Benvolguts,
Un enemic nostre, i amic, evidentment del
Conde de Godó, per això el va nomenar subdirector de La Vanguardia, escriu el que ell
mateix referint-se a Mas en diu: que està perpetrando...
Qui és
el tal Zarzalejos?
Hijo de José Antonio Zarzalejos Altares, Gobernador
Civil de Vizcaya
y Fiscal del Tribunal Supremo, y hermano de Francisco
Javier Zarzalejos (Secretario General de la Presidencia del Gobierno durante
los gobiernos de José María Aznar y Secretario general de la Fundación FAES) y de la periodista Charo
Zarzalejos.
José Antonio Zarzalejos, licenciado
por la Universidad de Deusto, entre 1979 y 1989
compaginó esta profesión con el periodismo, tras aprobar las oposiciones a
Letrado de la Diputación Foral de Bizkaia colaborando
en medios periodísticos como La Gaceta del Norte.
·
Fa veure que se sent assetjat, per
l’ambient pútrid de l’amiguisme i la por a Catalunya, quan procedint d’Euskadi en una doble identidad –por tanto, también española–, se
n’adona que aquí com allà estava com un peix en un garatge i a més navegant
contracorrent!
·
Barreja pomes amb taronges –nacionalistas y
socialistas–…
· Es permet opinar, equivocadament: una equivocada interpretación del
significado de la Diada del 2012 y una convocatoria precipitada a las urnas el 25-N…
· Opina, com tots els no-catalans, desconeixedors de
la historia, que La cosecha de la Constitución de 1978 resultó para Catalunya abundante…
· Troba molt lleig el suport, el
amparo y la financiación al simposio organizado por el Centro de Historia
Contemporánea de Catalunya bajo el epígrafe general de España contra Cataluña...
· Opina com tots els fabricants tergiversadors de la
historia que Construir la identidad histórica de un pueblo como
el catalán sobre la denigración de España –en cuyo devenir ha sido protagónico– crea el imprescindible enemigo exterior
aglutinante del independentismo y recuerda las peores prácticas del nacionalismo regresivo y
hostil, acomplejado e ignaro del pasado. Es abertzalismo.
Ui, quina
por!
El tal Zarzalejos, així
com el seu amo és un dels nostres pitjors enemics, ja que La Vanguardia encara la
llegeix molta gent i crea opinió a qui no es vol molestar a crear-se-la ell
mateix, i per tant ja veieu que és la persona ideal per
fer de subdirector d’un diari tan equànime com La Vanguardia!
Merda en estat pur!
Ara l’article:
Así
no, president, de José Antonio Zarzalejos en La Vanguardia
el 9 junio, 2013 en Derechos, Libertades, Política, Sociedad
Algunos españoles nos sentimos plenamente identificados
con la siguiente reflexión de Antonio Muñoz Molina, premio Príncipe de Asturias
de las Letras 2013, contenida en su ensayo Todo lo que era sólido: “Es muy difícil
llevar la contraria en España. Llevar la contraria no a los del partido o del
bando contrario, sino a los que parecía que están en el lado de uno;
llevar la contraria sin mirar a un lado y a otro antes de abrir la boca para
asegurarse de que se cuenta con el apoyo de los que saben o creen que uno está
a su favor; llevar la contraria a solas, a cuerpo limpio, diciendo educadamente
lo que uno piensa debe decir, lo que le apetece decir, lo que le parece indigno
callar, sabiendo que se arriesga, no a la reprobación segura de quienes no
comparten sus ideas, sino al rechazo ofendido de los que lo consideraban uno de
los suyos”.
Modestamente este periodista experimenta con sus análisis sobre Catalunya, en
las páginas de La Vanguardia y fuera de ellas, lo que describe el autor
jiennense: una perfecta y asumida soledad, porque los sectores que puedan
identificarse con un planteamiento razonable y audaz para tratar de solucionar
sin maximalismos la cuestión catalana, resultan tan silentes y discretos que
podría pensarse que no existieran.
Detesto utilizar la primera persona en un texto
periodístico, pero, como la excepción confirma la regla, he de confesar que mi
surco vital – arado
en mi trayectoria en el País Vasco de los ochenta y noventa del pasado siglo–
me ha llevado desde mi juventud, primero en las lides jurídicas y luego en las
periodísticas, a profesar por Catalunya y el catalanismo una simpatía
admirativa. Como vasco afincado en una doble identidad –por tanto, también española– no
podía por menos que contemplar referencialmente la cohesión social de
Catalunya, la construcción de su “voluntad de ser” (Vicens Vives) sustentada en
la lengua y la cultura propias, la energía proyectiva sobre el conjunto de
España, ese afecto especial por la conciliación de intereses compendiado en Por
la concordia de Cambó y, en definitiva, la articulación de una sociedad que
durante los años de gobierno de Jordi Pujol –contrariamente a lo que se diga–
tuvo una enorme lucidez para que la democracia se asentase en España.
La cosecha de la Constitución de 1978 resultó para
Catalunya abundante pero la distancia temporal es el olvido. Es verdad que se
han cometido enormes errores que arrancan de la reactiva emulación territorial
que se niega a reconocer que la idiosincrasia de España –si es que queremos una
España en paz y unida– consiste en su pluralidad. Los yerros de los
políticos catalanes –nacionalistas y socialistas– han sido de un
calibre no menor. Y de esa conjunción malhadada hemos llegado hasta aquí en una
escalada de desafueros que comenzó con un Estatut que defraudó a unos y a otros; un sistema
de garantías constitucionales que –por ausencia del necesario recurso previo de
inconstitucionalidad– enmendó la plana al electorado catalán y que siguió con una equivocada
interpretación del significado de la Diada del 2012 y una
convocatoria precipitada a las urnas el 25-N de ese año cuyos resultados
hubiesen justificado o la renuncia de Mas –ipso facto: perdió doce escaños
cuando reclamaba una mayoría indestructible, lo que este periódico consideró un “fracaso
excepcional”– o la rectificación de un órdago independentista que a ninguna parte
llevaba más que a la que ahora estamos: CiU desarbolada remedando la política
de su antaño contrincante y hogaño socio, ERC; el socialismo fracturado y el
llamado unionismo, desdoblado, oficiando entre sí como el perro del hortelano,
que ni come ni deja comer.
Pero el mayor, el peor, y el más disuasorio de los
errores
perpetrados por el president Mas es el amparo y la financiación al simposio
organizado por el Centro de Historia Contemporánea de Catalunya bajo el
epígrafe general de España contra Cataluña: una mirada histórica
(1714-2014) que se celebrará en diciembre cuando el calendario –¡qué error de
planteamiento!– no habrá alcanzado aún la redonda fecha del trescientos
aniversario de la caída de Barcelona en la Guerra de Sucesión. Construir la
identidad histórica de un pueblo como el catalán sobre la denigración de España
–en cuyo devenir ha sido protagónico– crea el imprescindible enemigo exterior
aglutinante del independentismo y recuerda las peores prácticas del nacionalismo regresivo y
hostil, acomplejado e ignaro del pasado. Es abertzalismo. Y así no. Así la Catalunya de
Mas y de Junqueras se irá quedando con tantas adhesiones interiores como
desafectos externos. La historia es una ciencia para saber y
aprender, no para hostigar. Y la reputación de un pueblo no se construye sobre la
deformación del devenir histórico de los demás.
Es deu haver quedat satisfet després d’aquestes
vomitades...
Joan
A. Forès
Reflexions
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