Benvolguts,
Torna
a córrer per internet aquesta magnífica carta del magnífic Cotarelo, publicada
per Carlos R. Capdevila.
Periodista y dirigente de la comunidad catalana en la Argentina
La
carta no és nova, Té una llarga història. Jo la vaig publicar el gener
d’enguany:
Però
venia de més endarrere. Venia del juliol de l’any passat i l’havia publicada en
Cotarelo comentant una portada de El País on s’hi veu el rei i el
president Mas. Aquesta portada li va inspirar la carta al Cotarelo.
En
la carta del 19 de gener en Cotarelo hi va afegir un vídeo d’ell mateix. En
aquest vídeo tal com explica el mateix Cotarelo hi ha un fragment que no estava
reflectit en el text, perquè segons ell cap mitjà de
difusió espanyol li ha volgut publicar [d’això se’n diu autocensura i dóna idea de la lliberta
que tenen els diaris espanyols!]. El
Cotarelo fa una exhibició de raonament filosòfic amb una “triada dialéctica
hegeliana” molt interessant.
Podem llegir la carta publicada el 28 de juliol de
2016 a Facebook, o podeu més aviat anar directament a l’enllaç
1, on podeu gaudir de la carta i del vídeo que paga molt la pena, i podeu
llegir la part que cap diari ibèric li vol publicar!
Carta abierta a
Felipe VI, un rey ilegítimo y fascista
Por Ramón Cotarelo
Barcelona
(INCAT-Palinuro).-
Estimado señor: en 1716,
un antepasado suyo, Felipe V, abolió de un plumazo
los derechos y libertades catalanas tras someter a Barcelona mediante conquista
militar. Trescientos años después quiere el destino que venga usted
a impedir que los recuperen. Acaba usted de
espetar un discurso a un gobernante democrático, elegido por las urnas –como
usted no lo ha sido– cuyo contenido esencial reside en recordar la necesidad de
respeto al principio de supremacía de la ley, sin el cual, no es posible la
sociedad civilizada.
¿Con qué autoridad dice
usted eso a un presidente que, como él mismo señaló en una entrevista
posterior, nunca se ha saltado la ley? Contestemos a esta fastidiosa pregunta.
Su autoridad personal en la materia que,
a fuer de republicano no reconozco, es inexistente. Su poder viene
directamente de la designación de un militar golpista, un
delincuente perjuro que se alzó contra su gobierno y usted no ha tenido el coraje ni la gallardía de refrendarlo
mediante una consulta a la ciudadanía, un referéndum en el
que ésta decida si quiere seguir bajo la monarquía o
prefiere la República, el último régimen legítimo que hubo en España, pues el
suyo no lo es.
Usted carece de autoridad pero se hace
eco de la del gobierno español, ese sí, elegido por sufragio universal. Es
éste quien ha enviado a usted a Cataluña a recitar el catón elemental del
Estado de derecho: el respeto a la ley, que a todos nos obliga, incluidos los
gobernantes.
En términos abstractos
esto es cierto. En términos concretos, aquí y ahora, en España, no sólo no lo
es, sino que es una burla. El gobierno que exige a Mas el cumplimiento de la
ley, la cambia a su antojo, unilateralmente, sin consenso alguno, valiéndose de
su rodillo parlamentario cuando le conviene, de forma que esa ley ya no es una
norma de razón universal, general y abstracta que atienda al bien común, sino un
dictado de los caprichos del gobierno del PP que, como sabe usted
perfectamente, es el más corrupto, arbitrario e incompetente de la segunda
restauración.
Un solo ejemplo lo
aclara: el mismo día en que el presidente de ese gobierno del Partido Popular, un
hombre sin crédito ni autoridad algunos, sospechoso de haber estado cobrando
sobresueldos de procedencia dudosa durante años, denuncia que los soberanistas
catalanes intentan “cambiar las reglas del juego” al desobedecer la ley, sus
acólitos presentaban un proyecto de ley de reforma del sistema electoral
español para cambiar las reglas de juego a tres meses de unas elecciones. Y
nadie en España, ni un medio de comunicación, ni un publicista ha denunciado
esta arbitrariedad, esta ley del embudo.
