Benvolguts,
En aquest cas el Rodríguez Ibarra, actuant més com socialista
que com nacionalista espanyol, tot atacant
Montoro, explica com les estadístiques de l’Eurostat proporcionen, si les saps trobar, dades
comparatives sobre la recaudació dels diversos països de la UE o sigui la
comparativa dels impostos.
(Viqui: L'Eurostat (en anglès: Statistical Office of the European Communities) és l'oficina estadística de la Comissió Europea, que produeix dades sobre la Unió Europea (UE) i promou l'harmonització dels mètodes estadístics dels estats membres.)
La que més m’ha interessat és: “La recaudación rondó el 35% del PIB
en 2011, una situación de anormalidad que, según el ministro, advierten
todos los organismos internacionales”. Y tan anormal, si la comparamos con
la media europea, que se sitúa en el 44%. He
fet quatre càlculs i he obtingut que la recaptació global espanyola és de
350.000M€ i la catalana de 70.000M€. I haurien de ser de 440.000M€ i de
88.000M€ respectivament. La recaudació espanyola menys la catalana deu ser de
350.000 - 70.000 = 280.000M€
Nosaltres sabem per dades del CCN que la
recaptació catalana és actualment de 63.000M€, però segons l’Eurostat hauria de
ser de 88.000M€. Sembla que s’hauria de recaptar molt més (més d’un 40% més a
Catalunya). Jo no soc economista però sembla que falta recaptació. Es perd? És
el frau fiscal? L’autor dóna les seves opinions i les seves solucions. Per
Catalunya hi ha una cosa bona de la solució Ibarra i és que proposa que tècnics de la
troika, dels homes de negre, ajudin a trobar la solució ja que al mateix temps
se n’adonarien del nostre greuge comparatiu...
I ara l’article
del Rodríguez Ibarra:
¿No conocía Eurostat el señor
Montoro?
Juan Carlos Rodríguez Ibarra
El País
el 1 junio, 2013 en Derechos, Economía, Libertades, Política, Sociedad
TRIBUNA
Hay que reformar un
sistema tributario injusto e insuficiente, que castiga el trabajo y el consumo
Ya está dicho por el ministro Montoro: “La recaudación
rondó el 35% del PIB en 2011, una situación de anormalidad que, según el
ministro, advierten todos los organismos internacionales”. Y tan anormal, si la
comparamos con la media europea, que se sitúa en el 44%. Lo que
resulta aún más anormal es que durante meses hayamos tenido que escuchar que hemos gastado más
de lo que teníamos, en lugar de que hemos ingresado menos de lo que podíamos.
El PP llegó al Gobierno con la falsedad de que en España el gasto público
estaba disparado por culpa de los socialistas. Han aprovechado esa mentira
para recortar derechos y tratar de imponer su modelo de sociedad liberal.
Pero ha llegado un momento en que la mentira ya no
da más de sí; haciendo lo que hacen, la situación es cada vez más caótica y las
previsiones del propio Gobierno cada vez más erróneas, hasta el punto de que
ellos mismos tienen que corregirse en un juego que trata a los ciudadanos como
menores de edad. Ahora, el ministro de Hacienda reconoce que tenemos una situación de
anormalidad en los ingresos. ¿El señor Montoro no conocía Eurostat?
¿Cuántas veces en estas mismas páginas se ha denunciado la existencia de esa “anomalía”
sin que nadie haya querido escuchar? O son unos ineptos o han mentido. ¿Y
ahora, qué? ¿Van a pedir disculpas? ¿Van a rectificar? O van a seguir con sus
planes nacionales de reformas que ni son planes, sino un mero listado, ni son
nacionales, ya conocemos lo que se quiere hacer en España porque es lo mismo
que la troika ordena hacer en otros países, ni son reformas, sino recortes
puros y duros que hasta ahora han significado la pérdida de 850.000 empleos en un año y más
recesión. El Gobierno no sólo engañó a los españoles en el
incumplimiento de sus propuestas electorales, sino que, además, engañó en el
diagnóstico.
Haber reconocido que el
problema de España es de ingresos públicos es un avance que la
oposición debería aprovechar para tratar de reconducir al Gobierno por el
camino justo y solidario.
¿De cuándo data nuestro sistema tributario? De los Pactos de la
Moncloa, cuando no había Constitución, ni comunidades autónomas, ni estábamos
en la Unión Europea, ni existían las nuevas tecnologías a disposición del gran
público, ni habíamos entrado de lleno en lo que se denomina globalización.
Estamos, pues, ante un sistema tributario obsoleto que, además, está agujereado
y deteriorado:
· en la
recaudación por IRPF,
que representa el 50% del total, el 90% procede de las rentas del trabajo y el
10% de las rentas del capital.
· El tipo
medio del Impuesto
de Sociedades resultante para las pymes y microempresas es más alto
que el de las grandes empresas y corporaciones, debido a la ingeniería
financiera que pueden practicar estas últimas.
