Benvolguts,
En un enllaç provinent
del col·lectiu Drets, s’arriba a aquest pamflet del diari ABC.
És increïble que el
diari ABC tingui la barra de parlar del nazisme
fent veure que s’ho mira des de la barrera!
Increïble!
Increïble!
Cal saber que l’ABC
fou un dels instigadors de l’Alzamiento del General
Franco i del conjunt de l’Espanya feixista i nacionalcatòlica contra la
legalitat republicana. D’aquí en derivà la guerra civil que pel que
respecta a Catalunya fou la Guerra d’Espanya contra
Catalunya (els diaris feixistes del 26
de gener del 1939, dilluns vinent farà 76 anys, deien España ha entrado en Cataluña).
Es pot trobar en diversos Blogs i articles el següent paràgraf
de com el senyor (?) Luca de Tena, propietari de l’ABC, va ajudar al trasllat de
Franco des de les Canàries a Tetuan i per tant de l’inici de l’Alzamiento i de
la guerra:
El 17 de julio de 1936, Franco está en Canarias conforme su cargo
de Capitán General de las Islas Canarias. Para llevarle a Marruecos, con el fin
de encabezar el
proyectado Alzamiento, Juan March, Luca de Tena (propietario del ABC), Luis Bolín (corresponsal del diario en Londres) y
Juan de la Cierva han contratado en la capital inglesa un De Havilland-Dragon Rapide, para
trasladar a Franco desde el aeropuerto de Gando a Tetuán, donde tomó
tierra el 19
de julio a las 7 de la mañana...
ARCHIVO ABC. Adolf Hitler da un discurso en Viena (1938)
Hitler.
La guerra havia provocat un milió de morts i mig milió d’exiliats,
moltíssims de catalans. Quan l’ABC publicava
aquest recordatori de l’aniversari de Hitler les forces d’ocupació espanyoles,
amb banderes espanyoles, estaven procedint al saqueig dels Ateneus, de les biblioteques,
de les llibreries, de les institucions catalanes, de la Generalitat, del
Parlament de Catalunya, i segons un pla perfectament preparat estaven procedint
a cremar o robar tot el que podia representar cultura catalana a Catalunya.
Era el començament del genocidi contra Catalunya.
Era el començament del genocidi contra Catalunya.
Doncs aquest mateix ABC ara s’atreveix a blasfemar amb l’article que incloem, on compara contínuament el règim nazi, un dels inspiradors del règim franquista del qual tant l’ABC com l’actual monarquia borbònica franquista en són hereus directes, amb els desitjos d’independència de Catalunya!
Val a dir que l’explicació
sobre eufemismes i disfemismes, des del punt de vista lingüístic, està molt ben
feta, que vol dir que els franquistes i els seus
hereus són assassins i tergiversadors de la realitat, però no incultes!
Hemeroteca
M. P. V@ABC_Historia / MADRID
Día 03/11/2014 - 15.46h
El uso de este recurso lingüístico se ha vuelto
recurrente en política para enmascarar aquello que no se quiere decir
Desde usar la conocida expresión «campos de trabajo» para denominar a los «campos de concentración y exterminio» que acabaron con la vida de millones de personas, hasta hablar de «traslado» para enmascarar las deportaciones en masa a las que eran sometidos, por entonces, los judíos. Además de por su violencia y por sus crímenes de guerra, si por algo fueron conocidos los nazis y –en especial- Adolf Hitler, fue por el uso espléndido que hicieron de la propaganda, por su espectacular capacidad retórica y por su gran habilidad a la hora de elaborar eufemismos que ocultaran la pesadilla que estaban haciendo vivir a una buena parte de la humanidad.
La Legión Cóndor escucha las palabras de Hitler. Campua
Desde aquellos duros años de la Segunda Guerra Mundial en los que el «Führer» aterrorizaba Europa (primer havia atemorit Catalunya i Euskadi, amb la destrucció salvatge de Guernika, com a mostra), hasta ahora, el uso de los eufemismos se ha generalizado entre los políticos. Por suerte, en la actualidad no se emplean para esconder atrocidades como asesinatos en masa o torturas, sino para evitar alguna que otra palabra que podría resultar demoledora para los intereses de un partido. Un claro ejemplo de su constante empleo puede atribuírsele al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, quien, para no decir la palabra «crisis», hizo uso de una gran remesa de términos que iban desde «situación ciertamente difícil», hasta «frenazo». A su vez, y de manera más actual, la palma se la lleva Artur Más y su «derecho a decidir» en lugar de «independencia».
