Us passo la carta íntegra i divertida,
del 25 d'agost de l'any passat, de Xavier Sala i Martin a la Soraya. Uns quants detalls interessants:
- España es un país de pandereta
- la corona, es la mofa del mundo,
- la tristemente famosa diputada del Partido Popular, Andrea que-se-jodan Fabra,
- les aventures romàntiques del president del TS amb el seu guardaespatlles, etc.
Cada vez está más claro que don Mariano Rajoy nombró a
Soraya Sáenz de Santamaría como... vicepresidenta del gobierno solamente para
que ésta pudiera demostrar, semana tras semana, que los políticos también
tienen sentido del humor. En la rueda de prensa de
ayer, doña Soraya volvió a hacer uso de su habitual simpatía para advertir a
los catalanes de que el creciente soberanismo que se detecta en Catalunya
aleja la inversión extranjera.
¿En serio doña Soraya? ¿De verdad usted cree que el hecho
de que la inversión extranjera se aleja de España no tiene nada que ver con que
los extranjeros se han dado cuenta de que España es un país de pandereta? Ya la he escrito
en otras ocasiones pero volvamos a hacer la lista:
·
La primera institución del estado, la corona, es
la mofa del mundo, con un rey que se va a cazar costosos elefantes con una
misteriosa señorita alemana mientras su pueblo se hunde en la miseria y con un
yerno imputado por estafas millonarias.
·
El presidente del tribunal supremo es obligado
a dimitir por haber malgastado
dinero público en excursiones románticas de fin de semana con el encargado de su seguridad. Es más, a
diferencia de lo que hubiera pasado con cualquier empleado de cualquier empresa
que es expulsado de su cargo por malversación de fondos, el señor letrado cobró
unos
200.000 euros de indemnización provenientes del erario público.
·
El juez más mediático y famoso del mundo,
expulsado de la audiencia nacional por haber sido probado que espió a un
acusado y violó la relación de secreto entre abogado y cliente, relación que es sagrada en toda democracia
que se precie.
·
Los partidos
políticos violan sistemáticamente todas sus promesas electorales. Los
partidos que ahora mandan hacen lo contrario de lo que decían cuando estaban en
la oposición y los partidos que ahora están en la oposición critican al
gobierno por hacer lo que ellos mismos hacían cuando mandaban. Entre unos y
otros, están dejando a los ciudadanos una sensación de que sus votos no sirven
para nada y una desconfianza en la clase política de consecuencias
impredecibles.
Sin abandonar la esfera política, en toda la
prensa internacional aparecen imágenes de estaciones de AVE vacías, aeropuertos
sin aviones, ciudades fantasma e infraestructuras sobre las que los alemanes
sueñan cada día y no sólo porque
son las infraestructuras que les gustaría tener sino porqué ya ven venir la factura
que tendrán que pagar por toda la corrupción que ha generado tanto dispendio.
Por cierto, señora vicepresidenta, en el momento de escribir esta nota me
encuentro de viaje por el centro de Europa y cada vez que algún político,
banquero o economista me habla de España, salen a la conversación los
reportajes que han visto en sus televisiones sobre el aeropuerto de Castellón,
un monumento a la incompetencia, la desfachatez y el caciquismo de Carlos
Fabra, Presidente de la Diputación del Partido Popular de Valencia, padre de la
tristemente famosa diputada del Partido Popular, Andrea que-se-jodan Fabra. Que se
sepa, ni padre ni hija tienen ninguna relación conocida con los soberanismos
vasco o catalán.
Al descrédito de España también han
contribuido las élites empresariales lideradas por el banquero más famoso e
internacional del país, don Emilio Botín, a quien se le descubrió una fortuna
de 2.000 millones de euros escondida en un paraíso fiscal o uno de sus
subordinados, convenientemente indultado una vez los tribunales emitieron
sentencia de culpabilidad.
