Benvolguts,
Ja hem parlat molts cops que a la península es poden comptar
amb els dits d’una orella, que deia el Perich, els intel·lectuals que
s’atreveixen a oposar-se al règim del 1978.
Que s’atreveixen a oblidar el borbofranquisme, que no tenen por, que
s’atreveixen a sortir del magma del franquisme sociològic i que són capaços de
dir amb la veu ben alta com nosaltres: Espanya no és una democràcia ni un estat de dret i la
Constitució amb soroll de sabres no és homologable a cap constitució del mon
civilitzat...
A
Espanya el franquismefranquisme i el borbofranquisme, que són els nostres enemics,
ens han castigat durant 80 anys. I ja n’hi ha prou!
Per cert que els redactors d’aquest Bloc no som amics dels nostres enemics. No som amics de la Guàrdia Civil. No som amics de la Policia franquista també anomenada els grisos,
que ens ha estat assassinant sempre que han pogut. No som amics de l’Exércit espanyol. No som amics de la Monarquia borbònica reimposada pel sanguinari
dictador...
És per totes aquestes consideracions que som amics de moltíssims
intel·lectuals catalans i només de 3 o 4 intel·lectuals espanyols (tots els altres,
si n’hi ha, s’han venut a l’or de Madrid). En Suso de Toro, perseguit pels intel·lectuals
feixistes espanyols i pels seus mitjans de comunicació, diaris i televisions, és
dels que estimem de veritat.
Vegem l’article del Suso
de Toro:
Dos países, dos
realidades
Los
atentados han tenido un efecto inesperado para cualquiera: han aflorado las
estructuras de un estado
SUSO DE TORO
19/08/2017 22:39
Hace falta que pase tiempo para que una comunidad, a través de
las instituciones que tenga, pueda ir reconstruyendo una realidad. Nunca será la misma, siempre habrá
algo cambiado, un roto aquí, una pieza fuera de sitio allí, pero esa
reconstrucción global permitirá que cada miembro de esa comunidad pueda
reconstruir también su sentido de la realidad.
Los atentados en Catalunya hay que enmarcarlos en la
geoestrategia, la utilización que hace Arabia
Saudí principalmente del wahadismo como un instrumento de poder en el
mundo.
Es monstruoso pero debemos aceptar que los amos
de los terroristas son los aliados de nuestros amos.
No es una paradoja, es una perversión política.
Aunque la conexión de la célula organizada
en Catalunya con los centros de decisión terrorista sea laxa, el atentado que
preparaban tenía un contexto político local, seguramente pretendía incidir en
una herida, en el conflicto entre el Estado y Catalunya que afronta semanas
decisivas. Pretendía desgarrar la carne donde hay rozadura y herida, sin
poder predeterminar si movería a la sociedad en una dirección o la contraria sí
que pretendía aprovechar el conflicto político, parasitarlo, apropiarse de la
jornada. Han asesinado y mutilado, han hecho daño a mucha gente pero una
oportuna explosión los puso en evidencia y los obligó a precipitarse y matar
fuera del contexto previsto.
No podemos saber si
los atentados moverán el ánimo y la opinión de las personas que van a celebrar
su Diada nacional y votar el 1 de Octubre en un sentido u otro, sin embargo sí
que han tenido un efecto inesperado para cualquiera: han aflorado las estructuras de un estado.
Han catalizado las partículas del ambiente en el que ya estaba viviendo la
ciudadanía catalana, lo que era gaseoso o líquido se ha hecho sólido.
La evidencia va contra
la política centralista de Rajoy, el de las 500.000 firmas,
y Soraya, la del 10 a 0
La población catalana acaba de comprobar
que ya vive dentro de un país propio, perfectamente delimitado: durante una jornada trágica en que sentían que peligraba cada
persona y el propio país Catalunya ha estado sóla, contando únicamente con sus
propias fuerzas. Y sóla se ha enfrentado a sus enemigos, los ha
combatido y los ha vencido con eficacia. La ciudadanía catalana ha vivido en
esa jornada histórica la experiencia de la soledad, de la independencia, del
valor cívico y, sobre todo, han conocido la evidencia de que en la práctica ya
tienen un estado. Los catalanes reconstruyen sus días, su realidad desde si
mismos, no precisan de virreyes coloniales.
