Benvolguts,
El bon amic Josep
Fernández m`ha fet arribar un biòpic de
l’Alfons Duran, molt ben fet, sobre Francisco González i el BBVA.
L’Alfons Duran Pich és un periodista i economista català:
Alfonso
Durán Pich
Es
licenciado en Sociología por la Universidad de Deusto, licenciado en Psicología
por la Universidad de Barcelona, Graduado en Periodismo por la Escuela
Oficial de Periodismo de Madrid, Diplomado en Administración de Empresas (SEP)
por la Stanford Business School, Master en Sociedad de la Información y el
Conocimiento por la Universitat Oberta de Catalunya (cursos de doctorado).
Asociaciones
Es
miembro de la South Place Ethical Society, de la American Marketing
Association, de la Academy of Management, de la Skeptics Society, del
Cercle d'Economia de Barcelona, del Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya
y del capítulo español de antiguos alumnos de la Stanford Business School.
Val a dir que té un web molt ben cuidat, posat al dia. Perfecte!
Algun dels brillants
conceptes de l’article d’en Duran:
·
El Estado Español tiene una larga tradición en el ámbito del caciquismo,
ese entramado de lealtades ciegas, sometimiento al poder, corrupción,
clientelismo, abuso, manipulación y un largo rosario de perversiones.
·
El caciquismo funciona gracias al cruce sostenido de favores entre el poder
político y el poder económico, sabedores ambos de que sus protagonistas pueden
cambiar su posición en la mesa de tanto en tanto.
I no parla del toco-mocho però també en podría parlar!
Comentar o analitzar l’assaig sobre el CACIQUISMO ens fa imaginar la informació confidencial que l’Alfons Duran i molts d’altres privilegiats
tenen i que per sort de tant en tant presenten en societat per tal que la resta
de ciutadans (els pringats) vegem una
mica com funciona el “tinglado”. Els
bancs i caixes convencionals amb targetes Black, que quan s’ensorren perquè els
antics gestors havien robat tant com havien pogut, el Gobierno corresponent se’n
fa càrrec per protegir als accionistes, de les seves
mateixes nissagues per cert, els bancs d’inversions, les
privatitzacions d’empreses on els “compañeros de
pupitre” obtenen la presidència dels
consells d’administració, les empreses de l’Ibex 35, les Sicavs, els paradisos
fiscals, les portes giratòries, els membres dels governs que van i venen de la
industria a la universitat i de la universitat als bancs i dels bancs al govern
un altre cop...
Si ens referim encara
més a la informació confidencial, a la
corrupció institucionalitzada, a les accions preferents, als bonus escombraria
i a les sinistres agències de qualificació (Standard
& Poor's (S&P), Moody's, and Fitch Group) ens en podem fer creus.
Si m’he recordat de totes
aquestes martingales és perquè un cop he
llegit aquest biòpic m’he endinsat immediatament en el televisor i
he vist de cap a peus el film Inside Job del que us he parlat diversos cops. Hi ha també
un altre film, Margin Call, que és
igual de revelador de com funcionen tots aquestes assumptes. Recordo ara el
malaguanyat Tito B. Diagonal que quan explicava assumptes d’aquests, acabava
amb la frase: Las águilas volamos mas alto...
Tornant a la
corrupció us proposo que us llegiu tota aquesta sèrie d’apunts del Bloc
Reflexions, i us proposo també compartir els DVDs de Margin Call i d’Inside Job. Només me’ls heu de demanar...
Vegem l’apunt
de l’Alfons Duran:
21/05/2015
CACIQUISMO
- Visitas: 1.377.511
El Estado Español tiene una larga tradición en el
ámbito del caciquismo,
ese entramado de
lealtades ciegas, sometimiento al poder, corrupción, clientelismo, abuso,
manipulación y un largo rosario de perversiones. Nacido en el ámbito
rural, pronto se extendió a territorios urbanos, para acabar incrustándose en
el núcleo de las principales instancias políticas. En la actualidad ha pasado a
ser etiquetado de forma distinta (capitalismo de amiguetes, capitalismo Cibeles, capitalismo
cañí, “crony capitalism”, etc.), pero no es más que la vieja fórmula
con un diseño algo más moderno.
El caciquismo
funciona gracias al cruce sostenido de favores entre el poder político y el
poder económico, sabedores ambos de que sus protagonistas pueden cambiar su
posición en la mesa de tanto en tanto.
Un buen ejemplo de este modelo
político-económico-social lo tenemos en el BBVA,
un banco que su presidente (el señor Francisco
González) quiere que sea el primer banco digital universal.
El señor González es el arquetipo (junto a su
homólogo señor Alierta) de lo que el sociólogo norteamericano David Riesman definió como “los trepadores de
la pirámide”.
