Avui comentarem un article de Juan Ramón Rallo, ¿Por qué en España se recauda menos que en Europa. Sembla que aquest
xicot és com el Pancho López,
pequeño pero matón. Als 30 anys ja ho ha fet tot. I coixeja cap a la
dreta liberal i portadora de valores eternos. Guaiteu quins són els objectius del
Instituto Juan de Mariana (IJM):
És un think tank independiente
con sede en Madrid
fundado en el año 2005
(el xicot tenia 21 anys...): "dar a conocer al gran público español, europeo y
latinoamericano, los beneficios que para los intereses generales
proporcionan la propiedad privada, la libre iniciativa empresarial y la limitación
del ámbito de actuación de los poderes públicos". No deu
estar massa d’acord amb el Pablo Iglesias ni amb Friedrich Engels (autor del
sempre recomanable llibre “Els orígens de la familia, la propietat
privada i l’estat”. http://es.slideshare.net/javiercabrerau/el-origen-de-la-f).
http://es.slideshare.net/guestc81620/el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-federico-engels?related=1
Sembla que el Pancho López vagi disfressat de Robin Hood!: Troba que la UE, Suècia
i Finlàndia, no són bons exemples de gestió de la pressió fiscal, ja que l’economia
submergida del Reino de España no és tant més alta que la d’aquests països:
· La economía sumergida no es en España
abisalmente diferente a la del resto de Europa o a la de los países nórdicos
I asegura que al Reino de
España els estratos más humildes de la sociedad, són
els que proporcionalment paguen menys impostos:
· Quienes pagan relativamente muchos menos
impuestos en España frente a Europa no son las rentas más altas, sino los
estratos más humildes de la sociedad
· Los tipos efectivos sobre la renta de la
mitad de la población más pobre son muchísimo más bajos en España que en los
nórdicos
I conclou que no cal apujar impostos. ¿Puede
España duplicar la tributación que están soportando las rentas más bajas? A mi
juicio no: lo
razonable es bajar el gasto y bajar impuestos, no lo contrario.
És clar que cal abaixar la descomunal despesa
del Reino de España, però de passada podria apujar impostos a les rendes més
altes…
És interessant perquè dóna moltes dades comparatives entre el Reino de España i Europa i també és interessant perquè distingeix molt bé entre impostos directes, indirectes, cotitzacions SS a càrrec de l'empresa i del treballador, tot sempre degudament cuinat...
Ara
podem veure la seva exposició i els seus raonaments:
¿Por qué en España se recauda
menos que en Europa
Juan Ramón Rallo en Vozpopuli.com
el 16 agosto, 2014 en Derechos, Economía, Ética,
Igualdad, Internacional, Justicia, Libertades, Política, Sociedad, Sociología, Valores
Juan Ramón Rallo Julián (nacido el 13 de marzo de 1984) es un economista
español
de la escuela austríaca. Rallo es escritor, docente
en varias universidades, y también es conocido por su presencia mediática en espacios
de análisis económico. Es socio fundador del Instituto Juan
de Mariana y su actual director.
Es licenciado en Derecho y licenciado en
Economía por la Universidad de Valencia (con sendos
Premios Extraordinarios de fin de carrera), máster
en economía
de la Escuela austríaca y doctor en economía por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Actualmente es profesor y codirector del Máster en Economía del Centro de
Estudios Superiores Online de Madrid Manuel Ayau (OMMA) y en la
Escuela Superior de Negocios ISEAD.
El Instituto Juan de Mariana
(IJM) es un think tank
independiente con sede en Madrid fundado en el año 2005. Sus objetivos son,
según sus estatutos, "dar a conocer al gran público español, europeo y
latinoamericano, los beneficios que para los intereses generales
proporcionan la propiedad privada, la libre iniciativa empresarial y la limitación
del ámbito de actuación de los poderes públicos".[1
OPINIÓN
La presión fiscal de España en el año 2012 fue del 33,3% del PIB
mientras que la del resto de Europa fue del 39,5%. Más de seis puntos sobre el
PIB de diferencia que, en caso de suprimirlos, le permitirían a Hacienda
recaudar más de
60.000 millones de euros adicionales y acabar con el déficit
público. La respuesta, pues, parece obvia: hay que equiparar fiscalmente a
España con Europa y… problema terminado.
