Benvolguts,
El
nostre enemic i amic del Godó, José Antonio Zarzalejos, i germà del
Director General de la FAES, des del seu punt de vista Unionista i de la FAES (expressió que recorda el
trist espectacle de poti-poti de la Falange Española
Tradicionalista y de las JONS), analitza el desenvolupament del procés català. Com que l’anàlisi parteix de la
base falsa de que el procés és producte de CiU, després no té més remei
que canviar el criteri i avisar de la maldat de la totpoderosa Assemblea,
entitat que fins ara tots els unionistes havien menyspreat. I de doldre’s de veure el trist espectacle que mostra Espanya
comparat amb l’empenta i l’alegria del poble de Catalunya.
José Antonio Zarzalejos
es fa ajudar
de les reflexions del socialista-unionista
Joaquim Coll, historiador aixoplugat a El Periódico i es recolza en un altre pensador
Andrés Ortega.
Tot
l’article és pesimista (per als
espanyols) i alarmista i tal com el Rouco Varela no s’està de parlar de la guerra de la dictadura
o dels naixements dels feixismes a Europa
(I mireu qui parla!). Però mirat amb
ulls d’independentista català és entusiàsticament optimista:
·
En Cataluña se va a pasar de un
período institucional en el impulso del órdago secesionista, a otro claramente populista –y no de mejor
condición político-social que otros populismos anti-políticos en Europa– bajo la comandancia de la poderosa Asamblea Nacional Catalana. Aquest
fa tuf de feixisme i nazisme…
·
Hay un sector radical que sí
imagina, desea incluso, ver los tanques entrando por la Diagonal”,
reflexión quizás hiperbólica pero creíble dada la radicalización de los
dirigentes de ese conglomerado popular. Coll apunta certeramente: “Si se creara un
escenario insurreccional, la entidad
(ANC) pasaría a encarnar la voluntad del pueblo”.
·
Este planteamiento es el que se
conoce ya como insurreccional
analizado desde Cataluña por observadores tan solventes como Joaquim
Coll (El País de 24 de marzo) para el que, los acontecimientos allí, responden
a una “estrategia
de desbordamiento”.
· El peligro no reside en caer en una dictadura –aunque nada está excluido–, sino en
avanzar hacia una no-democracia, o en el mejor de los casos, hacia
una democracia
de baja calidad institucional en medio de la indiferencia ciudadana”
· En este contexto, recordar la transición, a Adolfo Suárez y apelar a la audacia
que requiere solventar situaciones como la actual, parece, además de oportuno,
imprescindible.
Però
algunes de les seves pors i de la seva enveja cap a nosaltres ens són
aprofitables!
Situació
actual
·
En Cataluña se va a pasar de un
período institucional en el impulso del órdago secesionista, a otro claramente populista –y no de mejor
condición político-social que otros populismos anti-políticos en Europa– bajo la comandancia de la poderosa Asamblea Nacional Catalana. Déu n’hi do la bola de vidre que usa!
·
En otras palabras, podría darse
la circunstancia de que un ya gastado Artur
Mas, y una fatigada clase dirigente nacionalista, ceda los trastos a Carme Forcadell (aunque lo nieguen) ex militante de ERC y presidenta de una organización
asamblearia que dispone de 50.000 militantes muy activos, presencia en 500
municipios de Cataluña y capacidad de movilización importante como se demostró
en las Diadas de 2012 y 2013 que propulsaron el secesionismo catalán.
·
El PNV
ya sufrió un revés histórico en 2005 con el plan Ibarretxe que planteaba una Euskadi como comunidad libre asociada al Estado español.
Quedó en nada y los nacionalistas fueron desalojados del poder por un pacto entre
el PSE y el PP. No explica que el vergonyant
pacte entre PSE i PP fou fet un cop el Gobierno, el TS i el TC varen
il·legalitzar el moviment abertzale, no permetent que Sortu o Bildu, o d’altres
es presentessin a les eleccions i recollíssin el 15%-20% dels vots abertzale
que tradicionalment recollien. D’aquesta manera el PNB no va poder contrarestar
els vots de PSE+PPE!
· Coll, un federalista de izquierdas, sostiene que en Cataluña “hay un sector
radical que sí imagina, desea incluso, ver los tanques entrando por la
Diagonal”, reflexión quizás hiperbólica pero creíble dada la radicalización
de los dirigentes de ese conglomerado popular. Coll apunta certeramente: “Si se creara un
escenario insurreccional, la entidad
(ANC) pasaría a encarnar la voluntad del pueblo”. Aquest Coll és un unionista irredempt que destil·la el
seu verí a El Periódico. Qui desitja tornar a veure entrar tanques per la Diagonal?
· Aunque podrían precipitar otro conflicto paralelo al catalán si la Comunidad Foral de Navarra cae en las próximas
elecciones bajo el gobierno de una conjunción de fuerzas abertzales. Com a bon nacionalista espanyol tem que a Euskadi es pugui desenvolupar un procés
semblant al català!
