Benvolguts,
Gran estudi sobre les irregularitats del 23F. Ja n’hem parlat a bastament en
aquest Bloc, sobre opinions de l’Iñaki Anasagasti, del fill del Tejero, de la periodista Anne-Marie
Romero del diari Le Figaro a Paris...
Però aquí s’aclareixen encara més coses, a base d’estudiar
els diferents diaris que en varen parlar. Falta encara l’estudi definitiu
explicant qui era el “capo” de
l’assumpte!
Hi ha un paràgraf que grinyola:
Mucho se ha
escrito sobre ese día de febrero de 1981, pero pocas novedades se han
incorporado a la investigación de los apoyos civiles a la intentona que pudo frustrar el desarrollo democrático en nuestro país.
Muchos interrogantes quedaron enterrados y, aunque ha pasado tanto tiempo que
cualquier responsabilidad ha prescrito y nuestra democracia está consolidada,
sería importante averiguar todo lo que pasó porque la historia lo demanda.
Com tots sabem el
23F:
frustró el desarrollo democrático en el país!
A partir del 23F, la democràcia que podia haver tirat
endavant va recular i en va sortir la LOAPA, el café para todos, la recentralització galopant, la
rebentada de l’Estatut pel TC i tot el que ha vingut a continuació…
D’altra part crec que hauria sigut molt millor pel país que
hagués triomfat el Golpe de Estado.
L’article fa trampa quan diu que de haber
triunfado el golpe de Estado, la libertad de expresión, uno de los derechos con
los que hoy convivimos de forma natural, habría sido suprimida…
El cop d’estat va
mig triomfar!
Ningú important va
ser el culpable, la llibertat d’expressió no existeix i cada cop hi ha lleis més restrictives en tot…
Si el cop d’estat
hagués
triomfat del tot, hagués canviat el règim, hauríem tornat (per poc temps)
al franquisme i els esdeveniments haurien sigut diferents!
D’entrada hi hauria hagut llum i taquígrafs, s’hauria sabut
com havia funcionat la trama civil i
d’altra part, no
crec que Europa hagués tolerat un retorn ni curt ni llarg al franquisme!
Cal llegir-lo perquè hi ha nova informació i eixampla la
trama del Cop d’Estat!
I ara l’article:
Los
periódicos en el 23-F
de Luis
Santos Serra y Pilar de Miguel Huélamo en El País
23 febrero, 2015
Comunicación, Derechos, Ética, Historia,
Libertades, Memoria, Política, Sociedad, Sociología, Valores
El archivo de Ignacio
Aguirre arroja luz sobre los medios y el golpe de Estado
La trama civil del 23-F nunca se investigó
suficientemente y
todavía quedan muchos interrogantes. Dejar en paz a los civiles que
le apoyaron en la sombra, era una de las condiciones de Tejero y liberar a los
diputados secuestrados
en el Congreso, a pesar de que el Abc de Sevilla lo negaba y decía en su editorial del 24-F
que ¡solo estuvieron retenidos!
Mucho se ha escrito sobre ese día de febrero de
1981, pero pocas novedades se han incorporado a la investigación de los apoyos civiles
a la intentona que pudo frustrar el desarrollo democrático en
nuestro país. Muchos interrogantes quedaron enterrados y, aunque ha pasado
tanto tiempo que cualquier responsabilidad ha prescrito y nuestra democracia
está consolidada, sería importante averiguar todo lo que pasó porque la
historia lo demanda.
Otro debate, aún pendiente, es el del comportamiento de los medios de
comunicación en los días previos y posteriores. Un debate, siempre
permanente, sobre la defensa de la libertad de expresión. Porque es evidente
que, de haber triunfado el golpe de Estado, la libertad de expresión, uno de
los derechos con los que hoy convivimos de forma natural, habría sido
suprimida.
La prensa que se vendió es el título del libro, de
próxima aparición, que analiza cómo se comportaron los medios de comunicación
que protagonizaron la Transición. Recoge el periodo de los Gobiernos de UCD,
con Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo. El texto está centrado en el archivo
reservado del último portavoz del Gobierno, Ignacio Aguirre, tío y mentor de
Esperanza Aguirre. Una de las revelaciones más espectaculares de este libro es
el papel del diario Abc, en su edición de Sevilla, al que el Gobierno calificó
de golpista.
