Fa més de dos mesos, abans dels congressos de CDC i d’UDC i abans que en Rajoy instituís tots els divendres com a divendres de passió, en Jordi Barbeta a La Vanguardia va plantejar totes les possibilitats que segons ell se’n podien concloure del plantejament del President Mas sobre el pacte fiscal. I plantejà cinc escenaris:
· Escenario A. Acuerdo Mas-Rajoy: Sembla que la FAES proposa eliminar el café para todos i deixar les 3 autonomies del 1936
· Escenario B. Desacuerdo sin ruptura: Mas podría defender la aceptación provisional de un sistema insatisfactorio y someterlo al veredicto de las urnas.
· Escenario C. Ruptura CiU-PP y pacto CiU-ERC: Ruptura CiU-PP i acord CiU-ERC
· Escenario D. Referéndum e insumisión fiscal. Ruptura. Pagar impostos a l’Agència Tributària Catalana
· Escenario E. Convocatoria para un Estado propio. Ruptura
Los cinco escenarios del desafío catalán
04/03/2012
Mas convocará elecciones anticipadas en el 2013 para que las urnas ratifiquen el pacto fiscal con o sin acuerdo - CiU fija el objetivo irrenunciable en salir de la LOFCA y gestionar los impuestos - Mas aceptaría una reducción progresiva si Catalunya controla la caja y la llave
"El pacto fiscal es la oportunidad de rehacer la relación entre Catalunya y España, que zozobra. Sin pacto fiscal, Catalunya tomará su propio camino". Esta frase la pronunció el presidente de la Generalitat, Artur Mas, hace un mes en la sede del Gobierno español, el palacio de la Moncloa, inmediatamente después de reunirse con el presidente Mariano Rajoy. "Sin pacto fiscal, Catalunya está muerta", declaró hace una semana el ex president Jordi Pujol.
Las circunstancias históricas han hecho coincidir el desafío catalán con la peor crisis que afecta a España y a Europa. Y son precisamente las enormes dificultades del Govern de Catalunya para mantener los servicios públicos esenciales lo que ha puesto al descubierto la precariedad de la autonomía y ha convertido, políticamente hablando, el pacto fiscal en un asunto de vida o muerte para Catalunya, para Convergència i Unió y, sobre todo, para su abanderado, el propio Artur Mas.
En los planteamientos estratégicos documentados del Govern de la Generalitat y de Convergència i Unió para los próximos dos años figuran cinco escenarios posibles, de los que tres son de ruptura. Prácticamente todos abocan a unas elecciones anticipadas en Catalunya que, en cualquier caso, marcarán una inflexión histórica en las relaciones de Catalunya con España de consecuencias todavía imprevisibles.
Es tanto lo que está en juego que la cúpula del Govern de la Generalitat está desarrollando una estrategia pedagógica sin precedentes en busca de complicidades políticas y civiles –especialmente en el mundo financiero y empresarial– no sólo en Catalunya, también en círculos influyentes de España y de Europa. Lo demuestra la reciente ofensiva del president de la Generalitat en la prensa internacional: "Catalunya podría perfectamente ser un Estado dentro de la Unión Europea, la Holanda del Sur", dijo al parisiense Le Monde. En el Frankfurter Allgemeine Zeitung reclamó "la misma soberanía fiscal que tiene el País Vasco"... "Nuestro proyecto a corto plazo es la soberanía fiscal, y a largo plazo ya veremos", declaró al Financial Times. El denominador común de todas las declaraciones del president es que "no hay marcha atrás". Que busca y quiere el acuerdo con España, pero que si se cierra ese camino, no habrá más remedio que abrir otros nuevos. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el presidente catalán?
La oposición ha recriminado a Artur Mas que su propuesta es poco precisa e incluso los socialistas insisten en hablar de cifras. Sin embargo, los técnicos de CiU insisten en que ahora las cifras no son lo fundamental, porque lo que se plantea es una cuestión de poder político. El poder de los catalanes a gestionar sus propios recursos, ese es el gran cambio político, que, por supuesto, tendría efectos financieros por añadidura. La propuesta del Govern implica pues como condición sine qua non salir de la Lofca, o sea del régimen común de las comunidades autónomas, establecer un sistema específico para Catalunya y que el Estado traspase la recaudación y la gestión de todos los impuestos a la Generalitat. En resumen, se trata de controlar la caja y la llave. Como se trata de un cambio trascendental, Mas está dispuesto a realizarlo de manera progresiva para evitar impactos no deseables, pero todo ha de empezar por un añadido en la ley orgánica de Financiación que excluya explícitamente a Catalunya como ya lo hace con el País Vasco, con Navarra y a menudo con Canarias.
