Notícia sobre la Fundación Francisco Franco i els hereus del franquisme…
Llegiu-vos-ho bé i sobretot vegeu
quina perla hi ha al comunicat mensual de la Fundación Francisco Franco: Quien crea que la
Nación “es un concepto discutido y discutible” o que el Estado en
su simbología y funcionamiento puede admitir otros estados y otras lenguas,
no sabe lo que es y, por consiguiente, lo que dice o lo que quiere, resultando
inútil todo acuerdo.
Ja veieu que encara que sembli impossible, el
franquisme està viu!
Oi que hem de
fugir?
Doncs a treballar per la
independència, collons!!!
JOSÉ UTRERA-MOLINA Y SU HIJO LUIS SON DIRECTIVOS DE LA FUNDACIÓN
FRANCISCO FRANCO
El suegro y el cuñado de Ruiz-Gallardón apoyan "decretar el estado
de guerra" en Cataluña
Decretar el "estado de
guerra", destituir al "presidente-delincuente" de la Generalitat
y enviar al Ejército "para apaciguar Barcelona". Ésas son las medidas
que propone la Fundación Francisco Franco para poner fin al
desafío independentista de Artur
Mas en Cataluña. La fundación, de cuya cúpula forman parte
el ex ministro franquista José Utrera-Molina, suegro de Alberto
Ruiz-Gallardón, y el abogado Luis Utrera-Molina, cuñado del ministro
de Justicia, alerta en su último editorial contra la "pesadilla
soberanista", y se pregunta si, ante el riesgo de
"desintegración" de España, "no existen españoles capaces de
acudir en su defensa, cueste lo que cueste".
Precisamente Ruiz-Gallardón ha impulsado la creación de una célula de crisis en el Gobierno para diseñar una respuesta
legal con la que hacer frente a la Generalitat en el caso de que Mas cumpla su
amenaza y convoque un referéndum ilegal en Cataluña. Además del ministro de Justicia, también forman parte de ese grupo
de trabajo el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce; la abogada general del Estado, Marta Silva, y un representante del
Ministerio del Interior, según informaba ayer El Mundo.
Se da la circunstancia de que Silva es hija de Federico Silva Muñoz, que fue ministro de Francisco Franco entre 1965 y 1970.
El incendiario
editorial culpa de la "gangrena separadora" que
"amenaza la existencia" de España no sólo a Mas, sino también a "los gobernantes del Estado que han hecho dejación
de sus funciones y no han defendido la Constitución", en una clara alusión
a Mariano Rajoy y su
Gobierno. El ex ministro Utrera-Molina es patrono de la Fundación Francisco
Franco, y su hijo Luis es miembro de su junta directiva. Este último señaló ayer a El Confidencial que "si la
Generalitat vulnera la ley, habrá que aplicar la Constitución". Al ser
preguntado si suscribe plenamente el contenido del editorial, el cuñado de
Gallardón añadió: "Se puede estar más o menos de
acuerdo con su retórica, pero la ley está para ser cumplida".
"Detenerlo y juzgarlo"
Jaime Alonso, vicepresidente ejecutivo de la fundación -cuya presidenta es Carmen Franco Polo, hija del
dictador-, aseguró a este diario que "todos los
editoriales son refrendados por los directivos y patronos de la fundación". Y
añadió que, antes de su publicación, son revisados y validados por la junta
directiva. José Utrera-Molina (Málaga, 1926) fue ministro de Vivienda
en el Gobierno de Luis Carrero Blanco, y tras el asesinato del almirante
a manos de ETA se incorporó al primer Ejecutivo de Carlos Arias Navarro como ministro secretario general del Movimiento. Su hija María
del Mar Utrera es la esposa de Ruiz-Gallardón.
La Fundación Francisco Franco propone tres medidas para frenar los
planes de Mas:
·
La primera, aplicar el artículo 8 de la Constitución, que consagra el
papel de las Fuerzas Armadas como
garante de la integridad territorial de España.
·
La segunda, una reforma agravada de la Carta Magna que debería
ser ratificada en referéndum por todos los españoles, incluidos los catalanes.
·
"La tercera opción sería similar a la empleada por Alejandro
Lerroux, jefe de Gobierno de la II República presidida por Niceto
Alcalá-Zamora el 7 de octubre de 1934, cuando Lluis Companys
proclamó la independencia de Cataluña: proclamar el estado
de guerra, destituir al presidente-delincuente de la Generalitat, detenerlo,
juzgarlo y enviar al general Domingo Batet para apaciguar Barcelona".
La plataforma Acció Catalanista Europea ha enviado un escrito con cerca
de 10.000 firmas al Parlamento Europeo solicitando la
ilegalización de la fundación por "hacer apología explícita del
fascismo" y por "instar al Gobierno de España a
declarar el estado de guerra contra Cataluña". La carta,
dirigida al presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, acusa a la
fundación de "incentivar el odio, la
violencia y la xenofobia entre conciudadanos" y de "criminalizar
cualquier ideología que no coincida con sus ideales totalitarios". Y se
pregunta: "¿Se imaginan que en Alemania
hubiera una Fundación Adolf Hitler?".
NdR: Luis Utrera-Molina se ha puesto en contacto esta mañana con la
redacción de El Confidencial para aclarar que "ni mi padre ni yo
apoyamos que se decrete el estado de guerra ni nada parecido (...) Pero es que
tampoco lo hace el editorial de la que habla el artículo –en cuya redacción no
hemos intervenido-, que sólo exige que se cumpla con lo establecido en la
Constitución y sólo refiere tal medida como antecedente histórico de 1934 y
refiriéndose a la misma en último lugar y como medida similar a la adoptada en
aquél momento, lo cual, dicho sea de paso, se ajusta absolutamente con el texto
constitucional (...) La Fundación Francisco Franco tiene su editorial y su
personalidad propia y no necesariamente todos los que pertenecen a ella tienen
que suscribir al 100% el contenido de sus editoriales".
FUNDACIÓN
FRANCISCO FRANCO
Editorial de Mayo de 2013
En el contexto histórico en que nos encontramos, nada
coyuntural, efímero ni pasajero, no debido a razones exógenas, conflicto
internacional o aislamiento provocado por errores propios o intereses en
colisión con otras potencias, vuelve a la conciencia del pueblo aún no
anestesiado, ni confundido, el anhelo de la Patria común e
indivisible, la necesidad de la justicia distributiva y la garantía de los derechos
básicos. La búsqueda de la razón histórica de nuestra grandeza y desventura; la
libertad responsable asentada en la verdad; la conciencia en la fe y su
correlación en los actos de nuestra vida, resultan imprescindibles para salir
de la “suprema crisis” que nos aqueja.
“Miré los muros de la patria mía, si un tiempo
fuertes, ya desmoronados, por la carrera de la edad cansados, por quien caduca
ya su valentía…” señalaba Quevedo, en la segunda mitad del Siglo XVII, la
decadencia de la que había sido la primera potencia mundial, desangrada en la
triple acepción: física, política y económica, debido a los conflictos
permanentes con Europa y a la política disoluta de “los Válidos” que nos costó
Portugal y la invasión de Cataluña por Francia, adquieren hoy mayor relieve, si
cabe, dada la situación en que se encuentra nuestra Nación, acechada y cercada
por otra triple división: la territorial – con 17 mini-estados que llamamos
Autonomías- ; la secesionista, con al menos dos de los mini-estados en franca
posición de independizarse, ante la indiferencia gubernamental; y la que
afecta a la forma de estado, ya cuestionada abiertamente por los errores
propios del Monarca y el oportunismo lógico de sus enemigos ancestrales y,
hasta ahora, tactistas interesados.
Los versos desgarradores como el bisturí del cirujano
al abrir un paciente, golpean nuestra conciencia de generación perdida en la
comodidad y la molicie, solo preocupada de “lo conveniente material”, ayuna de
valores y relativista en los conceptos que acepta cualquier superchería con tal
de no enfrentarse al orden establecido, a lo políticamente correcto, a la incomodidad de verse calificado de retrogrado, franquista,
antisistema o fascista; a no perder la efímera subsistencia de
ciudadano, sujeto de pomposos e inaplicables derechos. Soberano esquilmado a
impuestos, sólo el sufragio le redime cada cuatro años. Confiando su salvación
al voto de un Partido, en cuyo programa figura lo que él quiere oír, comprueba,
desde hace treinta y seis años, que nunca se cumple, que resulta indiferente
votar a una u otra opción, pues indefectiblemente esos dirigentes que le
gobiernan son ajenos a sus preocupaciones reales, a la búsqueda de la medidas
necesarias para salir del engaño colectivo. El ¡no hay salida!, dentro del
actual Sistema, va interiorizándose con mayor determinación y fuerza en la
voluntad común del pueblo. Es preciso que esa fuerza nihilista
se transforme en un canto de esperanza, en un deseo de luchar contra lo que nos
denigra, en un manantial sereno donde ir recogiendo el idealismo, sabiduría y
fortaleza de un pasado glorioso, hasta recoger el caudal que nos permita
edificar un mañana distinto y superador de la actual molicie.
Entre tanto y como siempre, asistimos a la lucha
estéril de una derecha que no lo es, contra una izquierda que no lo parece,
pero sigue anclada en el viejo dogmatismo decimonónico. Ya comienzan los cantos de cigarra con propuestas imposibles, dada
la idiosincrasia del propio Sistema, de la conveniencia de un “Pacto Nacional”,
de un “Pacto de Estado”, de un “Gobierno de Concentración” y hasta de un
“Gobierno de Salvación”. Tan loable propósito implicaría, en
primer lugar, tener en común las partes implicadas una serie de ideas/base
sobre la Nación, la configuración del Estado, la elección y control del
Gobierno, la administración de la justicia, la función del Parlamento, la
interlocución social de los sindicatos, la labor y funcionamiento de los
Partidos Políticos, el respeto imperativo a la Ley y su general y obligado
cumplimiento y acatamiento, y el modelo económico a impulsar. Sin ese común
denominador todo intento será vano. Quien crea que la Nación “es un
concepto discutido y discutible” o que el Estado en su simbología y
funcionamiento puede admitir otros estados y otras lenguas, no sabe lo que es
y, por consiguiente, lo que dice o lo que quiere, resultando inútil todo
acuerdo. La suma de despropósitos nunca da, como consecuencia, un acierto. En
segundo lugar, el promotor del pacto, por mucho interés que tenga y muy
acertado que sea el diagnostico, no puede ser el pueblo, ni los medios de
comunicación, ni los agentes sociales (empresarios y sindicatos), ni las
corporaciones locales, ni la Banca, ni las corporaciones industriales, ni las
potencias extranjeras, ni el FMI, ni los mercados, ni Ángela Merkel. Tiene que
venir de alguien con autoridad moral, fuerza política y representatividad
social, con capacidad reglamentaria e institucional de convocatoria y de ser
escuchado y puesto en practica. Alguien cuya propuesta pueda convertirse en
norma de compromiso general y obligado cumplimiento. Si bien existe esa figura del Jefe de Estado, parece poco probable
que reúna las características señaladas, dadas las innumerables goteras dejadas
abrir en el camino proceloso de la transición hasta nuestros días. En tercer
lugar, que semejante supuesto sea contemplado por la Constitución vigente o
pueda ser de aplicación lo señalado en alguna norma que la complemente. Tampoco vemos esa previsión normativa aplicable a la “Emergencia
Nacional” que las fuerzas combinadas del separatismo, la crisis económica, y la
ineptitud gubernamental están provocando en España.
Conformémonos, de momento, con meditar animosos y
firmes sobre los versos del poeta, "…Entré en mi casa: vi que
amancillada de anciana habitación era despojos; Y no hallé cosa en que poner
los ojos que no fuese recuerdo de la muerte".
Joan
A. Forès
Reflexions
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