· El Impuesto de
Patrimonio o se cedió a las comunidades autónomas o desapareció,
dándose la paradoja de que se contribuye o no por ese tributo según el
territorio donde se domicilie el contribuyente.
· Lo mismo
ocurre con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, dándose la sensación de
que más que ciudadanos españoles que contribuimos por esa condición, parece que
lo hacemos por ser parte de un territorio.
· El IVA es
víctima o del fraude o de la falta de armonización fiscal europea. La conclusión es
que una mayor parte del sistema tributario español recae sobre las rentas del
trabajo y en el consumo y que estamos ante un sistema antiguo, injusto e
insuficiente.
¿Qué hacer? Parece seguro que, a este ritmo y con
este tipo de política, este Gobierno caerá en las próximas elecciones, no
importa cuándo se celebren. Pero resultaría una catástrofe esperar a que eso
ocurra dentro de casi tres años, porque con el Gobierno parece seguro que caerá nuestra economía,
nuestro empleo, nuestras pensiones y nuestras conquistas sociales.
En mi opinión, estamos
ante un problema de Estado que nos dice que no tenemos dinero suficiente
para mantener el Estado del Bienestar que muchos deseamos que perdure. Ante un
problema de Estado, lo sensato, lo cabal, lo deseable y lo necesario es que
Gobierno y oposición centren sus esfuerzos en dos objetivos:
· no gastar
más de lo que tenemos y
· no
ingresar menos de lo que podemos.
La famosa troika nos dice constantemente lo que
tenemos que gastar y dónde debemos recortar; lo que nunca nos cuenta, y sería exigible
que nos lo contara, es cuánto podemos recaudar para asemejarnos a la media
europea sin aumentar la presión fiscal sobre los que ya pagan, por cierto, por
encima de la media. Gastar como la media de los países de la UE e
ingresar como lo hacen ellos.
¿Cómo lo hacen? Que Gobierno y oposición creen una comisión
en el Congreso o en el Senado, en la que se encuadren expertos españoles y del
resto de Europa, para proponer una reforma del sistema tributario para el siglo
XXI.
Hasta que esa comisión concluyera sus trabajos y
el Gobierno y el Parlamento los pudieran hacer suyos, resultaría necesario
articular una serie de medidas urgentes, de carácter transitorio y provisional,
cuya finalidad fuera la de obtener ingresos necesarios para reducir el déficit y hacer que el
esfuerzo tributario recaiga en otros, en quienes no están realizándolo ahora,
es decir, grandes empresas, grandes corporaciones y grandes patrimonios.
Mientras llega esa reforma en profundidad o cambio
de modelo, hay que tomar medidas urgentes y transitorias para cubrir el desfase
de ingresos hasta que se llegue a aplicar. En este viaje no se puede ir sólo
con luces largas, ni tampoco con cortas. Hay que llevar las dos.
· Sería
urgente actuar
sobre el Impuesto de Sociedades, suspendiendo provisionalmente todas
las deducciones, bonificaciones y demás beneficios fiscales para que se pague
realmente lo que se debe, eliminando los trucos que posibilitan el fraude y el engaño.
Si se quiere salir del agujero, habrá que establecer un gravamen complementario
para beneficios superiores al millón de euros.
· Debería
mantenerse el actual Impuesto sobre el Patrimonio, estableciendo un
impuesto extraordinario sobre grandes patrimonios y sobre la riqueza. Para los
que sientan indignación ante estas dos últimas propuestas, no hará falta
recordar que los españoles que no disfrutan de esos patrimonios y de esa
acumulación de riqueza ya han hecho un esfuerzo adicional con la subida de dos
puntos del IRPF y de tres puntos del IVA.
· Por
último, imprescindible elaborar un plan especial de inspección de grandes
empresas y grandes patrimonios, con el objeto de compensar el mayor incentivo
al fraude que, sin duda, acarrearán las medidas anteriores. Ya es sabido que en
España el número de inspectores de Hacienda por número de contribuyentes es
bastante inferior al de los países de nuestro entorno; no obstante, con lo que hay,
bastaría una simple instrucción a la Inspección Tributaria para que, en lugar
de un inspector inspeccionando a cien contribuyentes pequeños, hubiera diez
inspectores inspeccionando a un grande de los que, gracias a la ingeniería
financiera, defraudan y realizan un esfuerzo fiscal inferior al que les
correspondería.
El Gobierno de España, apoyado por la oposición, tendrá que exigir a
la troika que nos den tiempo para ajustar vía ingresos y no vía gastos,
sabiendo que un ajuste en gastos se puede realizar de hoy para mañana, mientras
que el ajuste vía ingresos lleva algo más de tiempo; tiempo que es necesario si
nuestro compromiso es cumplir las exigencias de la eurozona, pero por un camino
contrario y más solidario que el seguido hasta ahora.
Juan Carlos Rodríguez Ibarra fue
presidente de la Junta de Extremadura.
Joan
A. Forès
Reflexions
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