España
sin “proyecto histórico”
·
¿Cuáles son las razones de la situación española? España
carece de un “proyecto histórico” y presenta un “fallo multiorgánico”,
expresiones ambas de Andrés Ortega
en su reciente ensayo Recomponer la democracia. “La democracia en
España no sólo ha dejado de avanzar, sino que ha iniciado un deterioro que es preciso
detener y rectificar. El
peligro no reside en caer en una dictadura –aunque nada está excluido–, sino en avanzar
hacia una no-democracia,
o en el mejor de los casos, hacia una democracia de baja calidad institucional en medio de la
indiferencia ciudadana”. A esa situación se denomina (Colin Crouch
en 2005) “posdemocracia”. Com aquell que no fa la cosa, com el Rouco Varela, vaja, va
sembrant guerracivilisme. Con clases medias desvencijadas
y las obreras depauperadas, nuestro país necesita una ilusión (un proyecto) y una regeneración.
Afirmar nuestras
carencias, sin embargo, no vale de nada. Pero explica que la fuerza
segregacionista de Cataluña se entienda en
clave de debilidad española y
que debido a ella –y a la impasibilidad en el ejercicio de la política de las clases
dirigentes que, como escribe Andrés
Ortega en su ensayo, son sólo “clases
dominantes”– ser español y participar de esa identidad haya dejado de ser atractivo.
L’articulista mostra dolgut el que explica la Pilar Rahola i altres analistes com Teresa Casals o Xavier Borràs Pla referint-se
als conceptes de manca d’il·lusió, de
manca d’orgull de pertinença, de manca de seducció, de manca de projecte, que pateix Espanya…
I
finalment una reflexió, que crec molt adequada a la situación actual:
· El mestre d’escacs Ricardo
Aguilera en el seu llibre Ajedrez hipermoderno, i referintse al mètode d’escacs
del jugador Lasker, jueu alemany amic d’Einstein, i campió del mon des del 1894
fins el 1920, incideix contínuament en la vessant psicológica de la contesa. A la
manera de jugar de Lasker en moments
decisius de la partida l’anomena Moment psicològic…
Crec que la partida d’escacs Catalunya-Espanya
està arribant al seu clímax, al seu Moment psicològic! Per què?
Segons Zarzalejos (Don
José Antonio),
· España carece de un “proyecto
histórico” y presenta un “fallo multiorgánico…
· La democracia en España no sólo
ha dejado de avanzar, sino que ha iniciado un deterioro que es preciso detener y rectificar...
· España se
encamina hacia una
democracia de baja calidad institucional en medio de la indiferencia ciudadana”
(posdemocracia)…
· Con
clases medias desvencijadas y las obreras depauperadas, nuestro país necesita
una ilusión (un
proyecto) y una regeneración...
· Afirmar nuestras carencias,
sin embargo, no vale de nada. Pero explica que la fuerza
segregacionista de Cataluña se entienda en
clave de debilidad española y
que debido a ella –y a la impasibilidad en el ejercicio de la política de las clases
dirigentes– ser
español y participar de esa identidad haya dejado de ser atractivo
· Ja podeu observar que tot el que el Zarzalejos veu
com a negatiu per a Espanya, els indepes ho veiem com a positiu per Catalunya!
Finalment diu: “Si se
creara un escenario insurreccional, la entidad (ANC) pasaría a encarnar la voluntad del pueblo”. Aquí també s’equivoca,
ja que:
L’ANC ja fa dos
anys que està encarnant la voluntat del poble!
Vegem l’article sencer:
Posdemocracia
en España, populismo en Cataluña
José Antonio
Zarzalejos en El Confidencial
el 29 marzo, 2014 en Derechos, Justicia, Libertades, Nacionalismo, Política, Sociedad
OPINIÓN
El desacato, por el
momento verbal, del independentismo catalán a la sentencia del Constitucional
que desmonta el proceso soberanista, podría estar preanunciando que en Cataluña
se va a pasar de un período institucional en el impulso del órdago secesionista,
a otro claramente populista –y no de mejor condición político-social que otros
populismos anti-políticos en Europa– bajo la comandancia de la poderosa
Asamblea Nacional Catalana. En otras palabras, podría darse la circunstancia de
que un ya gastado Artur Mas, y una fatigada clase dirigente nacionalista, ceda
los trastos a Carme Forcadell (aunque lo nieguen) ex militante de ERC y
presidenta de una organización asamblearia que dispone de 50.000 militantes muy
activos, presencia en 500 municipios de Cataluña y capacidad de movilización
importante como se demostró en las Diadas de 2012 y 2013 que propulsaron el
secesionismo catalán.
El próximo día 5 de
abril, la ANC va a aprobar su denominada “hoja de ruta” que, en lo sustancial, endurece
la exigencia del referéndum independentista y baraja escenarios alternativos al
legal e institucional sin descartar la declaración unilateral de independencia
–al contrario, instándola– y ofreciendo soluciones subsidiarias (una asamblea
de electos) para el caso de que el Gobierno, en una situación extrema, tuviera
que adoptar medidas constitucionalmente terminantes respecto del sistema
autonómico catalán. Este planteamiento es el que se conoce ya como insurreccional
analizado desde Cataluña por observadores tan solventes como Joaquim Coll (El
País de 24 de marzo) para el que, los acontecimientos allí, responden a una “estrategia
de desbordamiento”. Coll, un federalista de izquierdas, sostiene que en
Cataluña “hay un sector radical que sí imagina, desea incluso, ver los tanques
entrando por la Diagonal”, reflexión quizás hiperbólica pero creíble dada
la radicalización de los dirigentes de ese conglomerado popular. Coll apunta
certeramente: “Si se creara un escenario insurreccional, la entidad (ANC)
pasaría a encarnar la voluntad del pueblo”.
