Benvolguts,
Què hem fet malament? Segons el senyor Perez
Royo, Escòcia ha fet tots els passos ordenadament i Catalunya no n’ha fet cap.
Ho veieu així? Hem de començar un altra vegada tot el procés amb unes eleccions
(plebiscitàries), etc?
No estem en el bon camí?
Què en dirien els juristes que em llegeixen?
Sin legitimidad de origen
Javier Pérez Royo en El País
el 30 noviembre, 2013 en Derechos, Libertades, Política, Sociedad
POLÍTICA
Los escoceses dieron mayoría a un partido con
un programa independentista inequívoco. El Parlamento de Cataluña carece de la legitimidad exigible
para poner en marcha el proceso
Esta semana el primer ministro de Escocia ha
dado a conocer el Libro Blanco, en el que se dibuja el futuro del país para el
caso del triunfo del sí en el referéndum del 18 de septiembre. Los ciudadanos
escoceses van a acudir a las urnas después de que en las últimas elecciones le dieran
la mayoría absoluta al Partido Nacionalista Escocés, que llevaba en su programa
la celebración de un referéndum para la independencia del país y después de que
el Gobierno legitimado por ese resultado electoral haya elaborado un proyecto
de lo que sería una Escocia independiente.
El referéndum escocés del 18 de septiembre de 2014 tiene la
legitimidad de origen de unas elecciones parlamentarias, en las que los
ciudadanos mandataron al Gobierno para que pusiera en marcha un proceso hacia
la independencia. Y tiene la legitimidad de ejercicio
que deriva de que ha sido el mismo partido que obtuvo dicho mandato, presidido
por el mismo candidato que se convirtió en presidente del Gobierno, el que ha
dirigido todo el proceso y el que se compromete a gestionar el resultado del 18
de septiembre.
Los ciudadanos escoceses saben por qué van a votar el 18 de
septiembre: porque ellos mismos lo decidieron en unas elecciones
parlamentarias, dándole mayoría absoluta a un partido con un programa
independentista inequívoco. Saben también qué es lo
que van a votar y cuáles van a ser las consecuencias de su decisión, aunque en
esto último no puede no haber una dosis significativa de incertidumbre, ya que
no hay apenas experiencia en procesos de secesión.
Quiere decirse, pues, que el referéndum
escocés va a ser un referéndum limpio, que va a estar presidido desde el primer
momento hasta el último por el principio de legitimación democrática. El
ejercicio de democracia directa del 18 de septiembre será el sello de lo que ha
sido un ejercicio impecable de la democracia representativa.
En esto último es en lo que se diferencia el
proceso escocés del catalán. En Cataluña no se ha solicitado todavía a los ciudadanos en
unas elecciones parlamentarias la obtención de un mandato para poner en marcha
un proceso de independencia. Ha habido manifestaciones
multitudinarias con reclamos independentistas, hay estudios de opinión que
indican que la independencia es una opción con notable apoyo, pero no ha habido
todavía un debate electoral centrado en la independencia de Cataluña, que
permitiera al cuerpo electoral tomar una decisión sobre la misma.
Dicho con otras palabras: el Parlamento de Cataluña carece de
la legitimidad exigible en un tema de esta naturaleza para poner en marcha un
proceso independentista. Solicitar la convocatoria de un referéndum, sin tener
previamente un mandato inequívoco para hacerlo, es poner la carreta delante de
los bueyes. Las elecciones parlamentarias son el único
elemento de legitimidad del que puede arrancar un proceso independentista en
España, como en cualquier otra democracia parlamentaria europea. Un mandato claro
tras un debate expreso en unas elecciones parlamentarias. Esta es la
condición sine qua non para que se pueda poner en marcha un proceso de independencia.
En este terreno únicamente se puede recurrir
al momento de la democracia directa una vez que se haya recorrido el camino de
la democracia representativa. Para tener legitimidad para hacer la pregunta hay
que haber debatido previamente en un proceso electoral y tiene que haber
después un debate parlamentario a partir del resultado de las elecciones.
Únicamente así se puede delimitar el objeto de la consulta que se quiere
someter a referéndum. Los dirigentes políticos tienen que asumir la responsabilidad
de liderar el proceso y no transferir esa responsabilidad a los ciudadanos,
cuyo momento es el del punto final.
En Cataluña no se ha hecho nada de esto. En ningún momento
desde la entrada en vigor de la Constitución se le ha pedido a los ciudadanos
que se pronuncien sobre la independencia de España. En las últimas
elecciones ha habido una propuesta en este sentido por parte de Esquerra
Republicana, pero el resultado obtenido, aunque expresivo, en modo alguno avala
la puesta en marcha de un proceso de independencia.
Reflexions
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada