El Grup d’Opinió Els Almogàvers varem
organitzar abans d’ahir a la nit un sopar de germanor. En el debat polític que
es va produir, varem remarcar que el franquisme actualment no és residual sinó
completament viu i està atacant-nos cada cop més. Volen continuar i acabar el
genocidi que en la seva darrera etapa fa més de 80 anys que dura. Ataquen la
nació i la cultura catalanes sense parar. En seguirem parlant, però vull
esmentar que una de les propostes que es van fer consistia en denunciar
contínuament l’agressió despietada que estem patint, a base de l’atac per
terra, mar i aire, des dels ministeris i des de les empreses mediàtiques. Una
possible defensa és recordar com ha sigut de ferotge aquest atac i escriure’n articles
ben sovint per tal que tots els catalans mantinguem el record viu dels
patiments que l’anti-Catalunya ha generat, genera i espero que ben aviat deixi
de generar...
Segurament que la Pilar Rahola no s’ha
assabentat d’aquesta mena de jurament de sang, però ens obsequia amb un article
molt escaient sobre el Caudillo
Franco, l’heroi per a molts espanyols, amb mots i expressions molt
encertats, poètics, molt sentits, que semblen trets de Garcia Lorca, Miguel
Hernández o Pablo Neruda:
· vergüenza negra…
· rabia contenida …
· tristeza solemne …
· memoria trágica…
· largo día de sombras…
· el grito de un niño asustado…
· alguien asesina a la poesía…
· la prosa se escribe con tinta negra…
· la vergüenza se ha ido por el retrete…
· lo peor es la sensación de volver a matar a las
víctimas…
· esos Campos de la Bota donde diariamente cantaba
la muerte, esos presos que morían de madrugada, esas penas de muerte que
recorrieron cuarenta años de dictadura, ese Companys asesinado…
L’article
(només tinc la versió castellana):
El
héroe
Pilar Rahola . La Vanguardia
5 julio, 2013 en Derechos, Historia, Libertades, Política, Sociedad
Esa vergüenza negra, que impide
cualquier atisbo de ironía. Esa
palabra sorprendida que se resiste a aceptar los hechos. Esa rabia contenida
que lucha por desbocarse, más allá de las buenas formas. Y con todo, esa
tristeza solemne, que ahonda en lo más profundo de la memoria trágica. Hay
noticias que son un largo día de sombras, un invierno que no acaba, el grito de
un niño asustado. Hay noticias que son un bofetón en la cara del dolor y,
cuando surgen, se siente un asco profundo al comentarlas. Quizás habrá quien,
al leer estas palabras, considere que no hay para tanto. Total se trata de una simple respuesta del
Gobierno a una pregunta parlamentaria. Total, con la crisis y el paro y el lío
monumental de la España eterna, ¿a quién le puede preocupar el pasado?
Pero cuando el Gobierno de un Estado
democrático responde, con indolente tranquilidad, que el calificativo de
“héroe” para Franco se debe mantener por cuestiones “historiográficas”, alguien
asesina a la poesía. Y entonces la prosa se escribe con tinta negra.
La noticia es breve. El
diputado Jon Iñarritu, de Amaiur, planteó una batería de preguntas sobre las
loas a Franco en el Museo Militar de Toledo. En los paneles de la galería, de
titularidad pública, aparecen expresiones del estilo “máscara mortuoria del Generalísimo D.
Francisco Franco Bahamonde”, junto al símbolo de la Laureada de San Fernando
con el lema “Héroes
de España”. “¿Considera el Gobierno español que Franco es un héroe de España?”, pregunta
el diputado, y la respuesta es un homenaje a la desvergüenza: “Los paneles informativos de los
museos públicos se realizan con criterios museográficos e historiográficos”. Es
decir que, según
los criterios “historiográficos” del PP, Franco fue un héroe de España, y punto
pelota.
Por supuesto sobra recordar
el escándalo que
se produciría si esto pasara en Francia o en Alemania o en cualquier país que
tiene respeto por las víctimas de los tiranos. Pero en la España en
la que las delegadas del Gobierno hacen homenajes a los voluntarios que lucharon con Hitler,
o donde el Ejecutivo dice que “no hay presupuesto” para retirar 400 estatuas y placas en
honor al dictador, la vergüenza se ha ido por el retrete. Lo peor es
la sensación de volver a matar a las víctimas. Esas miles de personas
arrancadas de sus casas y tiroteadas en las cunetas, esos Campos de la Bota
donde diariamente cantaba la muerte, esos presos que morían de madrugada, esas
penas de muerte que recorrieron cuarenta años de dictadura, ese Companys
asesinado.
Franco no fue un abuelo Cebolleta, un
poco autoritario.
Franco fue un asesino
que usó el poder y la victoria para encarcelar, perseguir y matar a los
vencidos. Y ese horror no se perpetró en guerra, sino en la paz de los
cementerios que impuso.
Con total odio e
impunidad. Considerarle un héroe en democracia es una maldad oscura que retrata
a quienes lo hacen
Pilar Rahola
Joan
A. Forès
Reflexions
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