La Asamblea Nacional Catalana, además de la labor de agitación y de presión que
está llevando a efecto en Cataluña, ha comenzado a expandirse. Ayer estaba
prevista en Bilbao la celebración de un debate en el Colegio de Abogados de
Vizcaya sobre “el encaje constitucional del derecho a decidir”. No extraña en
absoluto que el participante principal fuera Juan José Ibarretxe, que
ahora se intitula, con cierta extravagancia impropia de las gentes de la
tierra, como director del Agirre Lehendakaria Center for Social and
Political Studies. Lo llamativo es que una de las participantes en el
debate haya sido Elisenda Casanas Adam, profesora de Derecho Público y
Derechos Humanos y miembro del Centro Constitucional de la Universidad de
Edimburgo (Escocia). Y mucho más lo es que apareciese en el acto Irene
Martín Abellán, abogada, miembro de la dirección de la Asamblea Nacional
Catalana.
Pese a que los
nacionalismos vasco y catalán no han tenido tradicionalmente buenas relaciones,
la ANC está tejiendo complicidades –Escocia de por medio– con reductos
independentistas en el País Vasco que observan con atención los acontecimientos
en Cataluña, si bien con un discreto silencio y a la expectativa de los
resultados que se obtienen.
El PNV ya sufrió un
revés histórico en 2005 con el plan Ibarretxe que planteaba una Euskadi como comunidad libre asociada al Estado español.
Quedó en nada y los nacionalistas fueron desalojados del poder por un pacto
entre el PSE y el PP. Urkullu no parece estar por urgencias
independentistas ni por rupturas, pero sí Bildu, y la estrategia del
lehendakari y su partido y de la izquierda radical abertzale es estar alerta
tratando de no superponer su reclamación secesionista –todavía más inviable que
la catalana en todos los sentidos– a la de CiU, ERC y CUP. Aunque podrían
precipitar otro conflicto paralelo al catalán si la Comunidad Foral de
Navarra cae en las próximas elecciones bajo el gobierno de una conjunción de
fuerzas abertzales.
España
sin “proyecto histórico”
¿Cuáles son las razones
de la situación española? España carece –a diferencia de cuando en la
transición Suárez condujo al
país a un sistema democrático– de un “proyecto
histórico” y presenta un “fallo multiorgánico”, expresiones ambas de Andrés Ortega en su reciente ensayo Recomponer
la democracia y sobre cuyo texto estaba previsto debatir ayer en el Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales que dirige Benigno Pendás. Es verdad, como sostiene Ortega, que hemos entrado
en una peligrosa fase que él dibuja así: “La democracia en España no sólo ha
dejado de avanzar, sino que ha iniciado un deterioro que es preciso detener y
rectificar. El peligro no reside en caer en una dictadura –aunque nada está
excluido–, sino en avanzar hacia una no-democracia, o en el mejor de los
casos, hacia una democracia de baja
calidad institucional en medio de la indiferencia ciudadana”. A esa
situación se denomina (Colin Crouch en 2005) “posdemocracia”. Con clases medias desvencijadas y las
obreras depauperadas, nuestro país necesita una ilusión (un proyecto) y una
regeneración.
Afirmar nuestras
carencias, sin embargo, no vale de nada. Pero explica que la fuerza
segregacionista de Cataluña se entienda en
clave de debilidad española y que debido a ella –y a la impasibilidad en
el ejercicio de la política de las clases dirigentes que, como escribe Andrés
Ortega en su ensayo, son sólo “clases
dominantes”– ser español y participar de esa identidad haya dejado de
ser atractivo. El enrolamiento de gentes con emotividades independentistas
sobrevenidas al proceso secesionista en Cataluña, y no a partidos, sino a
artefactos populistas y excluyentes como la ANC, tiene que ver también con la incapacidad de contrarrestar el discurso de la ilusión
–aunque sea con contenidos ilusorios– con otro sólido y convincente de carácter
español, común, plural y unitario.
La
renuncia al discurso político –en lo
que este Gobierno insiste con una persistencia arriesgadísima– sustituyéndolo
por otro economicista y tecnocrático
está creando las condiciones idóneas para que en Cataluña –y no de la mano de
Mas y los partidos– la Asamblea Nacional
Catalana se convierta en el
mascarón de proa de un populismo segregacionista, mientras España se
debilita en la posdemocracia. En
este contexto, recordar la transición, a Adolfo Suárez y apelar a la audacia
que requiere solventar situaciones como la actual, parece, además de oportuno,
imprescindible.
Joan
A. Forès
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