Los eufemismos
Pero ¿Qué es un eufemismo? «Según
la definición académica, el eufemismo es la ‘manifestación suave o decorosa de
ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante’. El
término, aunque fechado en la segunda mitad del siglo XIX, aparece ya en el “Arte de la lengua
española castellana” (1625), de Gonzalo Correas (“El eufemismos es buena
habla, quando por no dezir las cosas tristes, aziagas, i molestas, ó
desonestas por sus vocablos. las dezimos por otras palavras, i terminos mas
dezentes”, CORDE). Procede del latín “euphemismus”, y este de un término griego
que significaba ‘que habla bien, que evita las palabras de mal agüero’»,
explica, en declaraciones a ABC, Francisco Javier de Cos
Ruiz, profesor de Filología en la Universidad de Cádiz.
De la misma opinión es Paula
Requeijo Rey, profesora de la Universidad Camilo José Cela y
especialista en comunicación y marketing político. «Un eufemismo, dicho de
manera coloquial, es una sustitución de un término por otra palabra con el
objetivo de evitar decir algo», explica en declaraciones a este periódico.
Con todo, a día de hoy el uso de los eufemismos está tan generalizado que es
usual que todo el mundo (tanto políticos como personas sin ninguna actividad
pública) recurra a él varias veces al día para evitar situaciones incómodas.
Hitler, el rey de la propaganda y
de los eufemismos, durante uno de sus discursos
ARCHIVO ABC
«Todos entendemos el eufemismo en
sentido peyorativo. Se supone que a través de eufemismos escondemos la
realidad. Y es así en muchas ocasiones, sin duda. Pero el lenguaje está
lleno de trampas eufemísticas. En realidad, me interesa más pensar en el uso
del lenguaje para construir la realidad, no solo para describirla. Así,
decimos que nos hemos comprado un coche “seminuevo” o “de ocasión”,
para no decir que es usado o “de segunda mano”. Cuando no queremos
hablar de nuestra expareja decimos “esa señora” o “ese señor” (són exactament els termes que Rajoy i
Soraya están usant avui mateix per referir-se a l’amigo Luís, sé fuerte), eliminando el nombre como hacían los nazis con los
prisioneros en los campos», señala, en este caso, Luis
Arroyo -presidente de la consultoría «Asesores de
Comunicación Pública»- a ABC.
A su vez, los medios de
comunicación tampoco somos una excepción a la hora de usar los eufemismos. «En
“ABC” es costumbre hablar de ETA como “banda terrorista”, y en
tiempos incluso “banda de pistoleros”. Para “The Economist”, ETA era una “organización
independentista”, y esos mismos terroristas se llaman a sí mismos “gudaris”,
a su movimiento lo llaman “de liberación” y lo suyo es la “lucha
armada” a través de “acciones”. Y así gira el mundo, con visiones
alternativas y verosímiles, no necesariamente veraces, de la realidad», añade
Arroyo.
Qué no es un eufemismo
En la actualidad se suele
confundir el eufemismo con otra serie de fenómenos lingüísticos. Uno de los
errores más comunes, en palabras de Ruiz, es considerar que el término se puede
sustituir por un grupo de palabras. Sin embargo, este es un concepto
diferente y, para que se diera un eufemismo puro, habría que cambiar, por
ejemplo, la palabra «minusvalía» (mal considerada a nivel social) por «discapacidad»
(mucho más aceptada). Aunque hoy en día ésta es una diferencia que no se suele
aplicar a nivel social.
«Por último, frente al eufemismo,
que es un recurso atenuador, tenemos el disfemismo como recurso de
realce o refuerzo de las referencias o asociaciones de un término noble o
neutro. Si, ante la muerte de una persona, le decimos a los familiares del
interfecto que este “ha pasado a mejor vida”, hacemos un uso eufemístico
de esta expresión. Si, en cambio, con una intención bien distinta, hablásemos
de que “ha estirado la pata”, “la ha palmado” o “la ha
espichado”, emplearíamos sustitutos disfemísticos», completa el filólogo
español.
¿Por qué son tan efectivos a nivel
político?
Durante años, y sobre todo durante
la Segunda Guerra Mundial, los eufemismos han sido un elemento utilizado por
todo tipo de gobiernos para enmascarar aquello que era mejor que no se
entendiese a la perfección. Sin embargo, cuando miramos con perspectiva la
historia son muchas las dudas que nos asaltan. ¿Cómo es posible que los
alemanes que acudían a los discursos de Hitler no supieran que aquel
hombrecillo les estaba engañando y, tras sus palabras, se escondía una realidad
terrible? Para Requeijo, la respuesta está clara: este recurso lingüístico hace
que el cerebro piense en positivo, y nadie suele rechazar una buena
noticia cuando se la sirven en bandeja de plata.
