Benvolguts,
Un molt bon informe de Público sobre els inicis de la
immersió lingüística a Catalunya a començaments dels anys 80!
S’ha de llegir tot l’article, que fa posar la carn de
gallina (la gallina de piel, que deia el Cruiff)!
Apunto un parell de frases:
"Fue muy
importante que la demanda de la inmersión lingüística en catalán fuera una
demanda que saliera desde abajo, desde los mismos padres y madres, Y no que se
impusiera. Todo el mundo tenía claro que era básico conocer las dos lenguas y
con los años se ha visto que es un modelo de éxito, que funciona"...
Y subraya que fue
capital la implicación de las madres y padres, que "se pusieron totalmente
de cara con el proyecto" y tenían un "papel activo", hasta el
punto que cada semana alguno de ellos se encargaba de impartir una especie de
taller en el aula y se obligaban a hablar en catalán...
Afegeixo un enllaç a un apunt del Bloc Reflexions amb les consideracions
d’en Gabriel Rufian sobre aquest tema:
Finalment l’opinió d’una mestra d’aquella escola:
Para Giral, lo que se busca con los actuales ataques al
sistema "es intentar crear un conflicto que no existe".
És el mateix conflicte que no existeix i que els espanyols
cabuts aconsellats per catalans hipòcrites i botiflers estan usant actualment, encara
que el seu ADN el portin els espanyols des de fa moltes generacions...
Vegem l’article:
INMERSIÓN LINGÜÍSTICA
La movilización de familias
castellohablantes que llevó la inmersión lingüística en la escuela pública
La escuela
Rosselló-Pòrcel, de Santa Coloma de Gramenet, fue el primer centro público en
aplicar el modelo educativo que tiene el catalán como lengua vehicular.
Hablamos con una de las primeras maestras de la escuela, para quien el actual
sistema ha "cohesionado la sociedad".
Fachada de la escuela de
Infantil y Primaria Roselló Porcel, de Santa Coloma de Gramenet. Generalitat de
Catalunya
Marco Fuente
Orillas
En 1982 en Santa Coloma de Gramenet se vivía una ofensiva
para cambiar el modelo lingüístico en la escuela. Al contrario de lo que sucede ahora , la movilización no la
impulsaban partidos políticos y determinados medios, sino la ciudadanía. Y
reclamaba que el catalán se
convirtiera en la lengua vehicular de la enseñanza, un hecho que ya se
daba a numerosos centros concertados y privados, pero no en las escuelas
públicas.
Madres y padres
de la ciudad del Barcelonès norte recogieron firmas, se manifestaron y contaron
con el apoyo del entonces alcalde del municipio, Luis Hernández (PSUC),
conocido como el cura rojo .
En un entorno de abrumadora mayoría castellanohablante, querían que sus
hijos estudiaran en catalán. Llegaron a reunirse con Jordi Pujol , que
vivía sus primeros años como presidente de la Generalitat. Y lo consiguieron.
Las clases comenzaron
el mismo 1982 en un emplazamiento
provisional, y después de pasar por la torre modernista de Can Roig i Torres,
que actualmente acoge una escuela de música, la escuela se estableció en
una antigua fábrica de piel situada entre los barrios de Fondo y Centro. Nacía la escuela Rosselló-Pòrcel, el primer centro
público que implantaba el modelo de inmersión lingüística. La Ley de
normalización lingüística, aprobada en abril de 1983 en el Parlamento con
un enorme consenso político -hacia voto en contra y una abstención-,
pondría las bases del actual modelo educativo catalán y en los años posteriores la inmersión se
extendería a todos los centros de enseñanza del Principado.
Montse Giral fue una de las maestras que vivió desde el
inicio aquella experiencia pionera. Venía de dar clases en la escuela Pegaso, en Barcelona, en un centro donde la enseñanza era bilingüe. Giral
comparte con Público algunos recuerdos de
aquella etapa:
"La escuela tuvo una aceptación impresionante. Había tanta gente que quería hacer clases en
catalán que no teníamos lugar para todos. Pero más allá de la lengua
también queríamos que fuera una escuela activa, cualitativamente muy competente
y avanzada pedagógicamente. Logramos que tuviera muy buena prensa ".
No esconde que
inicialmente hubo" alguna
resistencia "por parte de un profesorado que en muchos casos tampoco
estaba formado para hacer las clases en catalán -la Generalitat ofrecería una formación específica para que los
docentes adquirieran el nivel para hacerlo-. "Vivimos un período de transición y
esto no es fácil. En cierto modo
éramos como un laboratorio para ver cómo funcionaba el modelo de inmersión,
pero hicimos muchos esfuerzos para que funcionara y fue muy bien", recuerda.
Para Giral, todo fue una "gran experiencia" y subraya que fue capital la implicación de
las madres y padres, que "se pusieron totalmente de cara con el
proyecto" y tenían un "papel activo", hasta el punto que cada
semana alguno de ellos se encargaba de impartir una especie de taller en el
aula y se obligaban a hablar en
catalán. "Fue muy
importante que la demanda de la inmersión lingüística en catalán fuera una
demanda que saliera desde abajo, desde los mismos padres y madres,
Y no que se impusiera. Todo el mundo tenía claro que era básico conocer las dos
lenguas y con los años se ha visto que es un modelo de éxito, que
funciona", reivindica Giral, que se jubiló en 2009, después de 27 años trabajando en la escuela Rosselló-Pòrcel.
La docente reconoce que vive
"mal" el actual cuestionamiento de ciertos sectores políticos de la
inmersión, al considerar que son un "ataque
a la posibilidad de crecer como persona" y responden a una "voluntad
de destruir algo que hemos construido entre muchos y no podemos romper".
