Benvolguts,
Un altre savi
argument per protegir-nos! Per les Espanyes i ha qui proposa, per aigualir
el procés, que es podría permetre la independència de Catalunya sempre que
fos per formar una confederació Catalunya-Espanya. De fet l’Espanya que queda
que ja no és Espanya jo l’anomenaria ROS (rest of Spain). Si Catalunya és independent i sobretot si és
una República la jugada no s’aguanta!
Vegem l’article del Cotarelo.
Sobre la
República catalana
Hoy, a las 09:00 estaré en El matí de Catalunya Ràdio, con Mònica Terribas para, supongo,
entre otras cosas, hablar de mi último libro sobre La República catalana que llegará mañana a librerías.
Y eso dos días después de la séptima Diada camino de la independencia. No se me
afeará que aproveche la ocasión para hacerme algo de publicidad, que no
propaganda.
¿Por qué La República catalana? Muy sencillo: porque, después del
objetivo independentista de esta gran movilización nacional, lo más decisivo es
su carácter republicano. Algo que Palinuro ve con especial agrado. Pero hay
más: imaginemos
que alguien quiere encontrar una solución de compromiso en el contencios
Cataluña-España, una de esas alambicadas fórmulas que tanto placen a quienes se
las dan de grandes muñidores de soluciones felices. Por ejemplo, algo que suele
oírse: una confederación peninsular. Dada la peculiar naturaleza de la
institución monárquica, eso sería posible. Dos
territorios autónomos, incluso mutuamente independientes, iguales, bajo un
único monarca. Una situación que se
ha dado algunas veces en la historia. Así estaba concebido el Imperio
austro-húngaro.
Pero, si uno de los territorios es una república, esa forma de Estado será
imposible.
La
República es una garantía de independencia.
El libro trata de muchos otros asuntos. De la problemática
nación española y la emergente nación catalana, del sentimiento de frustración
que se detecta en España y el de plenitud en Cataluña. Eso es
palpable para quien observe los acontecimientos sin prejuicios. En ambos
territorios la ciudadanía lo percibe con toda claridad. Por eso hay una
continua, permanente, movilización voluntaria de la población en Cataluña y
nada parecido en España sino todo lo contrario:
desapego, indiferencia, hastío. Traten de
organizar una manifestación voluntaria y sin trampas en pro de la unidad de
España; a ver qué asistencia tiene. La
culpa, como es obvio, no la tiene la propia gente que, a este respecto,
funciona como público o audiencia de un discurso que ha de hacerse en otra
parte. En concreto, que deben hacer los políticos, los ideólogos, los
intelectuales. Y
aquí está el drama: ¿qué discurso hacen estos estamentos?
El
horizonte de los políticos españoles es el de las próximas elecciones. El
de los ideólogos, la vuelta al pasado o el
mantenimiento del statu quo. El de los
intelectuales, el silencio. Si quienes han de
proyectar, propagar y realizar la comunidad
imaginada que es la nación son incapaces de hacerlo, ¿qué futuro
tiene esa nación?
Ramón
Cotarelo
Joan A.
Forès
Reflexions
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