A primeros de los ochenta del siglo pasado, el
señor González era un directivo de Nixdorf Computer, con tiempo suficiente
para jugar al golf. En ese entorno tuvo una visión e hizo oposiciones para Agente
de Cambio y Bolsa. Las ganó y entró en un círculo restringido de
personas muy bien remuneradas. En ese círculo y más adelante conocería a otro
insigne trepador
(Manuel Pizarro), con quien compartía
visiones de grandeza. Y, cuando en 1987, el gobierno socialista de Felipe González
suprimió la actividad de los agentes de Cambio y Bolsa, Francisco González creó
su propia sociedad de intermediación financiera: FG Inversiones Bursátiles.
Pronto intuyó que el círculo de los políticos
profesionales podía ser rentable, y fue por ello que organizó una serie de
seminarios económico-financieros a los que acudían personas de ese perfil. Una
de esas personas fue Rodrigo Rato,
entonces responsable económico de un PP
en la oposición. A Rato también le convenía conocer a empresarios afines
ideológicamente, por lo que se inició una estrecha amistad.
En 1996 se produjo el primer salto cualitativo: FG Inversiones fue
comprada por el banco Merrill Lynch (hoy
desaparecido). La operación se cerró por un importe de 3.700 millones de pesetas. Francisco González tenía el 40% de
las acciones. Hubo
zonas opacas que llevaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a abrir
un expediente de investigación al cabo de diez años, pero el expediente acabó
archivándose.
Francisco González
acertó plenamente, pues el momento era propicio para escalar nuevos puestos.
Las elecciones generales habían sido ganadas por el Partido Popular, que quería acabar
el proceso de privatización de las “joyas de la corona” y colocar a los suyos. Argentaria,
el único banco público español en forma de conglomerado, era una de ellas,
aunque de hecho el Estado sólo controlaba entonces el 20%. El tándem Rato-Aznar eligió a González para
presidirlo.
Durante seis años –coincidiendo con los gobiernos
del PP– Argentaria fue tomando
posiciones y aclarando su estructura interna, hasta que a finales de 1999 se
fusionó con el BBV, creando la marca
BBVA. El nuevo banco era copresidido
por Francisco
González (Argentaria) y Emilio Ybarra (BBV),
siendo el consejero delegado Pedro
Uriarte, un hombre del BBV. La gente de Neguri
no veía con buenos ojos a Francisco González, para ellos un “parvenu”.
Pero los dioses le tenían reservada otra sorpresa.
A finales del 2001
explotaba el contencioso de las cuentas secretas del consejo y alta dirección del BBV,
lo que llevó a la renuncia de toda la cúpula, incluyendo a Ybarra y Uriarte. Francisco
González quedaba
solo. Ahora podía hacer lo que quisiera. Se daba la circunstancia
además de que era un importante accionista del banco, pues había invertido en
Argentaria una buena parte de las plusvalías obtenidas en la venta de FG
Inversiones. Tras la limpieza, Francisco
González nombró a José Ignacio
Goirigolzarri nuevo consejero delegado.
En la primera década del nuevo siglo, el BBVA ha tenido una trayectoria similar
a la del resto de los bancos de su tamaño. Su expansión internacional ha
sido una mezcla de aciertos y errores, pero la crisis económico-financiera lo ha dejado en el
club de los exquisitos. Es por ello que cuando el sector financiero español hizo aguas
y tuvo que ser rescatado por un fondo de la Eurozona, el BBVA esperó que surgiera la oportunidad para aprovecharse del
desguace.
Entretanto Francisco
González hace y deshace a su antojo. Jubiló anticipadamente a Goirigolzarri en el 2009,
pero lo indemnizó con tres millones de euros anuales de por vida (con cargo,
por supuesto, a las cuentas del banco). Ahora
ha hecho lo propio con su sustituto –Carlos
Cano– al que ha tendido un puente de plata, ya que se va con un plan de
pensiones de 26 millones de euros. Otros directivos han tenido la misma
maravillosa suerte.
Parece que no
quiere que queden testigos de las últimas operaciones de absorción.
Es así porque el BBVA se quedó Unnim en el 2012 (un banco resultante de la
fusión de cinco cajas catalanas) y el pasado año CatalunyaCaixa. La cuestión es que se las ha quedado a precio de
saldo. En el caso de esta última (la segunda caja de Catalunya con
una cuota de mercado, del 11%), el BBVA
ha pagado teóricamente 1.187 millones de euros, aunque el coste final no
será superior a 600
millones, ya que
hay que descontar los créditos fiscales y las garantías dadas por el Estado. Por su cuenta el FROB,
o sea los
contribuyentes, han aportado 12.000 millones netos oficialmente, aunque la cifra real
podría ser bastante mayor.
Quedarse por 600 millones de euros una cartera de millón y medio de
clientes y un volumen de activos de 60.000 millones es un auténtico prodigio. Claro
que el subastador era el Estado central,
controlado por
los viejos amigos del Partido Popular.
Y aquí no pasa nada. Todo legal. Todo metidito en la
Constitución. Incluso el caciquismo.
Alfons Duran
Joan A. Forès
Reflexions
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