Benvolguts,
En Josep Ramoneda analitza el darrer baròmetre del CIS i observa el pessimisme quantificat de la societat espanyola.
Proposo
que com han fet amb les balances fiscals, deixin de publicar aquests baròmetres
nefasts que neguen el que el Gobierno diu que fa i així farem com els nens
petits, ens taparem els ulls i direm “el nen no hi éees!”
Aquí hi ha un parell d’articles complementaris
sobre el darrer baròmetre del CIS:
Josep Ramoneda cita les declaracions de
Martin Wolf, com havia fet ahir Soledad Gallego Díaz. I deixa anar, concretament, una frase: Triunfalismo
del Gobierno y del dinero, pesimismo de la ciudadanía. Otra fractura abierta
en la sociedad española. El carrusel del presidente, los ministros y los empresarios
cantando las maravillas de la política del Gobierno no hace más que ampliar la
fractura. Los ciudadanos son personas, no números…
I ara l’article,
curt però potent:
La
gran factura
Josep Ramoneda en
Domingo de El País
el 9 marzo, 2014 en Derechos, Economía, Internacional, Libertades, Política, Sociedad
OPINIÓN
Triunfalismo del
Gobierno, pesimismo de la ciudadanía. Otra fractura abierta en la sociedad
El último barómetro del
Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirma que el pesimismo está
instalado en la sociedad española, sin viso alguno de disiparse. El Gobierno, en
relación simbiótica con la élite empresarial, gasta dinero y energías en montar
espectáculos propagandísticos para hacer creer al personal que España va bien,
amparándose en la arcaica idea de que la gente acaba creyendo lo que repiten
los que mandan.
Sin embargo, el CIS nos
cuenta que un 86%
de la ciudadanía piensa que la situación actual es mala y más del 70% que
el año próximo será igual o peor. Y el editorialista del Financial Times Martin Wolf, que no forma parte del
coro de acompañamiento del Gobierno, de paso por Madrid, da la razón a los
ciudadanos: “La
mayor parte de la población española no va a notar los efectos de la
recuperación en mucho tiempo” y difícilmente las cifras del paro volverán a los
niveles anteriores a la crisis “antes de la década de los veinte”.
Triunfalismo del Gobierno
y del dinero, pesimismo de la ciudadanía. Otra fractura abierta en la sociedad
española, con graves consecuencias para la propia democracia: élites y
ciudadanos no hablan el mismo lenguaje. Día a día, crece la sensación de que viven en mundos
distintos y, por tanto, que sus intereses no coinciden.
Para los principales
medios de comunicación europeos el crecimiento de las desigualdades en las sociedades
avanzadas es un problema central. Por sus efectos devastadores para
las personas y para la convivencia y por su carga negativa en el funcionamiento
del sistema: la desigualdad es cara, es ineficiente, frena el progreso, divide
a la ciudadanía y genera desmoralización. Sin embargo, no está en la agenda del Gobierno español
que incluso pone
en duda que las desigualdades crezcan, pese a los manifiestos resultados de sus
políticas de austeridad: hundimiento de los salarios y aumento de la
precariedad.
¿De qué están hablando
los españoles si no de desigualdad cuando dicen que el paro es el principal problema del país
seguido de la
corrupción que sube a pasos de gigante en los gráficos de las
encuestas? La
falta de trabajo y los juegos ventajistas de las élites depredadoras como
símbolos de la fractura del país. La principal preocupación de la política
debería ser suturar esta herida.
El carrusel del presidente, los
ministros y los empresarios cantando las maravillas de la política del Gobierno
no hace más que ampliar la fractura. Los ciudadanos son personas, no números. Y la buena política es
precisamente el arte de actuar sobre las personas. No basta con reformas
decididas a menudo en despachos externos a la política.
Hay que recuperar algunas
instituciones morales, si se me permite la expresión, del hacer público: la
ejemplaridad, la autoridad (y no el autoritarismo vulgar que rige hoy), el respeto a las
personas, la pluralidad, la libertad (más oportunidades, menos prohibiciones) y
el valor de la palabra.
Josep Ramoneda
Joan
A. Forès
Reflexions
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