Sin embargo, mucho me temo que quienes defienden
la necesidad de tal incremento en la presión fiscal se están imaginando que
serán otros, acaso los ricos, los que carguen con tamaña factura. Tal vez
convendría que desglosáramos a qué se debe nuestro diferencial tributario con
Europa.
La estructura de la presión fiscal en la Unión
Europea
La presión fiscal
española —equivalente al 33,3% del PIB en 2012— se desglosa del siguiente
modo: 10,6% del
PIB en impuestos directos, 10,7% en impuestos indirectos y 12% en cotizaciones
sociales. Dentro de los impuestos indirectos destaca el IVA —con el 5,5%
del PIB—, y dentro de los directos el IRPF —con el 7,7% del PIB— y Sociedades —con
2,2% del PIB—; a su vez, las cotizaciones a la Seguridad Social se dividen en 8,4% del
PIB a cargo del empresario, 1,8% a cargo del trabajador y 1,8% a cargo de los
autónomos.
En cambio, en el
conjunto de la Unión Europea, la presión fiscal del 39,5% del PIB se divide del
siguiente modo: 13,2%
del PIB en impuestos directos, 13,6% en indirectos y 12,7% en cotizaciones sociales. Dentro
de los indirectos, destaca el IVA —con el 6,1% del PIB—, y de los directos el IRPF —con el
9,4% del PIB— y Sociedades —con el 2,6% del PIB—; a su vez, las
cotizaciones sociales se dividen en 7,3% del PIB a cargo del empresario, 3,9% a cargo del
trabajador y 1,5% a cargo de los autónomos.
Por consiguiente,
para equipararnos fiscalmente con Europa, la recaudación por impuestos directos
debería aumentar en 2,6 puntos del PIB (sobre todo, 1,7 puntos de IRPF y 0,4
puntos de Sociedades), la recaudación por indirectos en 2,9 puntos y las
cotizaciones sociales en 0,7 puntos (si bien, las que se encuentran a cargo del
empresario deberían reducirse en 1,1 puntos, las de los autónomos en 0,3 puntos
y las de los trabajadores por cuenta ajena aumentar en 2,2 puntos). Dicho de otro modo,
para equipararnos con Europa deberíamos subir muy sustancialmente la fiscalidad
indirecta (IVA e Impuestos especiales) y la del IRPF, así como las cotizaciones
sociales a cargo del trabajador.
Por supuesto, una
mayor recaudación por estos conceptos no significa que los tipos impositivos
deban subir: en teoría, es posible bajar los impuestos y recaudar más (eso es
lo que sucede, por ejemplo, con la recaudación por Sociedades en Irlanda). Para
saber exactamente quién soportaría la carga de la “equiparación fiscal con Europa”
debemos echarle un vistazo a los tipos impositivos implícitos sobre el trabajo, el consumo
y el capital (es decir, el gravamen medio al que tributa el gasto al consumo,
las rentas del trabajo y las rentas del capital).
Pues bien: para equipararnos con Europa, el
tipo implícito sobre el consumo debería aumentar del 14% al 24,5% (un aumento
de la fiscalidad sobre el consumo del 75%), el tipo implícito sobre las rentas
del trabajo debería pasar del 33,5% al 36,1% (un incremento del 7,7%) y el tipo
implícito sobre las rentas del capital desde el 25,3% al 29,5% (un incremento
del 16%). Por tanto, el sablazo fundamental vendría de una mucho mayor
tributación indirecta (casi duplicar su carga actual). Tal vez alguno considere
que al menos con este esquema las empresas también saldrán esquilmadas; sin
embargo, dentro de los tipos implícitos sobre el capital, los que más habría
que subir, para equipararnos con Europa, son los que afectan a familias y
autónomos: del 13% al 16,8% (un 29,3% de subida), mientras que los que afectan
a empresas apenas crecerían del 17,8% al 19,2% (un 7,8%).
