Aquest periodista, Aníbal Malvar ha aparegut sovint en aquest Bloc ja que les seves
opinions s’han de valorar i molt!
Avui
està prou inspirat per explicar retalls de la recent
historia d’Espanya, però sense dir mentides, estranya circumstància
de difícil comprensió per a fatxes compulsius. Realment,
els articulistes espanyols, com els espanyols en general, ni que hagin passat
dues generacions des de la barbarie feixista de la “Cruzada” continuen mostrant
signes d’un agut síndrome d’Estocolm…
Uns
tasts:
·
Nuestra
derecha, por supuesto, no va a colaborar con la tal exigencia judicial, y José
Utrera Molina morirá rico y en su cama, que es como suelen morir los más dulces
genocidas…
·
Y no
conviene desenterrar mucho el pasado, no vayamos a acabar dándonos cuenta de
que los que gobiernan hoy son de la misma sangre que aquellos que derramaron la
nuestra entre 1936 y 1975…
·
La
justicia internacional no tiene derecho a urgar en nuestro glorioso pasado y
molestar a nuestros más egregios asesinos…
·
Un
fascista no se realiza hasta que quema un libro, corta un árbol y mata a un
niño
·
Nosotros,
sin embargo, gozamos de una dictadura tan hermosa y plácida que hoy nos
gobiernan los hijos y nietos de aquellos señores, nos venden preferentes los
hijos y nietos de aquellos banqueros, y nos juzgan los hijos y nietos de
aquellos jueces
El suegro fascista de Gallardón
morirá en la cama
Aníbal Malvar en Público
el 1 noviembre, 2014 en Derechos, Ética, Historia, Internacional, Justicia, Libertades, Memoria, Política, Sociedad, Sociología, Valores
OPINIÓN
Una jueza argentina muy pizpireta ha cursado una orden de
detención preventiva contra el ex ministro franquista José Utrera Molina,
suegro de Alberto Ruiz Gallardón, por los crímenes y las desapariciones de cuando entonces.
Estos argentinos no
saben que el franquismo fue “un periodo de extrema placidez”, como lo definió
el inefable Jaime Mayor Oreja…
Y pretenden cambiar
la historia de España por envidias e inquinas contra nuestro delicioso y
primaveral presente.
Nuestra derecha, por
supuesto, no va a colaborar con la tal exigencia judicial, y José Utrera Molina
morirá rico y en su cama, que es como suelen morir los más dulces genocidas...
Al fin y al cabo, Utrera ya solo es un viejecito
muy amable,
Y no conviene desenterrar mucho el pasado, no
vayamos a acabar dándonos cuenta de que los que gobiernan hoy son de la misma
sangre que aquellos que derramaron la nuestra entre 1936 y 1975...
A la extrema placidez de nuestros muertos de las
cunetas es a la que se refería Mayor, por si no os habéis enterado.
Que en la España franquista hubo algunos
despareciditos es cosa sabida por todo el mundo. Pero también el mago David
Copperfield hace desaparecer a gente, y nadie eleva por eso una orden
internacional de detención contra él. Yo mismo desaparezco de vez en cuando, y no
por eso los jueces españoles ordenan encarcelar a mis millardos de suegros.
La justicia internacional, por argentina y
plata que sea, no tiene derecho a urgar en nuestro glorioso pasado y molestar a
nuestros más egregios asesinos.
Ahora tenemos perseguibles mucho más cool, cual
Edward Snowden o Julian Assange. Al fin y al cabo, es mucho más peligroso hacer aparecer los
documentos que demuestran que EEUU es un país criminal que hacer desaparecer a
unos obreretes e intelectuales rojos de mierda.
Después de la II Guerra Mundial, unos iluminados
decidieron crear la Corte Internacional de Justicia en La Haya para investigar
crímenes de guerra y algunas otras tonterías. De 1945 hasta la fecha, obviando
algún gritito contra la guerra en la ex Yugoslavia, tampoco se le ha visto a
esta institución ponerse demasiado feroz contra genocida alguno. Hoy mismo, en
dicho tribunal, se sienta la jueza estadounidense Joan Donoghue, a pesar de que
EEUU no acepta desde 1984 ningún arbitraje de estos salados y vistosos magistrados.
La historia se remonta a la revolución sandinista nicaragüense. Una revolución
incruenta reventada por EEUU a base de muertos inocentes, quema de cafetales,
fumigación de cultivos con venenos para matar al pueblo de hambre.
Pidieron estos 15 jueces de La Haya al presidente
Ronald Reagan que cesara su uso ilegal de la fuerza militar en aquel
democrático paisito centroamericano, y no se me ocurre manera más fina de
expresar lo que el antiguo actor hizo con tal recomendación: pasársela por el
forro de los cojones. Después Reagan murió de Alzheimer y no me
extraña: tenía demasiadas cosas que olvidar.
Como nuestro elegante Utrera Molina, que es un
encanto de señor y muy limpio. Ya se ha lavado muy bien las manos para tirar
por el desagüe toda aquella sangre. No es buen momento para molestarlo, con lo
mayor que está.
Un fascista no se realiza hasta que quema un
libro, corta un árbol y mata a un niño.
Los argentinos son muy pejigueros con esto de
recordar la historia, pues sufrieron una horrible dictadura.
Nosotros, sin
embargo, gozamos de una dictadura tan hermosa y plácida que hoy nos gobiernan
los hijos y nietos de aquellos señores, nos venden preferentes los hijos y
nietos de aquellos banqueros, y nos juzgan los hijos y nietos de aquellos
jueces.
Habiendo justicia divina, como todos los meapilas
sabemos, es innecesario eso de la justicia internacional. Que Utrera rece dos
padrenuestros y tres avemarías y le perdonamos.
Que es lo que hemos
hecho en España los ex rojos con los fascistas tras nuestra modélica y laica
Transición. Y nos va fabuloso…
Joan
A. Forès
Reflexions
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