Benvolguts,
Aquest
article és el darrer del filòsof i columnista Xavier Antich a La
Vanguardia. Aquí a l’any
2016 ja no hi ha censura. Però queda l’autocensura,
que és pitjor perquè és un joc d’envit entre el periodista i el sorge que està
per sobre seu. I aquest periodista no es va voler autocensurar. Un cop vist l’article el Grup Godó, el comte de Godó i el director
del diari Màrius Carol consideren que cal fer fora
els terroristes del diari i l’acomiaden. Fa 80 anys l’haurien pelat, fa 40 anys també. Ara només l’acomiaden ipso facto
i manu militari, sense kalashnikovs i sense consells de guerra...
Doncs encara ha durat quatre anys més...
En
Xavier Antich no sembla que s'hagi autocensurat tampoc altres vegades. Però
fins ara havia sobreviscut. En el Bloc Reflexions varem comentar un article seu del 2012 de títol: “Keep calm
and speak catalan”. En
aquest article hi ha un paràgraf on sembla que pren partit
desacomplexadament per la immersió lingüística i que demostra el que hem dit, que no
s’autocensurava:
Hace cuarenta
años, bajo el franquismo, la sociedad catalana todavía hablaba de castellanos
y charnegos para establecer una distinción entre una comunidad propia y
una comunidad ajena. Que estas expresiones detestables
hayan sido absolutamente desterradas de Catalunya es, salvo para los estúpidos,
un mérito indiscutible de la inmersión lingüística. Hoy sólo hay catalanes. Y
la lengua que hablan no los segrega ni los clasifica en guetos separados. Y
eso no tiene marcha atrás. Con eso no se negocia. Si el Gobierno de España lo
entienden, bien. Pero, si no lo entiende, peor para
ellos. Keep calm and speak catalan. Adelante con calma,
pacíficamente, de acuerdo con las mayorías instituidas. Como si nada. Y en
catalán.
I
jo vaig comentar exactament això:
El fotran fora de La Vanguardia?
Doncs encara ha durat quatre anys més...
Per
cert, La Generalitat de Catalunya continua finançant aquest diari. Potser la nostra societat civil actual, i penso
en l’ANC, s’hauria de posar en marxa per organitzar una altra campanya contra
La Vanguardia Española. Motiu n’hi ha i aviat n’hi haurà més. I l’autoodi és l’odi més nefast i més mesquí!
Vegem ara l’article d’autos. Fixeu-vos en
les sentències marcades en vermell:
Xavier Antich
La Vanguardia
el 4 julio, 2016 en
OPINIÓN
No extraña que las dos
grandes aportaciones de España a los géneros de la literatura europea hayan
sido la picaresca y el esperpento. Como
no extraña tampoco que estos días las redes se hayan visto invadidas por una
cita de Valle Inclán, ante el intento desesperado por comprender tras
haberse conocido el contenido de las conversaciones entre el ministro del
interior, Jorge Fernández Díaz, y el jefe de la Oficina Antifraude de
Catalunya, Daniel de Alfonso, en lo que ya constituye, sin duda, el caso más escandaloso en la precaria y deficitaria
democracia española de orquestación, desde los aparatos del Estado, de una
campaña sistemática de acoso político y manipulación informativa contra
opositores políticos. La cita procede
de la escena decimocuarta de Luces de bohemia, cuando un lúcido
sepulturero dispara una sentencia inapelable:
“En
España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En
España se premia todo lo malo”.
En realidad, ya antes,
en el mismísimo despacho del ministro de la Gobernación, un Max Estrella
indignado había proferido a gritos unas palabras de inquietante actualidad: “¡Tienen ustedes una policía reclutada entre la canalla más
canalla!”
Tal vez, lo más preocupante de todo
no sea la verificación de una sospecha generalizada, sino más bien la confirmación de un diagnóstico, emitido en su momento por Felipe González como presidente del Gobierno,
según el cual “el Estado de Derecho también se
defiende desde las cloacas”. Preocupante, sí,
ciertamente. Porque lo que ya adquiere la
categoría de indecente es que, mientras que el Parlament de Catalunya ha cesado
de manera fulminante al jefe de la Oficina Antifraude, el Congreso español,
por el contrario, no haya forzado una medida análoga respecto al ministro
del interior, sino que incluso, a través de la Mesa de la Diputación Permanente, haya
rechazado, con los votos del PP, PSOE y Ciudadanos, la mera comparecencia del
ministro del interior para dar cuenta del
contenido de unas manifestaciones que han escandalizado a las personas decentes
que se han molestado en escucharlas. Por
no recordar que, a estas alturas, el, en otras ocasiones, tan diligente Fiscal
General del Estado no haya iniciado siquiera
diligencias para conocer la verosimilitud de las acciones e iniciativas que el
propio ministro confiesa motu proprio, y que suponen, a todas luces, prácticas
que ningún Estado de derecho debiera tolerar. Unas prácticas, como
mínimo, similares a las de aquellas bandas de gángsters de Nueva York,
conocidos como Ángeles del Pantano (Swamp Angels), “que
merodeaban entre laberintos de cloacas”, de
las que habló Jorge Luis Borges en su Historia universal de la
infamia.
La literatura europea ha
dejado, a lo largo de los siglos, testimonio suficiente de la grandeza y la
desmesura de ciertos malvados, que incluso podían acabar resultando
fascinantes, como reconocen a propósito del Ricardo III de Shakespeare Jordi
Balló y Xavier Pérez en ese libro delicioso, El mundo, un escenario.
Shakespeare: el guionista invisible: “un malvado
bien dibujado puede crear una complicidad con el público superior a la que este
puede sentir por los representantes de un hipotético bando bondadoso”.
Las conversaciones filtradas entre Fernández Díaz y De Alfonso, sin embargo, no tienen nada de grandeza, al contrario: pues más allá de lo que dicen, ¡cómo hablan estos personajes!
Alguien debería entretenerse en comparar la transcripción de sus palabras con
el lamentable y penoso nivel de expresión del delirante alguacil Dogberry, en
el shakespeareano Much ado about nothing. Incluso desde la perspectiva
lingüística, digna de análisis: en un castellano
lamentable, impreciso y huero, de un vocabulario trasnochado y casposo, trufado
de cutrerío, y con una sintaxis que abochorna, los
dos truhanes ofrecen, en sede ministerial,
la confirmación no solo de que por la boca muere el pez, sino de que el habla
es el auténtico espejo del alma. Como escribió
Jean Améry, “uno no puede comer mierda y cagar oro”.
Marx ya anticipó, al
principio de El 18 Brumario, una formulación que haría fortuna: “Hegel dice, en alguna parte, que todos los grandes
hechos y personajes de la historia universal se repiten, por decirlo de alguna
manera, dos veces. Pero se olvidó de agregar: la primera, como tragedia, y la segunda, como farsa”.
Lo cual, traducido por Valle Inclán, también en Luces de bohemia, podría
quedar así: “Los héroes clásicos reflejados en los
espejos cóncavos dan el esperpento”.
Haría bien Jorge
Fernández Díaz, digno representante de la tan
cristiana tradición de los sepulcros blanqueados, en releer De civitate Dei
(IV,4,1) de san Agustín: “Remota itaque iustitia, quid sunt regna, nisi magna
latrocinia?”. Es decir: “Si de los
gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de
ladrones a gran escala?”.
Un
Estado que mantiene a este hombre como ministro del interior merece el más
absoluto de los desprecios.
Xavier Antich
Joan A. Forès
Reflexions
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