La estructura de la presión fiscal en Suecia
Visto lo visto,
parece que la Unión Europea no es un magnífico espejo tributario en el que
mirarse: sí, la presión fiscal es mayor que en España pero la soportan
esencialmente las familias a través de una mayor fiscalidad indirecta, mientras
que a las empresas apenas se las toca el pelo. Tal vez sea conveniente emular
fiscalmente dentro de Europa a ese paradigma de Estado socialdemócrata que es Suecia.
En Suecia, la
presión fiscal es del 44,2% del PIB —10,9 puntos superior a la española— y se
desglosa del siguiente modo: 18,3% del PIB en impuestos directos, 18,7% en
impuestos indirectos y 7,2% en cotizaciones sociales. Dentro de los impuestos
indirectos destaca el IVA —con el 9,3% del PIB— y dentro de los directos el
IRPF —15,2% del PIB— y Sociedades —2,9% del PIB—; a su vez, las cotizaciones
sociales las paga íntegramente el empresario —con 7% del PIB— y los autónomos
—con 0,2% del PIB—, no hay propiamente cotizaciones sobre el trabajador por cuenta
ajena.
Por tanto, para
equipararnos fiscalmente con Suecia deberíamos aumentar la recaudación por
impuestos directos en 7,7 puntos (en especial, IRPF con 7,5 puntos adicionales
y Sociedades con 0,7 puntos, minorando otra tributación directa), la recaudación
por impuestos indirectos debería incrementarse en 8 puntos y la recaudación por
cotizaciones sociales habría que reducirla en 4,8 puntos (1,4 puntos la del
empresario, 1,8 puntos la del trabajador y 1,6 puntos la del autónomo). Por
tipos impositivos implícitos la imagen cambia poco: el tipo implícito sobre el
consumo en Suecia es del 26,5% (un 90% superior al español), sobre el trabajo
un 38,6% (un 15% superior al español) y sobre el capital un 30,6% (un 21%
superior al español).
Por consiguiente,
el sistema sueco implica una subida generalizada de impuestos, especialmente en
impuestos sobre el consumo, cuyo tipo medio se incrementaría en un 90%.
¿Verdaderamente queremos cuasi duplicar el IVA y los Impuestos Especiales?
Acaso algunos crean que la clave del modelo sueco es que esos altos impuestos
indirectos se ven compensados por una fiscalidad extremadamente progresiva en
los impuestos directos. Pero no: el tipo medio efectivo por quintil de renta en
el IRPF subiría, especialmente, para el 60% de la población con menor renta
(cuyos tipos efectivos se duplicarían o más que duplicarían).
Para muestra, un
botón: las rentas inferiores a 2.000 euros anuales no pagan prácticamente IRPF
en España, mientras que en Suecia abonan el 11,2%.
En definitiva, copiar el modelo sueco
implicaría duplicar la tributación sobre el consumo y duplicar (o más que
duplicar) el tipo efectivo del IRPF del 60% de contribuyentes con menor renta
(el 20% más rico, en cambio, sólo la vería aumentar un 27%). ¿Ese es el modelo
tributario que queremos para España?
La estructura de la presión fiscal en Finlandia
Quizá ni la Unión
Europea ni Suecia sean buenos modelos fiscales a copiar. Pero, ¿qué tal
Finlandia? La presión fiscal de Finlandia es prácticamente la misma que la
sueca —44,1% del PIB— pero repartida de una forma algo distinta: 16,3% del PIB
por impuestos directos, 14,7% por indirectos y 13,2% por cotizaciones sociales.
Dentro de los impuestos indirectos destaca el IVA, con el 9,2% del PIB, y
dentro de los directos el IRPF, con el 13% del PIB y Sociedades con el 2,2%; a
su vez, las cotizaciones sociales se distribuyen con un 9,2% para empresarios,
3% para trabajadores y 1% para autónomos.