Esto lo ha vivido la
sociedad catalana y lo hemos visto, desde fuera, cualquier ciudadano español
que no esté completamente intoxicado por sus medios de comunicación. Catalunya es otro
país, con sus estructuras y sus gobernantes; un país que, además, funciona
ejemplarmente con profesionalidad, seriedad y eficacia. Un país envidiable. Hace años deseaba que Catalunya fuese la maestra de
España, evidentemente ya es imposible y solamente queda a unos la envidia
y a otros la admiración.
Pero se
impone la evidencia de la seriedad de la nación catalana, que ha sido retratada
con burla, desprecio y mentiras por los políticos españoles y los medios de
comunicación al servicio del IBEX. Esa
evidencia entre la opinión va contra la política centralista de Rajoy, el de
las 500.000 firmas, y Soraya, la del 10 a 0, una política seguida por el
resto de los partidos estatales que le cuestionan a esa sociedad el derecho a
votar y decidir.
Los servidores de ese imperio de fantasía que
sueñan en la corte madrileña creyeron que Catalunya era una autonomía suya, un país
pequeñito, pero acaba de mostrarse a si misma y a los demás desnuda como lo que
es, una nación adulta y capaz que por ahora
carece propiamente de un estado.
Los medios madrileños
ocultan sistemáticamente la actuación de la policía catalana, los mossos, por “la policía”, cuando a
diario se deleitan nombrando a la Guardia Civil y Policía Nacional
Es cierto que una
violencia tan brutal hace que aflore lo peor y lo mejor en la sociedad. Lo
mejor se ha impuesto a lo peor.
Lo peor ya era conocido, que algo tan terrible haya ido
acompañado de un nuevo afloramiento de odio a lo
catalán era previsible, por mucho que se
quiera ignorar esa xenofobia a lo catalán está muy extendida en la población española, la extienden los partidos y los medios.
Unos medios madrileños que, como en toda ocasión en
los últimos tiempos, han actuado de forma casi unánime al servicio del PP y el Estado, ya confundidos ambos en una única cosa.
Repitiendo como loros de “Yes, we can”
o “ Imagine” son incapaces
de repetir “ No tinc por” necesitando traducirlo. Ocultando sistemáticamente la actuación de la
policía catalana, los mossos, por “la
policía”, cuando a diario se deleitan nombrando
a la Guardia Civil y Policía Nacional. Esa perversidad, esa manipulación constante del
lenguaje es indicativo de lo que ha regido hasta hoy: la ocultación, la negación y la exclusión de
la realidad nacional catalana. Los españoles ignoran, porque sus medios se lo ocultan, que este Gobierno ha excluido a los Mossos de la información
estratégica sobre terrorismo que recibían de otros gobiernos, cuando Catalunya era un objetivo
principal del terrorismo.
Esa muestra de autoritarismo
antidemocrático, de colonialismo y de
irresponsabilidad criminal es algo inaudito. Los españoles no serán
informados de ello pero como los lectores de este periódico sí lo saben no
insisto en lo sabido.
Mariano Rajoy y la política española en
estos momentos está tragando un sapo muy grande y los españoles asimilando una
nueva realidad: bajo este estado hay más de un país y la foto con el monarca
no es más que un imperdible obligado por la circunstancia extrema. En esa nueva realidad, quienes armados de la Justicia del estado como arma
particular pretenden el encarcelamiento y el embargo de políticos catalanes.
¿Todavía
sueñan con encarcelar a Puigdemont cuando
la ciudadanía sea convocada a votar? ¿Con qué autoridad lo haría? ¿Qué
autoridad tienen ante la ciudadanía catalana esos políticos que dejaron sus
vacaciones para aparecer en una tierra y un país que le es más extraño que
nunca? Frente a la autoridad
colonial sólo cabe la
autoridad de la ciudadanía, la que vota libremente.
Suso de Toro
Joan A.
Forès
Reflexions
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