Con este planteamiento se prevén cinco escenarios, a cuál más insólito.
Escenario A. Acuerdo Mas-Rajoy. El presidente del Gobierno español ha recibido mensajes de CiU pero también de su propio partido y de empresarios y financieros de que la situación catalana es insostenible. Algunos dirigentes del PP catalán han defendido en privado el concierto económico para Catalunya con los mismos argumentos que su correligionario bilbaíno Antonio Basagoiti. Fuentes del PP aseguran que Rajoy es consciente de la necesidad de un cambio. Desde la FAES se defiende una reforma del Estado de las autonomías y han surgido voces favorables a recentralizar el Estado autonómico, pero respetando las tres excepciones de las nacionalidades históricas. No es la posición mayoritaria en el PP ni en el Gobierno, pero un acuerdo Mas-Rajoy sobre el pacto fiscal cambiaría radicalmente la política catalana y probablemente también la española. Incluso abriría la puerta a que los nacionalistas catalanes se implicaran en el gobierno del Estado si fuera necesario. Si eso llegara a producirse –los escépticos son mayoría en ambos bandos–, Mas sometería el acuerdo al veredicto de las urnas en unas elecciones anticipadas a finales del año próximo.
Escenario B. Desacuerdo sin ruptura. Es bastante probable que el Gobierno español se decante por una reforma del sistema de financiación que podría mejorar el actual modelo, pero sin ofrecer un tratamiento específico a Catalunya. Si el cambio fuera sustancial y la persistencia de la crisis desaconsejara por inoportunas las iniciativas de ruptura, Artur Mas podría defender la aceptación provisional de un sistema insatisfactorio y someterlo al veredicto de las urnas. Aquí el problema sería interno en Convergència Democràtica. El partido celebra congreso este mismo mes y la ponencia política proclama el fracaso del reformismo español y plantea avanzar hacia la "plena soberanía" en el marco de la "transición nacional" preconizada por el propio Artur Mas.
Escenario C. Ruptura CiU-PP y pacto CiU-ERC. Si no hay acuerdo con el Gobierno español, CiU romperá con el PP y buscará el apoyo de ERC para la segunda mitad de la legislatura o, al menos, para aprobar los presupuestos del año 2013, inevitablemente año de elecciones anticipadas. Artur Mas y Oriol Junqueras mantienen una relación tan fluida como discreta pensando en el futuro a medio plazo. Han consolidado una relación cordial y hasta cómplice, pero la desconfianza y las relaciones cainitas entre los mandos intermedios de ambos partidos alimentada durante la etapa del tripartito todavía no ha desaparecido, máxime teniendo en cuenta que si fracasara el pacto fiscal, CiU y ERC se disputarían la bandera del soberanismo.
Escenario D. Referéndum e insumisión fiscal. Si el rechazo del pacto fiscal por parte del Gobierno español es rotundo, Mas ha anunciado la posibilidad de convocar un referéndum para que se pronuncie la ciudadanía catalana. Es una iniciativa que provoca en el ámbito nacionalista dudas y conjeturas diversas, porque probablemente la consulta sería desautorizada por el Gobierno español y socialistas y populares seguramente la boicotearían. Aun así, en relación con el referéndum Mas se pronunció públicamente favorable a ejercer "actos de afirmación" que sirvan para "reforzar legitimidades democráticas" aunque "rompan las costuras de la Constitución". La cuestión es ¿y después qué? Si de poco sirvió el referéndum del Estatut, ¿por qué iba a darse por aludido el Gobierno español por la consulta del pacto fiscal? La posición de los estrategas de CiU es que el aval democrático al pacto fiscal legitimaría la insumisión fiscal. Es decir, la Generalitat convocaría a los catalanes a pagar sus impuestos directamente a la Agència Tributària Catalana.
Escenario E. Convocatoria para un Estado propio. Otra respuesta al rechazo del pacto fiscal sería la inmediata convocatoria de elecciones, pero con un mensaje por parte del presidente de la Generalitat totalmente distinto. Comparecería ante la opinión pública catalana, recordaría todos los esfuerzos para encontrar un encaje con España –Estatut, pacto fiscal...– que habrían sido rechazados para argumentar que a Catalunya no lo queda otra opción que constituirse en Estado propio. Artur Mas convocaría en tal caso elecciones comprometiéndose a iniciar el proceso. Si con ese discurso obtuviera una victoria contundente, tendría también efectos autodeterminativos y legitimaría democráticamente la apertura del proceso. Artur Mas suele evitar el concepto de independencia porque, como dijo a los corresponsales extranjeros, en Europa ya nadie es independiente. Se trata de poder decidir desde la propia soberanía el vínculo con España y con Europa.
Joan A. Forès
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