Hablando de empresarios, muchos de los empresarios de la construcción que en su
día se vanagloriaban de haber conseguido entrar en la lista Forbes de
billonarios, no han conseguido evitar que sus empresas se arruinaran y que
ahora se paseen por el mundo implorando que alguien les compre sus empresas a
precio de saldo. Ha quedado demostrado que sus otrora milagrosos éxitos
empresariales no eran más que el fruto de la especulación inmobiliaria, el
amiguismo político y el pelotazo como medio de ganar dinero para los más
espabilados. Ese no es precisamente un modelo económico y empresarial al
que los inversores internacionales se sientan especialmente en la actualidad.
Tampoco hay que olvidar la
nefasta labor de las entidades supervisoras a la cabeza de las cuales se
encuentra el Banco de España, una entidad que ha agravado significativamente la
crisis con su absurda política de fusiones bancarias que ha acabado por
contaminar a los bancos y cajas sanos con toda la porquería de los bancos y
cajas quebrados. El Banco
supervisor también es quien hizo los stress tests que dieron la nota de
aprobado a Bankia, ese engendro financiero insolvente cuya salida a
bolsa bajo la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores acabó
con los ahorros de miles de ciudadanos españoles.
Y dejo para el final al gobierno
del Partido Popular, que pensó arrogantemente que sólo por el simple hecho de
ser del PP, apaciguaría a los mercados internacionales a pesar de que el PP gobernaba
la Comunidad
Valenciana cuando tuvieron lugar todos aquellos escándalos de
corrupción y dilapidación estratosférica de dinero público (y eso lo sabían
todos los inversores internacionales). El gobierno del PP, que pospuso durante meses la
presentación de los presupuestos más importantes de la historia con el
burdo objetivo de ganar las elecciones andaluzas a pesar que ese retraso estaba
hundiendo la economía del país.
Ese gobierno que tras explicar que las subidas del IRPF eran contraproducentes, acabó poniendo unas de las tasas
más altas de Europa y tras explicar que los aumentos del IVA iban a agravar la recesión, acabó subiéndolos
hasta extremos nunca vistos en España. Ese gobierno cuyo ministro de hacienda
siempre encuentra la manera de exculpar sus acciones y sus engaños y de dar la
culpa de todo a los demás, desde los extranjeros hasta las autonomías pasando
por los evasores de impuestos, los mercados financieros y esos hombres de
negro que nunca iban a venir a España pero que ya están llamando a la puerta.
Ese gobierno que se ha convertido
en la única empresa de España que crea ocupación aunque sólo sea
para colocar a militantes del PP, familiares y amigos entre los que se
encuentra... ¡el señor marido de la señora vicepresidenta doña Soraya Sáenz de
Santamaría!
Esto,
todo esto, y no los soberanismos catalán y vasco, es lo que hace que España
haya perdido toda su credibilidad internacional y haya ahuyentado la inversión
extranjera, doña Soraya. Es más, el descrédito constante de todas y cada una de las instituciones españolas,
desde
el Rey hasta le CNMV pasando por el gobierno, los partidos, los jueces, las
entidades reguladoras y los empresarios (a lo que podríamos añadir, como guinda de última hora que
confirma el sainete en el que se ha convertido este país, al presidente del
comité paralímpico animando a los atletas a defender "La Roja Coja "), este
descrédito general de todas las instituciones de España, repito, no sólo hace
que los inversores vean que España no es un país de fiar a la hora de invertir
su dinero sino que, además, está haciendo que el sentimiento antiespañol esté
cada vez más arraigado en algunas comunidades. Al fin y al cabo, usted tiene que entender que la gente
quiera desmarcarse de todo esta monumental vergüenza internacional y tenga
ganas de largarse ante este desolador panorama. El sentimiento soberanista, pues, no
remitirá hasta que ustedes arreglen su propia casa.
El
descrédito de España no es culpa del soberanismo. Es
culpa de ustedes. Y
el soberanismo... también.
Joan
A. Forès
Reflexions
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada