Benvolguts,
Us presento aquest conte que suposo que coneixeu, però que m’ha
servit per explicar l’article de l’ARA de Roger Tugas sobre el programa informàtic
de la Hisenda Catalana encarregat a IBM.
Don Quijote. Part 2. Ínsula Barataria.
Judici Caputxes
SANCHO: ¡Ni manos
ni pies ni besos ni nada. ¿Qué demonios queréis?
SASTRE: ¡Justicia
contra ese mentiroso!
LABRADOR:
¡Justicia contra ese ladrón!
SASTRE: ¿Ladrón
yo?
LABRADOR:
¿Embustero yo? (Se dan golpes)
SANCHO: (Separándolos) Quietos ya. Pasa a
este lado tú; y tú a ese otro. Y háblame por este oído que el otro lo necesito
para el que hable después. (Se inclina
a un lado con la mano en la oreja.)
SASTRE: Yo, señor,
soy sastre, que es oficio tan honrado como otro cualquiera, aunque tengamos
fama de robar la tela que sobra de los encargos. Estando ayer en mi tienda
llegó este labrador, me entregó dos piezas de paño y me preguntó: «¿Habrá bastante
paño para hacer una caperuza?» Yo, tanteando el paño, dije: “sí”. Pero el hombre volvió a preguntar: «¿y habría
bastante para hacer dos en vez de una?». Le vi mala intención, pero como no
había hablado del tamaño, respondí: “también”. El muy zorro se queda pensando y
volvió a preguntar: «¿Y no podrían salir tres?» «Sí, por poder, también pueden
salir tres.» En
fin, que él siguió añadiendo caperuzas y yo añadiendo que sí, hasta llegar a
cinco. Con esto ya le pareció
bastante y quedamos en que yo le haría cinco caperuzas. Ahora, al
entregárselas, pone el grito en el cielo, y no sólo no me quiere pagar el
trabajo, sino que pretende que yo le devuelva su paño. Eso es todo.
SANCHO: (Cambiando ostensiblemente de mano y de oreja.)
¿Es así, hermano?
LABRADOR: Así es.
SANCHO: ¿Y es
verdad que él hizo cinco capuchas con el paño que le diste?
LABRADOR: Verdad
también. Pero él nada me advirtió del tamaño. ¿Y sabe su señoría lo que ha
hecho? ¡Muestra, muéstralas a la Justicia!
SASTRE: (Sacando la mano de debajo del ferreruelo con
una caperucita roja en cada dedo.) Aquí están las cinco, una por una, y
juro que están cortadas y cosidas con todas las de la ley.
LABRADOR: ¿No es
un escarnio, señor gobernador?
SASTRE: Considere
que él nada me dijo del tamaño. Pues ¿qué creía este sinvergüenza que puede
hacerse con un cacho de paño así?
SANCHO: ¡Basta ya! El
pleito está bien claro y aquí no hace falta más ley que el buen juicio. Ninguno
de los dos tiene razón porque los dos habéis obrado de mala fe. Por lo tanto,
que pierda el labrador el paño, y el sastre que pierda su trabajo. Y que se
queden aquí las caperuzas para muestra. Y
lárguense los dos con viento fresco, que no están los gobiernos para perder el
tiempo. ¡Largo ahora mismo! (Los dos
litigantes corren atropellándose.) ¡A comer!
Joan A. Forès
Reflexions
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