divendres, 15 de juliol del 2016

4 julio, 2016. Xavier Antich. De la picaresca al esperpento. Luces de bohemia: “En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”. “Uno no puede comer mierda y cagar oro”. “Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala?” Un Estado que mantiene a este hombre como ministro del interior merece el más absoluto de los desprecios.

Benvolguts,

Aquest article és el darrer del filòsof i columnista Xavier Antich a La Vanguardia. Aquí a l’any 2016 ja no hi ha censura. Però queda l’autocensura, que és pitjor perquè és un joc d’envit entre el periodista i el sorge que està per sobre seu. I aquest periodista no es va voler autocensurar. Un cop vist l’article el Grup Godó, el comte de Godó i el director del diari Màrius Carol consideren que cal fer fora els terroristes del diari i l’acomiaden. Fa 80 anys l’haurien pelat, fa 40 anys també. Ara només l’acomiaden ipso facto i manu militari, sense kalashnikovs i sense consells de guerra...

En Xavier Antich no sembla que s'hagi autocensurat tampoc altres vegades. Però fins ara havia sobreviscut. En el Bloc Reflexions varem comentar un article seu del 2012 de títol: “Keep calm and speak catalan”. En aquest article hi ha un paràgraf on sembla que pren partit desacomplexadament per la immersió lingüística i que demostra el que hem dit, que no s’autocensurava:

Hace cuarenta años, bajo el franquismo, la sociedad catalana todavía hablaba de castellanos y charnegos para establecer una distinción entre una comunidad propia y una comunidad ajena. Que estas expresiones detestables hayan sido absolutamente desterradas de Catalunya es, salvo para los estúpidos, un mérito indiscutible de la inmersión lingüística. Hoy sólo hay catalanes. Y la lengua que hablan no los segrega ni los clasifica en guetos separados. Y eso no tiene marcha atrás. Con eso no se negocia. Si el Gobierno de España lo entienden, bien. Pero, si no lo entiende, peor para ellos. Keep calm and speak catalanAdelante con calma, pacíficamente, de acuerdo con las mayorías instituidas. Como si nada. Y en catalán.

I jo vaig comentar exactament això:


El fotran fora de La Vanguardia?

Doncs encara ha durat quatre anys més...

Per cert, La Generalitat de Catalunya continua finançant aquest diari. Potser la nostra societat civil actual, i penso en l’ANC, s’hauria de posar en marxa per organitzar una altra campanya contra La Vanguardia Española. Motiu n’hi ha i aviat n’hi haurà més. l’autoodi és l’odi més nefast i més mesquí!

Vegem ara l’article d’autos. Fixeu-vos en les sentències marcades en vermell:


Xavier Antich
La Vanguardia
el 4 julio, 2016 en 

OPINIÓN
No extraña que las dos grandes aportaciones de España a los géneros de la literatura europea hayan sido la picaresca y el esperpento. Como no extraña tampoco que estos días las redes se hayan visto invadidas por una cita de Valle Inclán, ante el intento desesperado por comprender   tras haberse conocido el contenido de las conversaciones entre el ministro del interior, Jorge Fernández Díaz, y el jefe de la Oficina Antifraude de Catalunya, Daniel de Alfonso, en lo que ya constituye, sin duda, el caso más escandaloso en la precaria y deficitaria democracia española de orquestación, desde los aparatos del Estado, de una campaña sistemática de acoso político y manipulación informativa contra opositores políticos. La cita procede de la escena decimocuarta de Luces de bohemia, cuando un lúcido sepulturero dispara una sentencia inapelable:

“En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”.

En realidad, ya antes, en el mismísimo despacho del ministro de la Gobernación, un Max Estrella indignado había proferido a gritos unas palabras de inquietante actualidad: “¡Tienen ustedes una policía reclutada entre la canalla más canalla!”

Tal vez, lo más preocupante de todo no sea la verificación de una sospecha generalizada, sino más bien la confirmación de un diagnóstico, emitido en su momento por Felipe González como presidente del Gobierno, según el cual “el Estado de Derecho también se defiende desde las cloacas”. Preocupante, sí, ciertamente. Porque lo que ya adquiere la categoría de indecente es que, mientras que el Parlament de Catalunya ha cesado de manera fulminante al jefe de la Oficina Antifraude, el Congreso español, por el contrario, no haya forzado una medida análoga respecto al ministro del interior, sino que incluso, a través de la Mesa de la Diputación Permanente, haya rechazado, con los votos del PP, PSOE y Ciudadanos, la mera comparecencia del ministro del interior para dar cuenta del contenido de unas manifestaciones que han escandalizado a las personas decentes que se han molestado en escucharlas. Por no recordar que, a estas alturas, el, en otras ocasiones, tan diligente Fiscal General del Estado no haya iniciado siquiera diligencias para conocer la verosimilitud de las acciones e iniciativas que el propio ministro confiesa motu proprio, y que suponen, a todas luces, prácticas que ningún Estado de derecho debiera tolerar. Unas prácticas, como mínimo, similares a las de aquellas bandas de gángsters de Nueva York, conocidos como Ángeles del Pantano (Swamp Angels), “que merodeaban entre laberintos de cloacas”, de las que habló Jorge Luis Borges en su Historia universal de la infamia.

La literatura europea ha dejado, a lo largo de los siglos, testimonio suficiente de la grandeza y la desmesura de ciertos malvados, que incluso podían acabar resultando fascinantes, como reconocen a propósito del Ricardo III de Shakespeare Jordi Balló y Xavier Pérez en ese libro delicioso, El mundo, un escenario. Shakespeare: el guionista invisible: “un malvado bien dibujado puede crear una complicidad con el público superior a la que este puede sentir por los representantes de un hipotético bando bondadoso”. Las conversaciones filtradas entre Fernández Díaz y De Alfonso, sin embargo, no tienen nada de grandeza, al contrario: pues más allá de lo que dicen, ¡cómo hablan estos personajes! Alguien debería entretenerse en comparar la transcripción de sus palabras con el lamentable y penoso nivel de expresión del delirante alguacil Dogberry, en el shakespeareano Much ado about nothing. Incluso desde la perspectiva lingüística, digna de análisis: en un castellano lamentable, impreciso y huero, de un vocabulario trasnochado y casposo, trufado de cutrerío, y con una sintaxis que abochorna, los dos truhanes ofrecen, en sede ministerial, la confirmación no solo de que por la boca muere el pez, sino de que el habla es el auténtico espejo del alma. Como escribió Jean Améry, “uno no puede comer mierda y cagar oro”.

Marx ya anticipó, al principio de El 18 Brumario, una formulación que haría fortuna: “Hegel dice, en alguna parte, que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se repiten, por decirlo de alguna manera, dos veces. Pero se olvidó de agregar: la primera, como tragedia, y la segunda, como farsa”. Lo cual, traducido por Valle Inclán, también en Luces de bohemia, podría quedar así: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento”.

Haría bien Jorge Fernández Díaz, digno representante de la tan cristiana tradición de los sepulcros blanqueados, en releer De civitate Dei (IV,4,1) de san Agustín: “Remota itaque iustitia, quid sunt regna, nisi magna latrocinia?”. Es decir: “Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala?”.

Un Estado que mantiene a este hombre como ministro del interior merece el más absoluto de los desprecios.
Xavier Antich

Joan A. Forès
Reflexions

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada