndum deberán ser autorizadas por Estado español (se entiende
el Gobierno nacional y las Cortes Generales) esto queda bien claro en el
artículo, pero nada dice el mismo (ni ningún otro de la Carta Magna) de las
otras consultas que no tengan como fin último el referéndum, o sea, que para
nada contemplen la finalidad de que “el pueblo ratifique o apruebe lo que
votaron sus representantes con anterioridad”y que, por lo tanto, quedan fuera
de la preceptiva y constitucional autorización estatal.
¿Y qué es
una consulta “vía referéndum”,
se preguntará el lector profano, vaguetón, políticamente incorrecto o
simplemente deprimido por la crisis, que acaba de leer las anteriores líneas?
Pues para ello deberemos encomendarnos cuanto antes al Diccionario de la Lengua
Castellana que, aunque es un tocho impresionante, nos puede sacar de dudas.
Efectivamente. El citado refugio literario del lenguaje español dice lo
siguiente referido a la palabra “referéndum o referendo”:
“Acto de
someter al voto popular directo las leyes o actos administrativos, con la
finalidad de que el pueblo ratifique lo que votaron sus representantes”
O sea, que
para que cualquier consulta popular auspiciada por las autoridades de una
Comunidad Autónoma española deba solicitar previamente la pertinente
autorización del Estado tiene que esconder en su seno el carácter político de
un referéndum en toda regla, esto es que su finalidad sea “ratificar lo que
previamente han votado ya sus representantes”. Nada dice la Carta Magna,
repito, de las consultas que no tengan este fin de “aprobación o ratificación
de decisiones previamente adoptadas por los representantes del pueblo
soberano”sino simplemente que sean eso “consultivas” de cara a que esos
representantes legítimos puedan tener el suficiente conocimiento de lo que
piensan sus administrados antes de tomar trascendentes decisiones que pueden
afectar a su futuro en el campo de la política, la economía, la ecología, la
sociología, la cultura, la lengua, las relaciones exteriores… etc, etc.
Entonces,
apreciables compatriotas que ya os veis al borde de una nueva guerra civil por
culpa de estos demócratas de pacotilla que nos gobiernan y que evidencian un
miedo atroz a las urnas, si la cosa no se ha salido todavía de los cauces
legales nacionales, ni es previsible de momento que vaya a hacerlo en el futuro
¿a qué viene toda esa alharaca de gritos, descalificaciones, amenazas,
insultos, imputación de delitos…etc, etc contra los legítimos representantes
del pueblo catalán elegidos hace escasas semanas en las urnas y que lo único
que quieren, y que acaban de decir, es preguntar a sus conciudadanos (y no parece que por vía de referéndum ya que
ellos no piensan decidir nada sobre el tema hasta que lo haga el pueblo) como
desearían que fuera la nación catalana en un futuro a medio o largo plazo? Nada más. Algo perfectamente legítimo,
democrático y…además, legal. Porque si hacemos caso al artículo de la
Constitución que acabamos de examinar, esa consulta en forma de encuesta
general a la ciudadanía catalana, dados los cambios que se perfilan en el
horizonte político español como consecuencia de la crisis económica e
institucional que arrastra el Estado (hasta el PSOE es abierto partidario a día
de hoy de la reforma de la Constitución y de un nuevo Estado federal), no solo
es perfectamente deseable y conveniente sino casi obligatoria para un nuevo
Govern que aspire a salir cuanto antes de la crisis general que padecemos y a
cimentar unas bases sólidas para el futuro bienestar del pueblo catalán en su
conjunto. Y en el tiempo y forma que elijan los propios ciudadanos.
¡Basta ya, pues, de esparcir delitos, deslealtades, traiciones, ignominias…
y demás sambenitos anticatalanes por los cuatro puntos cardinales de esta piel
de toro, que haría bien en no mirar para otro lado, lamerse sus heridas, sus
corrupciones y ponerse a trabajar de una vez! ¡Y olvídense de seguir amenazando, señores
prepotentes de la mayoría absoluta pepera, que ya no asustan a casi nadie! Porque puede ser, tal como está el patio
español, que sean ustedes y no los dirigentes catalanes recién elegidos los que
no estén ya en sus actuales poltronas, dentro de unos meses, cuando éstos
decidan llevar a cabo su prometida consulta popular. Y para la
realización de la cual, como acabamos de ver, no les hará falta ninguna
autorización previa de su omnímodo poder.
Son
ustedes, y perdonen la claridad manifiesta de mis palabras señores
jerifaltes y jerifaltas del antigobierno popular que padece y sufre este país
en ruinas, unos ineptos vándalos políticos que están jodiendo a España entera
al consabido grito clerical de ¡Santiago y Cierra España! Van a acabar cerrándola de verdad y para
siempre. En estos momentos, es cierto, el sombrajo pétreo de la Transición
(franquista hasta la médula) empieza a deshilacharse por sus costuras
periféricas sin que nadie sepa en estos momentos hasta donde llegará el tsunami
político y social que acaba de penetrar por el NE de la Península Ibérica. Pero los culpables ni han sido, ni son, ni
serán los catalanes, los vascos, los gallegos o cualquier otro pueblo integrado
durante siglos en la España que se muere y que ahora, ante el desastre, inician
su particular transición a una vida mejor. Los grandes culpables han sido ustedes,
el PP y el PSOE, los dos partidos mayoritarios que se han turnado
descaradamente durante decenios en el poder y que, adueñándose y repartiéndose
prebendas y canonjías sin cuento, han propiciado una descomunal corrupción que
ha arruinado y envilecido este desgraciado país. Y sin olvidar, por supuesto, la
obsoleta, extemporánea, ridícula, corrupta, banal… monarquía franquista, que
con su inanidad y frivolidad manifiestas, ha contribuido como nadie a crear el
terrorífico pantano existencial en el que en estos momentos nos ahogamos los ciudadanos españoles.
Hi ha un
col·lecció de Comentaris molt sucosos...
Joan
A. Forès
Reflexions
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