Benvolguts,
A cada nou apunt de Ramon Cotarelo al seu Bloc, més identificat amb ell
em sento…
Avui tenim un apunt de títol España
contra Cataluña, que comença amb un petit llistat de les frases que personatges
polítics i militars espanyols enemics de Catalunya ens han dedicat al llarg dels darrers 81 anys,
tots feixistes, tots franquistes, continua amb un posicionament meridianament
clar en el debat sobre memòria històrica entre “el catedrático de derecho constitucional de la
Universidad de Barcelona, Marc Carrillo, y el historiador Joan B. Culla i
Clarà, on demostra
dialècticament el seu suport a Joan B. Culla (la guerra civil fue contra Cataluña) refermant el que nosaltres fa anys
que defensem, que el franquisme sociològic té
amarat el poble espanyol (de forma irrecuperable?), el franquisme sociològic ja forma part de l’ADN espanyol i demostra que el poble espanyol des del franquisme (o
potser des de 500
anys abans?) viu en un perpetu síndrome d’Estocolm...
i acaba amb tres
sentencies demolidores:
· Por eso ninguno de
estos franquistas, descendientes de franquistas, seguidores ideológicos de la
dictadura de facinerosos [el franquisme
sociològic] ha condenado jamás el franquismo.
· Porque, en
definitiva, no es solo el franquismo, es España la que va contra Cataluña.
·
Por eso los catalanes quieren irse. Y hacen bien.
Por eso los catalanes quieren irse. Y hacen bien.
Vegem l’apunt i a part de gaudir dels raonaments, reflexionem, recapacitem i prenguem partit obertament, perquè ens hi va la nostra continuitat com a poble…
Y, con todos los respetos a Carrillo,
coincido con Clarà. Es más, da que pensar que un intelectual tan sólido como
aquel haya incurrido en un exabrupto tan ligero como injusto. Uno que nos
interpela a muchos que, junto a Clarà, pensamos que en efecto, la guerra civil fue
contra Cataluña. Contra la República española y el Estado catalán pari passu. Para defender su
posición, el constitucionalista viene a decir que, en el
franquismo, muchos catalanes colaboraron
y cita algunos. Clarà concede y cita más. Y yo corono la cita: los legitimadores de
la sublevación de militares sediciosos y delincuentes fueron catalanes: los obispos Pla i
Deniel y Gomá, teorizaron la "Cruzada" y exaltaron el fascismo y
nacionalcatolicismo más bárbaros e inhumanos. Por
supuesto, toda tiranía, toda dictadura o
barbarie tiene cómplices entre los
oprimidos, cipayos. Se sabe de sobra.
¿Y qué? La cuestión objetiva es indudable,
históricamente incuestionable y probada hasta la saciedad: el franquismo fue un intento sistemático de
aniquilar a Cataluña como nación. El último. Iba a escribir
"por ahora", pero supongo que no es necesario porque espero que no
haya ocasión a más. Un intento de genocidio cultural, sistemáticanente aplicado
hasta hace muy poco, afortunadamente fracasado pero que se ha reavivado desde
hace unos años, desde la famosa sentencia anticatalana del TC en 2010.
Carrillo sabe que lo anterior es cierto. ¿Por
qué, sin embargo, lo niega con esa vehemencia y de forma tan agresiva? Aquí va
mi intento de explicación. El problema no es si el franquismo fue o no un intento de
genocidio cultural de Cataluña (dejo de lado otras cuestiones nacionales), que
lo fue. El problema es el de su significado y
alcance y, sobre todo, las consecuencias a fecha de hoy. Algo que nadie quiere
encarar en serio.
Porque, en contra de lo que se dice
habitualmente y los dos polemistas parecen aceptar (aunque discrepen en la
valoración), el
franquismo no solo pertenece al ámbito de la memoria histórica sino que, para
nuestra desgracia, pertenece al presente más rabioso. En Cataluña y en el conjunto del Estado. Y no solo
porque las calles sigan rotuladas con nombres de asesinos, el genocida tenga una Fundación a su nombre, haya una
vergüenza llamada Cuelgamuros o los curas sigan diciendo misas por el eterno
descanso (y ansiado retorno) del sanguinario dictador.
Es presente porque sus consecuencias están aquí y convivimos con ellas.
No
hay duda de que el franquismo fue un intento de acabar con la personalidad
nacional catalana. Pero la pregunta, hoy, es: ¿cuántos españoles
apoyaron y apoyan el franquismo? ¿Hasta qué punto puede decirse que el
franquismo ha encarnado en España como se muestra por el hecho de que sigue muy
presente en todas partes? ¿Está España, de verdad, libre del franquismo? Cualquier
puede verlo: en las cosas del común, en el aparato institucional, en su
ordenamiento jurídico, no mucho. Solo el recuerdo de que las leyes
"constitucionales" del franquismo (Régimen Jurídico de la
Administración del Estado, de 1957 y Procedimiento Administrativo, 1958)
estuvieron en vigor hasta 1997, debiera servir de aviso. Y, en lo tocante a Cataluña,
mucho menos.
El
franquismo no es memoria solo; es presente.
Los actuales gobernantes, el propio
partido del gobierno, fundado por un ministro de Franco, son franquistas,
son herederos
del franquismo y no solamente
indirectos, de segunda o tercera generación, estúpidos señoritos al estilo de Casado o jayanes tabernarios al de Hernando, sino directos, muy directos, con ideas, convicciones, creencias absolutamente franquistas.
Gente que ni por asomo admite el carácter ilegal y, por
lo tanto, nulo, de todo el ordenamiento jurídico
de aquel gobierno de delincuentes que, como
en 1984 hizo que la
mentira fuera la verdad; el crimen, virtud; el robo, justicia.
Por
eso ninguno de estos franquistas, descendientes de franquistas, seguidores
ideológicos de la dictadura de facinerosos ha condenado jamás el franquismo.
No
lo han hecho ni lo harán en el PP y en C's porque condenar
el franquismo sería condenarse a sí mismos, a sus familiares, padres y, en
incontables casos, confesar que sus patrimonios se obtuvieron mediante el
crimen, la violencia y el saqueo.
Y,
como buenos franquistas, su actitud frente a Cataluña es la de sus modelos:
exterminio cultural. Llevan
cuatro años de mayoría absoluta gobernando contra la nación catalana, cuya existencia
niegan todos sin más razón que la fuerza, y si fuera por los dos
firmantes del reciente pacto, PP y C's
que, en
realidad también es un pacto contra Cataluña, se
suspendería la autonomía, se encarcelaría a los dirigentes independentistas y
la escuela catalana volvería al modelo castellano de los felices tiempos del
fascismo.
A la vista de esta situación tan delirante,
con franquistas
en los puestos de mando del Estado, se ha destruido ya toda esperanza que pudo
haberse alimentado en la transición de que el
franquismo no volvería. Aquí está de
nuevo, dispuesto a hacer cuanto daño pueda. Y no hay garantía de que quepa
evitarlo.
Porque,
en definitiva, no es solo el franquismo, es España la que va contra Cataluña.
Por eso los catalanes quieren irse. Y hacen bien.
Ramón Cotarelo
Joan A. Forès
Reflexions
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