Ciertamente, los
gobernantes dicen que, si a los catalanistas no les gusta la ley, pueden
cambiarla, pero legalmente, como han hecho ellos. No tengo a usted por una
lumbrera, pero imagino que no se le escapará la impúdica hipocresía de este
razonamiento pues los catalanes jamás serán mayoría en cuanto catalanes en
España y, por tanto, no pueden materialmente cambiar la ley y están condenados
a vivir bajo la que la mayoría les impone. Siempre. Por si no lo sabe usted,
eso se llama “tiranía de la mayoría” y es tan odiosa como la de la minoría.
No, señor, el asunto ya
no es de respeto a la ley. El asunto es de legitimidad, o sea mucho más
profundo y antiguo. Pero, por no abusar de su paciencia, se lo expondré a usted
en tres sencillos pasos a imitación de la triada dialéctica hegeliana que sirve
para explicar la evolución de la realidad, pero también su involución.
Primero vino una guerra
civil y cuarenta años de dictadura que forjaron una realidad española en la que
se mezclaban los sueños de fanfarrias imperiales con los harapos de un país
tercermundista, gobernado por los militares y los curas, como siempre.
Fascismo, nacionalcatolicismo, centralismo, ignorancia, represión y robo
sistemático. Fue la tesis.
Luego llegó la
transición, la negación de la tesis, la antítesis. España se convertía en una
democracia homologable con el resto de los europeas. Se negaba la dictadura. El
Estado se descentralizaba y devolvía libertades a los territorios, se
promulgaba una Constitución que consagraba la separación de la Iglesia y el Estado
y propugnaba un Estado social y democrático de derecho. Y se acariciaba la
ilusión de que era posible una continuidad normal del Estado, por encima de los
avatares históricos.
Por último llegó la
negación de la antítesis, la negación de la negación, la síntesis. Con el
triunfo aplastante del PP en 2011, volvió el espíritu de la dictadura, el
gobierno de los curas (o de sus sectarios del Opus Dei), el
nacionalcatolicismo. Se conservó la cáscara de la Constitución, pero se la
vació de contenido con la ayuda del principal partido de la oposición, cómplice
en esta involución y se procedió a recentralizar el país, atacando el régimen
autonómico y burlando las expectativas catalanas, de forma que su estatuto
carece de contenido. De nuevo con la ayuda del PSOE y la diligente colaboración
de todas las instituciones del Estado. La que más se ha usado ha sido un
Tribunal Constitucional carente de todo prestigio y autoridad moral por estar
plagado de magistrados al servicio del gobierno o sectarios del Opus Dei, con
su presidente a la cabeza, militante y cotizante del PP.
Así están hoy las cosas
en España, señor mío. Un gobierno de neofranquistas y nacionalcatólicos,
empeñados en imponer sus convicciones como ley de la colectividad, corroído por
la corrupción, basado en un partido al que algún juez considera una asociación
de delincuentes. Un gobierno que ha provocado una involución sin precedentes,
una quiebra social profunda (lea usted las estadísticas de pobreza, las de
paro, las de productividad, las verdaderas, no las que fabrica esta manga de
embusteros) y una quiebra territorial mucho más profunda, que él mismo reconoce
de una gravedad extrema y de la que es el único responsable por su
incompetencia, autoritarismo y corrupción.
¿Cree usted que ese
gobierno tiene autoridad para hablar de la ley? ¿La tiene usted?
No le extrañe que los
catalanes quieran liberarse de esta tiranía personificada en estúpidos
provocadores como ese que quiere “españolizar a los niños catalanes”. Muchos
otros, si pudiéramos, haríamos lo mismo. No quieren, no queremos, vivir otra
vez el franquismo.
Y usted, le guste o no,
lo representa.-
crc
PUBLICADO POR Carlos R. Capdevila
Periodista y dirigente
de la comunidad catalana en la Argentina director@agenciaincat.la
Joan A. Forès
Reflexions
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