Por eso resulta más sorprendente que un medio de
comunicación, que reparte hoy en día moralina democrática, como es Abc, apoyase
a los militares golpistas. ¿Quién le ayudó a Abc de Sevilla a tapar y ocultar
su vergonzante papel hasta ahora? Pues nada menos que el propio portavoz del
Gobierno, Ignacio Aguirre. Pese a los requerimientos de algunos ministros como
García Añoveros y de los informes de la propia Secretaría de Estado para la
Información, Aguirre,
el portavoz del presidente Calvo Sotelo, decidió que había que hacer
de Abc el referente mediático frente a la prensa más progresista y que nadie
supiese lo que había hecho el diario. Con documentos confidenciales vemos cómo se
impide la reaparición del diario Madrid, se aplica la eutanasia a Informaciones
y Pueblo y se pretende perjudicar a EL PAÍS y beneficiar a Abc. Los documentos que desvela el libro demuestran,
además, la
persecución de los periodistas progresistas y de izquierda.
El 16 de marzo de 1981, el secretario de Estado Ignacio Aguirre le escribe al
presidente Calvo-Sotelo: “Después de haber apoyado el golpe en la forma que tú
has visto en el dossier de que dispones…”. Se refiere a Nicolás Salas, director
de Abc de Sevilla, de quien se dice en la nota que se fue a Capitanía y no al
Gobierno Civil en la noche del golpe, prohibiendo salir a la calle a todos los redactores de Abc.
Cuatro días después el ministro de Hacienda, Jaime García Añoveros, en un mensaje
lacónico y con expresivo lenguaje analiza el editorial de Abc: “Verás que se trata
del más puro fascismo, en la línea de la actuación del periódico con motivo del
golpe de Estado”. El editorial de Abc de dicha fecha calificaba de
hipocresía que los políticos pidieran una acción policial seria y eficaz,
después de un lustro sangriento y cuidadosamente soslayado en las Cortes.
Posteriormente, se da a conocer el dossier del Gobierno en el que se analiza el
“golpismo” de Abc de Sevilla, una de cuyas afirmaciones, refiriéndose a los
demócratas, era “la
mala hierba que hay que erradicar”.
En el dossier citado, de la Secretaría de Estado
para la Información, comparativo de las ediciones de Abc de Sevilla y Madrid,
se dice del director de Sevilla, Nicolás Salas, que de su pluma no sale una
sola palabra de condena del golpe. Por el contrario, insiste en el paralelo entre las
situaciones de 1931-1936 y 1975-1981, “cargando demagógicamente las tintas y
preparando psicológicamente a la opinión ante la inevitabilidad y oportunidad
del golpe militar; ya no se trata de mensajes subliminales sino de
incitaciones directas al golpe y a la subsiguiente represión, señalando incluso
con el dedo a las futuras víctimas, a la mala hierba que hay que erradicar”.
El informe desglosa distintos aspectos, como el
mayor número de páginas dedicadas a la información del golpe en el Abc de
Madrid, que en el de Sevilla. El editorial del día posterior al golpe, titulado
Respeto a la Constitución y calma nacional, en la edición sevillana se compone
en un cuerpo de letra pequeño, lo mismo pasa con las fotografías. Abc de
Sevilla sale con el titular: España, confusión e incertidumbre, que el informe
de la Secretaría de Estado califica de ambiguo y contemporizador. También muestra
su extrañeza de que solo hable de “retenidos” cuando titula la edición
sevillana de Abc, Gobierno y diputados, retenidos por miembros de la Guardia
Civil. Luego se señala que Abc de Sevilla juega la “carta desmovilizadora”
señalando el peligro de acudir a la manifestación por la libertad, la
democracia y la Constitución. A continuación daba datos distintos a los de Abc
de Madrid que habló de 100.000 asistentes a la manifestación en Sevilla,
mientras que la edición de la capital andaluza la cifró en 20.000. Esta edición
sevillana de Abc dedicó un “despliegue tan espectacular como sin precedente” al
terrorismo etarra.
El libro desvela
también cómo Ignacio Aguirre tampoco hará caso de la carta de Marcelino Oreja,
delegado del Gobierno en el País Vasco, que pedía acciones contra el diario
Egin. Y dejará sin efecto la “sugerencia” hecha en el mismo sentido por el
propio rey Juan Carlos. Ignacio Aguirre fue, además, el mentor
del liberalismo de su sobrina. Esperanza sacó su plaza en Turismo cuando su tío
Ignacio era secretario de Estado. La bandera de intransigencia con el
terrorismo levantada por Esperanza Aguirre se enfrenta a la verdad de sus
orígenes político-familiares, en los que se aportan más documentos que
demuestran cómo se hizo lo contrario a lo que ahora pregona la presidenta del
PP de Madrid, incluso para afearle a Mariano Rajoy su papel al respecto.
Luis Santos Serra y Pilar de
Miguel Huélamo son periodistas.
Joan A. Forès
Reflexions
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