Benvolguts,
Un article indispensable com altres del Cotarelo. I ja que parlem
del Borbó actual, cal recordar les facècies de la nissaga dels Borbons
contemporanis. Recordar que el seu avi Juan de Borbón es va exiliar l’any 1931 amb el seu pare Alfons XIII i l’any 1936 quan els generals facciosos varen
fer un Alzamiento i preparar una
guerra ignominiosa el tal Juan va entrar a Espanya
per lluitar amb els franquistes i
aquests no el van deixar. El febrer
del 1939 quan els tancs acabaven de baixar per la Diagonal, els Borbons junt
amb el Mussolini, el Hitler i d’altres varen enviar sengles
telegrames de felicitació al Franco
per haver entrat a Barcelona i haver
començat l’anorreament de Catalunya.
Cal recordar també que la Dictadura
de Primo de Rivera del 1923, que va
eliminar la Mancomunitat de Catalunya,
fou propiciada pel mateix Alfons XIII.
Després de l’apunt
d’Història de la nissaga contemporània dels Borbons, vegem l’article del Cotarelo:
El discurso de la amenaza, el odio y
el miedo
Este post es
consecutivo al de los progresos del Rey.
Allí se
concluía que, al estar el Rey por encima de la Ley y ser la Ley (según él mismo) la
base de la democracia, el Rey está por encima de la democracia.
Y así, sobrevolando por encima de la Ley y de la democracia,
las tutela a ambas, las lleva por los rectos designios y les recuerda su
obligación de imponer el orden constitucional allí en donde esté siendo
quebrantado.
Y ¿cómo se impone
el orden constitucional allí en donde, etc.? Mediante la aplicación de la violencia legítima del Estado,
como solicitaban hace poco un par de cientos de intelectuales. Cosa de los cuerpos de
seguridad del Estado, cuya reciente actuación en Cataluña ha sido de global
consternación. No
haya cuidado: por detrás de estos cuerpos armados (¡y cómo!) están las fuerzas
armadas ellas mismas, de las que es capitán
general el Rey,
...el
que está por encima de la Ley y la democracia.
Las derechas,
incluida la derecha socialista andaluza,
han aplaudido a rabiar el corto alegato real. Susana Díaz declara su pleno
respaldo al Monarca, no como a su SG,
que es un tarambaina. Rosa Díez, en pleno éxtasis monárquico. Las izquierdas
andan algo inquietas. Los socialistas comprueban que el Monarca ni ha mencionado su elixir mágico, la loción del Dr. Diálogo y Podemos afirma, con la acostumbrada
originalidad, que "no en nuestro nombre". El "no"
es conjetural. En general, desconsuelo. Solo de Cataluña vienen voces más ajustadas a la realidad: no solo no se
habla de diálogo, sino que no se menciona la violencia en Cataluña, ni siquiera un buen deseo para los 844 heridos. El discurso es una recriminación reiterada a las
autoridades de la Generalitat dentro
del marco interpretativo del gobierno, con las amenazas implícitas de rigor. Y ningún tipo de propuesta
de nada. Es un discurso de parte. De parte beligerante. De partido.
En el contexto de
excepcionalidad el alegato recuerda la comparecencia de su padre a raíz del
golpe de Estado de 1981. Quienes
califican la hoja de ruta de los indepes de "golpe de Estado" considerarán que la declaración del Rey está a la altura del momento. Es
verdad que ha comparecido vestido de civil, pero a tono con un "golpe de Estado" civil.
Además del fondo del asunto, de su meollo, todo el lenguaje no verbal traduce crispación. Esos puños cerrados, los
rictus frecuentes, la torva mirada. No es él, sino su antepasado, Felipe V ante estos protervos
catalanes, que no se someten a la dominación de Castilla. Sin duda, muchos seguidores del régimen actual se
fueron a la cama tranquilizados por el claro pronunciamiento del Rey en pro de
lo que hiciere falta para "pacificar"
esta díscola parte de sus dominios.
Es lógico. Le va
mucho en ello. La Corona misma, pues
el independentismo catalán es republicano. Una extraña afección muy contagiosa.
De Cataluña pasaría a España, segurísimo. ¿O no? En todo
caso, sin problema. No se llegará hasta aquí porque no habrá República Catalana, ni independencia,
ni gaitas. Habrá
la Ley y el orden constitucional vigente.
Volvemos a la
pregunta anterior: y eso ¿cómo se logra?
Interviniendo la autonomía, inhabilitando a sus
dirigentes y habilitándoles las cárceles, aplicando la legislación excepcional
que sea preciso. Se dice que así estuvo muchos años el País Vasco sin que
sucediera nada.
Pero el grado de
movilización de las dos sociedades es incomparable, así como el prestigio y la
legitimidad del independentismo en cada caso. Además, el País Vasco representa
el 5% el PIB español y Cataluña
más del 20%. Las consecuencias para la estabilidad
económica y financiera de España de un estado de excepción prolongado en
Cataluña serán necesariamente graves y moverán los intereses económicos y financieros
europeos a intervenir imponiendo alguna forma de mediación.
España no tiene una posición exterior que le permita resistir a las
presiones de los poderosos y tendrá que aceptar una mediación y negociación del
tipo que sea.
El problema es
que cualquier mediación o negociación comenzará por plantear un referéndum pactado.
Y esto no parece que puedan gestionarlo las fuerzas políticas parlamentarias
actuales, excepto Podemos, que ha
venido pidiéndolo siempre. Serán, pues, necesarias elecciones anticipadas (quizá solo en España, sin Cataluña)
para abordar esa negociación. Y en esas elecciones puede haber una sorpresa si las
izquierdas forman una alianza republicana y las ganan.
El Rey
sabe que lo tiene crudo. Y se le nota.
Reflexions
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