Benvolguts,
Continuem explorant el
web del Gestha, guiats pel
seu president Carlos Cruzado Catalán. Avui comentem dos escrits més del Gestha relatius a la reforma fiscal. El primer explica la no-nata reforma fiscal original,
parla de la Comisión de expertos que havien d’haver donat les pautes per la reforma
fiscal (d’acord amb l’autoritat competent, de la FAES, evidentment), explica
que PP i PSOE a efectes fiscals són la mateixa cosa (independientemente
del color político) o
sigui el PPSOE. Explica que fan “parcheos”
però no explica per què ni parla de l’invent del De la Fuente. El segon es pregunta d’on sortiran els diners que l’estat deixarà d’ingressar
degut a la reformada reforma fiscal. I ho explica: en part venent patrimoni
(una part d’AENA a un sol grup, en contra dels criteris de Catalunya de
permetre que cada aeroport faci la seva pròpia gestió), així com l’explotació privada
de les infraestructures, ferrocarrils, autovies, autopistes, que havien sigut construïdes
amb deliris de grandesa i per satisfer el lobby del Puente Aereo...
24-06-2014
1. Reforma fiscal: un parche que no garantiza suficiencia ni equidad
Esta entrada ha sido escrita por Carlos Cruzado
Catalán, Presidente
de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).
El próximo día 5 de julio se cumplirá un año de la
decisión del Gobierno de iniciar el
proceso para acometer una reforma legislativa que suponga una revisión del
conjunto del sistema tributario, tal y como se expresaba en el acuerdo
adoptado en el Consejo de Ministros de tal fecha, en el que se nombraba a los
miembros de la Comisión
de expertos a los que encargó la elaboración de un informe al respecto.
Un año después, sin embargo, y una vez recibido el
informe de los expertos, el Gobierno no propone esa revisión completa del
sistema tributario, sino un nuevo “parcheo” puntual,
como los que desde hace ya algunos años han venido realizando los distintos
gobiernos, independientemente
del color político.
Obviamente, el resultado de afrontar los problemas
tributarios de esta forma ha provocado que nos encontremos ante un sistema tributario agotado, que no cumple con la finalidad
de recaudar lo suficiente para atender al gasto público que un estado del
bienestar requiere, ni con los principios que, según el artículo
31.1 de nuestra Constitución, deben informar el mismo: generalidad, igualdad y progresividad.
Situación que, tal y como mantienen la mayoría de los expertos, requería, como
hace un año anunció el Gobierno, de una revisión del conjunto del sistema
tributario y no de una simple modificación parcial de dos de los impuestos que
conforman el sistema, por mucho que hablemos del primer y tercer impuesto en lo que a
recaudación se refiere.
Las modificaciones propuestas estos días por el
Gobierno en el IRPF y en el impuesto sobre sociedades, que conllevarán una
pérdida de recaudación que podría alcanzar los nueve mil millones de euros de
aquí a 2016, se plantean solo unos días después de que Eurostat haya publicado los datos de
recaudación de impuestos de los países de la UE correspondientes al ejercicio
2012, y de ellos se desprende que España se
encuentra siete puntos por debajo de la media de los países de la Unión en
presión fiscal, en el 32,5% del PIB.
Por ello, y teniendo en cuenta el compromiso de
reducir nuestro déficit hasta el 4,2% del PIB en 2015 y al 2,8% en 2016, que
conlleva un ajuste de casi 30.000 millones en estos dos años, se hace necesaria una explicación del Gobierno respecto de
cómo piensa compensar la bajada anunciada, dado que no parece lógico
fiar la misma exclusivamente a una recuperación económica todavía poco robusta
y que será débil en los próximos años.
Y en este sentido, y dado el reiterado desacierto
de las previsiones económicas de los distintos gobiernos de turno, se tornan probables otras opciones ahora silenciadas, como
pueden ser otros recortes en gastos y prestaciones sociales o mayores copagos en educación,
sanidad o utilización de infraestructuras públicas, tal y como
contemplaban los expertos en su informe sobre la reforma fiscal.
En definitiva, los “parcheos” anunciados ni garantizarán el
principio de suficiencia del sistema tributario, ni, desgraciadamente,
mejorarán la equidad del mismo, continuando en entredicho los principios
constitucionales de generalidad, igualdad y progresividad.
21-06-2014
2. ¿Cómo va a compensar el Gobierno la caída de ingresos tras la reforma
fiscal? Artículo de Carlos Cruzado
El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro cifraba
a regañadientes entre
4.800 y 5.000 millones de euros el dinero que las arcas públicas dejarán de
ingresar con la entrada de las nuevas medidas fiscales anunciadas para el Impuesto sobre la
renta por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, a los que habrá que sumar al menos
otros 2.500
por las referidas al Impuesto sobre sociedades. Es lógico que prefiriera en ese
momento no dar esa cifra porque el interrogante que salta de inmediato en la mente
de todos los contribuyentes es saber de dónde saldrá el dinero que el Estado dejará de ingresar.
Sin embargo, no hace falta dejar volar la
imaginación para darse cuenta de que las decisiones del Gobierno, a veces,
responden a maniobras pensadas y medidas. La respuesta a esta pregunta podemos
encontrarla cuando a finales de la semana pasada Moncloa anunció que pondrá a la venta el 49% del capital de AENA, que gestiona los 48
aeropuertos civiles españoles, entre ellos los de Barajas y El Prat.
En teoría, la privatización parcial de AENA, consideraciones
políticas al margen, no tiene por qué ser algo negativo, pero las
experiencias de privatizaciones anteriores corroboran que somos todos los contribuyentes los que salimos
perdiendo con este tipo de ventas y, en definitiva, la propia
Administración.
La venta de este 49% de AENA supondrá unos ingresos
estimados de 2.500
millones de euros para las arcas públicas, una cifra que puede
parecer a priori muy importante, pero que no lo es tanto teniendo en cuenta que
estamos hablando de la mitad de todos nuestros aeropuertos, cuyo beneficio neto
en 2013 ascendió a 715 millones de euros a pesar de la débil coyuntura
económica.
Son elucubraciones, es cierto, pero mucho me temo
que ese dinero
servirá para tapar parte del agujero que esta reforma fiscal -por cierto,
regresiva y a todas luces insuficiente- abrirá en las cuentas públicas.
Deberemos esperar a los próximos meses para comprobar si estas aparentes
rebajas fiscales se acompañan de subidas en otros impuestos, nuevos recortes o la ampliación de los
famosos copagos en los servicios sociales más universales como son la sanidad
pública o la educación y en la utilización de infraestructuras.
En definitiva, mucho nos tememos que el actual
Gobierno ahondará
en adelgazar el peso del Estado y la sociedad del bienestar para
hacerle el juego a una reforma fiscal que responde más a intereses electoralistas que a una
renovación en profundidad de nuestro sistema tributario; y que, reconocerán
conmigo, no hace
más que ahondar las diferencias entre los que más tienen y los que tienen
menos.
Joan
A. Forès
Reflexions
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