Benvolguts,
Per primera
vegada a la vida estic d’acord amb una proposta del renegat i botifler Francesc
de Carreras (Forum Babel, Bilinguismo, etc).
Proposa:
Para ello no sería mala idea
encargar a expertos de reconocida autoridad e independencia, a poder ser
extranjeros, informes sobre los temas en disputa: balanzas
fiscales (la base del “España nos roba”), una historia objetiva de Catalunya
dentro de España, el fundamento democrático y legal del llamado derecho a
decidir, la situación en que quedaría una Catalunya independiente
respecto a la UE y la comunidad internacional, qué sucedería con su moneda, sus
bienes y patrimonio, su política de bienestar social, en definitiva, su
economía.
Doncs jo no
voldria altra cosa. Llum i taquígrafs! Jo hauria volgut ser intervingut per
part de la UE fa un any. Llavors els comptes els haurien fet els homes de negre
de la UE i no els Montoros i De Guindos! I hauria quedat clar que Espanya ens roba!
Prèviament el
noi ha rebentat l’informe La deslleialtat de l’Estat respecte de Catalunya. Balanç de situació”. I explica, sense justificar-ho,
que causa estupefacció
que diguem que l’Estat falta al respecte a la llengua i cultura catalanes, que
s’acusi a l’Estat d’incumplir les lleis i que es pretengui dir que hi ha un
deute de l’Estat amb Catalunya de 9.375,7
milions d’euros.
La resta de l’escrit està en la
línea de “Vargas Llosa i otros dos”, que
diu el corrido mexicano. Ens diu que Catalunya independent seria menys
pròspera, que ens expulsarien d'Europa, que anirem a l’infern, proposició que
en Germà Bel va rebatre amb humor fa dos o tres dies, etc.
Vaja com sempre…
¿Por qué calla el Gobierno?
Francesc de Carreras en La Vanguardia
el 23 octubre, 2013 en Comunicación, Derechos, Libertades, Política, Sociedad
OPINIÓN
En el Govern de la Generalitat parece que hay
prisa para que se produzca el choque de trenes. En el Gobierno de Madrid, en
cambio, reina la pasividad y el silencio: ¿por qué está tan callado?
Durante la semana pasada se produjeron dos hechos,
de distinto calibre, muy significativos. El martes día 15 el Departament de
Presidència de la Generalitat hizo público el informe “La deslleialtat de
l’Estat respecte de Catalunya. Balanç de situació”. Pocas veces, quizá nunca, he leído un
documento, elaborado por un órgano público, tan infundado y sectario, más
propio de la Assemblea Nacional Catalana, la asociación convocante de las
manifestaciones del 11 de septiembre, que de una Administración seria y
objetiva.
El texto se divide en tres apartados: primero,
lengua, cultura y valores democráticos; segundo, autogobierno y marco
competencial; tercero, deudas del Estado respecto de Catalunya y sistema de
financiación.
· El
primero intenta mostrar la falta de respeto del Estado a la lengua y cultura
catalanas, una acusación que deja estupefacto a cualquiera que nos visita.
· El
segundo imputa al Estado el incumplimiento de las leyes y sentencias cuando,
precisamente, es más bien lo contrario.
· El
tercero atribuye al Estado una deuda global de 9.375,7 millones de euros con la
Generalitat que el mismo Duran Lleida rebajó al día siguiente a 4.377 millones,
menos de la mitad. En realidad, según apuntaba el domingo pasado Manel Pérez en
este periódico, a fines de año la Generalitat deberá al Estado 20.500 millones.
El segundo hecho es más trivial, pero escenifica
el empeño del Govern en tensar al máximo las relaciones con Madrid. Me refiero
al incidente entre Artur Mas y Soraya Sáenz de Santamaría, al negarse el
primero a asistir a un acto de Foment del Treball si no lo presidía. Se daba el
caso que Sáenz de Santamaría no acudía como vicepresidenta del Gobierno sino
como presidenta en funciones y el decreto que regula el protocolo le da
preferencia. Para enfriar los ánimos, Mas invocó al día siguiente nada menos
que ¡la dignidad de Catalunya!
Sin embargo, el Gobierno
español no responde a estas desleales provocaciones sino que mira hacia otro
lado. El escritor Jordi Soler afirmaba el pasado día 13
en un artículo (“Independencia y ficción”) publicado en el El País: “Los
argumentos independentistas no resisten el razonamiento, están basados en la
ilusión y en el sentimentalismo, en la creencia y en la fe (…) Si quitamos la
mística al proyecto independentista, y nos atenemos a los datos que la realidad
nos ofrece, si despojamos al proyecto de toda su ficción, tenemos que una
Catalunya independiente sería menos próspera, quedaría aislada de Europa y
tendría menos peso político, económico y cultural del que tiene ahora como
parte de España”. (I ens quedaríem cecs!)
Los que opinamos igual que Jordi Soler, como es mi
caso, nos sentimos desprotegidos por parte del Gobierno de España. La
Generalitat elabora en los últimos meses un informe tras otro para justificar
la independencia de Catalunya. Cualquier documento emanado de un poder público,
por más falacias que contenga, siempre tiene en principio más autoridad que los
artículos de opinión escritos por particulares. Además, el personal técnico
cualificado y el acceso a los datos del que disponen las administraciones
públicas es mucho mayor que el de una persona o entidad privada. Pero el Gobierno
calla, no responde, no hace públicos los datos y argumentos que demuestren que
una Catalunya independiente sería gravemente perjudicial para catalanes,
españoles y europeos. Lo tiene fácil pero no lo hace. ¿Por qué? ¿Por
prudencia, por miedo a que sus relaciones con el Govern empeoren?
Quizás hace un año era aconsejable la cautela.
Quizás. Pero en la situación actual, cuando el empeño del Govern en tensar la
cuerda al máximo es visible y se apresura en fijar para los próximos meses una
consulta, legal o no, el Gobierno español debería perder todos los complejos.
Está bien que el Fondo estatal de Liquidez Autonómico (FLA) preste cada mes el dinero que a
la Generalitat le falta para pagar a funcionarios y proveedores: el
deber del Gobierno es defender a los ciudadanos ante la mala gestión de las
autoridades catalanas. Pero también el Gobierno debería decir la verdad, su
verdad, a estos mismos ciudadanos.
Para ello no sería mala
idea encargar a expertos de reconocida autoridad e independencia, a poder ser
extranjeros, informes sobre los temas en disputa: balanzas fiscales (la base
del “España nos roba”), una historia objetiva de Catalunya dentro de España, el
fundamento democrático y legal del llamado derecho a decidir, la situación en que
quedaría una Catalunya independiente respecto a la UE y la comunidad
internacional, qué sucedería con su moneda, sus bienes y patrimonio, su
política de bienestar social, en definitiva, su economía.
Escucho sólo una voz oficial, me gustaría escuchar
también la otra. Cameron ha encargado informes en Gran Bretaña respecto de Escocia. No se
trata, por tanto, de nada nuevo, ni difícil, sino simplemente de algo parecido.
¿No es quizás el momento de dejar de estar callado?
Joan
A. Forès
Reflexions
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