Por tanto, para
parecernos a Finlandia deberíamos aumentar la recaudación por impuestos
directos en 5,7 puntos (en especial, IRPF con 6,3 puntos adicionales, para así
reducir otra recaudación directa como la de Sociedades), la recaudación por
impuestos indirectos debería incrementarse en 4 puntos y la recaudación por
cotizaciones sociales debería crecer 1,2 puntos (0,8, puntos la del empresario,
1,2 puntos la del trabajador y reducir 0,8 puntos la del autónomo). Por tipos
impositivos implícitos la imagen es muy similar: el tipo implícito sobre el
consumo en Finlandia es del 26,4% (un 88,5% superior al español), sobre el
trabajo un 40,1% (un 19,7% superior al español) y sobre el capital un 29,9% (un
18% superior al español). Hay que aclarar que el tipo implícito sobre el
capital es más alto por la superior tributación de las rentas del capital
familiares y de autónomos (tipo implícito del 22,7% frente al 13% español) no
por la tributación de Sociedades (que es más bajo en Finlandia: del 17,5%
frente al 17,8% español).
Por consiguiente, el modelo tributario finés
también implica una subida de la tributación sobre el consumo del 90% y una
rebaja en la tributación a las empresas. Pero, ¿es al menos su tributación
directa más progresiva que al sueca? Pues no. Nuevamente, los contribuyentes
que más notarían la subida de los tipos efectivos del IRPF son el 60% de
contribuyentes con menor renta.
Una breve nota sobre la economía sumergida
Por terminar de despejar mitos: la economía
sumergida no es en España abisalmente diferente a la del resto de Europa o a la
de los países nórdicos. Según las estimaciones más fiables, las del
experto mundial Friedrich Schneider,
el peso de la
economía sumergida en el PIB español es del 18,6%, frente al 18,4% de la Unión
Europea, al 13,9% de Suecia o al 13% de Finlandia. La diferencia con
Suecia, pues, es de apenas 4,7 puntos de PIB: si esos 4,7 puntos tributaran al
40%, lograríamos una recaudación adicional de 1,9 puntos. Con respecto a
Finlandia es de 5,6 puntos, por lo que si la graváramos al 40%, recaudaríamos
2,25 puntos adicionales. Por tanto, si la presión fiscal en Europa es 6,2 puntos
superior a la española o si en Suecia y Finlandia es 10,9 puntos mayor, no es
porque nuestra economía sumergida esté mucho más extendida: es porque en los
otros países se pagan más impuestos.
Conclusión
Tal como reza la sabiduría convencional, es verdad
que en España
pagamos menos impuestos que en el conjunto de Europa o que en los países
nórdicos y, por eso, nuestra presión fiscal es más reducida. Pero, a
diferencia de lo que sostiene la sabiduría convencional, quienes pagan relativamente muchos menos
impuestos en España frente a Europa no son las rentas más altas, sino los
estratos más humildes de la sociedad: por un lado, los gravámenes
sobre el consumo son en España mucho menores que en Europa y, sobre todo, que
en los países nórdicos; por otro, los tipos efectivos sobre la renta de la mitad de la
población más pobre son muchísimo más bajos en España que en los nórdicos.
¿Puede España duplicar la tributación que están
soportando las rentas más bajas? A mi juicio no: lo razonable es bajar el gasto y bajar
impuestos, no lo contrario. Pero eso, duplicar la tributación de los ciudadanos
más pobres, es lo que en el fondo —quizá sin saberlo— defienden quienes quieren
más gasto y más impuestos. El “que paguen los ricos” es puro populismo
tributario, pues los ricos no están pagando sustancialmente menos que en el
resto de Europa: quienes pagan menos que en el resto de Europa —de la Europa
con Estados más grandes— son los pobres. ¿De verdad queremos saquearlos tributariamente para mayor
gloria de un Estado sobredimensionado?
Juan Ramón Rallo
Joan
A. Forès
Reflexions
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