"Es una barbaridad porque el actual modelo es un tesoro que
tenemos y es evidente que ha cohesionado la sociedad. Todo el mundo que
pasa por la escuela catalana acaba conociendo, como mínimo, el catalán y el
castellano, venga de donde venga", destaca. Para Giral, lo que se busca con los
actuales ataques al sistema "es intentar crear un conflicto que no
existe". De hecho, recuerda
que mientras las clases en la escuela fueron siempre en catalán, en el
patio del idioma dominante era el castellano. Y, obviamente, la situación
nunca generó ningún conflicto.
Los movimientos del
gobierno español contra el modelo
Hace unos días el ministro de Enseñanza, Íñigo Méndez de Vigo, anunció que el
Gobierno pretendía aprovechar la aplicación del artículo 155 para torpedear uno
de los rasgos distintivos del actual modelo de escuela catalana.
El ministro afirmó que
en sus funciones como consejero de Enseñanza, cargo que ostenta a raíz de la
intervención de la Generalitat, haría los cambios necesarios en las
preinscripciones escolares para que padres y madres puedan elegir centros que
tengan el castellano como lengua vehicular. Posteriormente, en una sesión de
control en el Congreso admitió que el Gobierno "no tiene
potestad" para modificar el modelo educativo en ninguna
"comunidad autónoma". Ahora bien, el ministro no esconde la
pretensión de ampliar a un 25% las clases que se hacen en castellano, una
posibilidad que ya se da actualmente en aquellos casos en que las familias lo han exigido a los
tribunales. En total, son una
docena de escuelas las que se han visto forzadas a aplicarlo.
Paralelamente, el Tribunal Constitucional dio la razón
hace unos días en el recurso de la Generalitat
y declaró "inconstitucionales
y nulos" tres párrafos de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMQE), justamente
los que obligaban a la Generalitat a
proporcionar enseñanza en castellano en proporción "razonable" a las familias que lo exigieran. La también
conocida como Ley Wert-en referencia al
ministro que la impulsó también estipulaba que si la Generalitat no proporcionaba esta oferta educativa, el Estado
estaba autorizado a descontar al gobierno catalán el importe de la
escolarización en castellano en centros privados de los hijos de las
familias que lo hubieran exigido.
Ahora bien, más de
cuatro años después de la aprobación de la LOMQE,
a la Generalitat no se le ha
supuesto ni un solo euro por esta razón, según informó eldiario.es. En este periodo, sólo se
han registrado 154 solicitudes de
familias que pedían que se les abonara la matrícula en un centro privado al no
poder escolarizar a sus hijos en castellano, de las que se estimaron 50. Pero, finalmente , la Generalitat, que recorrió la normativa
desde el inicio, no ha asumido ningún coste.
El entorno de
Ciudadanos contra la inmersión
Los intentos para liquidar
el modelo de inmersión lingüística se han intensificado en los últimos años,
sobre todo por la creciente competición
entre PP y Ciudadanos para implantar una España uniforme.
Ahora bien, desde que
la Generalitat recuperó la autonomía ha habido movimientos contrarios a que el
catalán se convirtiera en la única lengua vehicular en la escuela. El primero
traducirse en 1981 en el
llamado Manifiesto por la igualdad de los Derechos lingüísticos,
también conocido como Manifiesto de los
2.300, por su número de firmantes. Entre sus impulsores estaba Federico
Jiménez Losantos, entonces profesor de secundaria y que posteriormente se
convirtió en predicador matinal de la cadena Cope y, actualmente,
de esRadio. Quince años más tarde se presentó en Barcelona el Foro Babel, que defendía un modelo de enseñanza en el que tanto el
castellano como el catalán fueran lenguas vehiculares. En Babel había
algunos de los futuros impulsores de Ciudadanos, como Francesc de
Carreras, Albert Boadella, Félix de Azúa, Teresa Giménez Barbat o Ivan
Tubau, además de Antonio Robles, diputado en el Parlamento de la formación entre 2006 y 2010, y Javier Nart,
actualmente eurodiputado del partido naranja.
Durante años, y con un
discurso mucho más agresivo, el activismo contra la inmersión en catalán lo
encabezó Convivencia Cívica Catalana
(CCC), una entidad liderada primero por lo que fue presidente del PP de Catalunya Alejo
Vidal-Quadras y, posteriormente, por Francisco Caja. En la
etapa inicial de CCC, creada en 1998, también había José
Domingo, otro futuro diputado de Ciudadanos
durante la primera legislatura que el partido tuvo presencia en el Parlamento. De hecho, el embrión del partido, nacido en
2005, es un manifiesto firmado por muchas de las personas que en los años
previos se habían movido en las esferas de este nacionalismo español contrario
al predominio del catalán en la escuela.
Y
desde el primer momento, Albert
Rivera.
Más allá del papel
activo de PP y Ciudadanos, los
últimos años también han tenido un papel activo contra la inmersión entidades
como Sociedad Civil Catalana (SCC),
la plataforma que ha convocado las movilizaciones más masivas del españolismo
contra la independencia de Catalunya. A SCC
vuelve a aparecer el nombre de José Domingo, que actualmente es vocal y
previamente había sido vicepresidente. También es miembro de SCC Ana
Losada, que a la vez preside la Asamblea
por una Escuela Bilingüe (AEB),
que obviamente también rechaza el actual modelo de escuela catalana. Entre el
núcleo fundador de la AEB,
constituida en 2013, también estaba
José Domingo. Aparte de defender un modelo con una mayor presencia del
castellano en los centros docentes, estos movimientos se han sumado a la línea
argumental de Ciudadanos y PP para
denunciar el "adoctrinamiento"
en las escuelas catalanas.
Marco Fuente
Orillas
Joan A. Forès
Reflexions
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