«Las palabras crean marcos
mentales (una serie de conceptos que están relacionados entre sí, de manera
que, cuando yo un término, se asocia inmediatamente con otras). Cuando
utilizamos una palabra, activamos un marco dentro de la mente de la persona.
Por ejemplo, en Estados Unidos aprendieron que es
mucho más popular hablar de “alivio fiscal” que hacerlo de “pagar
impuestos”. Esto se debe a que la palabra “alivio” se enlaza en la mente
con términos que inspiran tranquilidad, cosa que no sucede cuando hablamos de
impuestos, que es automáticamente negativo. Estas asociaciones dependen, en
gran medida, de la cultura y de la enseñanza», explica la
experta en comunicación.
«Los eufemismos activan marcos
mentales positivos o negativos»
Tal y como señala la profesora, no
es lo mismo usar el término «islámico» en Occidente, que emplearlo en
regiones musulmanas. Y es que, una persona que haya vivido en países como
España o Estados Unidos –donde se han sucedido duros ataques de células árabes
contra la estación de Atocha y las Torres Gemelas- asociará
inmediatamente la palabra con el miedo, el terrorismo etc.
Mientras que, en otras regiones, puede ser un vocablo totalmente neutro o,
incluso, positivo. Esto provoca que, en los discursos, sea un término a
evitar a no ser que se busque generar miedo.
«Un ejemplo de la variación del
marco mental dependiendo de la cultura y la enseñanza lo tenemos en Cataluña. Si yo le pregunto a alguien que
esté a favor de la consulta qué asocia con “independencia” me dirá que libertad,
autogobierno, capacidad para decidir, derechos etc. Si le
pregunto a alguien que no está de acuerdo con ella lo asociará con secesión,
ilegalidad, estar fuera de la constitución, subversión etc. Cada
uno lo llamará de diferente manera. La palabra que se usa está diciendo, por lo
tanto, define la opinión con respecto a un tema», añade Requeijo.
Una vez dicho esto hay que
preguntarse lo siguiente ¿qué hay de verdad y qué hay de mentira en los
eufemismos? Para Arroyo no existe como tal la verdad, sino que lo que debe
importar –como buen asesor de comunicación que es- es lo verosímil que
se pueda llegar a ser: «Un señor entrajetado con su corbata y con un teléfono
frente a unas pantallas con la cotización de las empresas del mundo, ¿es “el
mercado”?, ¿o más bien “un especulador? ¿Qué es más “verdad”? No jugamos con
la verdad, aunque también, sino con lo verosímil. Si dices “mercado” la
gente está en un 80 por ciento -más o menos- en contra de la intervención del
Estado en la economía. Si dices “especulador”, la gente está en un 90 por
ciento en contra de esa misma intervención del Estado en la economía. Lo
tienes, junto con dos decenas de ejemplos más de uso del lenguaje y su
influencia en la opinión pública en mi libro “Frases
como puños: el lenguaje y las ideas progresistas”, de Edhasa».
Los eufemismos, en el día a día
Por el contrario, a nivel
cotidiano el uso de los eufemismos cambia. La razón es sencilla: la persona de
a pie no quiere –a priori- activar ningún marco mental determinado. Por el
contrario, normalmente busca ocultar con ellos una opinión demasiado
controvertida sobre un tema concreto para, así, evitar ofender a
aquellos que se encuentran junto a él.
«El eufemismo es un mecanismo de
respuesta ante el miedo»
«Desde un punto de vista
psico-social, el eufemismo puede analizarse como un mecanismo verbal de
respuesta ante el miedo, condicionante universal de la conducta humana. El
ser humano es vulnerable si está solo, necesita la compañía del otro y su
aprobación. Busca la seguridad que da tener una imagen normal de sí mismo, la seguridad
de pertenecer al grupo. En este sentido, en el ámbito social de las
relaciones humanas se justifica evitar el empleo de términos y expresiones que
pueden “herir la sensibilidad” del prójimo», completa Ruiz.
Para el filólogo, el eufemismo es
además un mecanismo que cumple una función social como es no ofender
a nuestros interlocutores: «Es una estrategia de cortesía positiva que nos permite salvar
nuestra imagen, concepto este clave de la teoría de la cortesía. En primer
lugar, para que surta efecto el eufemismo, el oyente debe ser cooperativo. En
segundo lugar, el eufemismo cumple la máxima de simpatía, la que promueve
maximizar la simpatía y minimizar la antipatía; la regla que dice “sea
cortés, sea amable, haga que su interlocutor se encuentre cómodo”. Ello a
pesar de que con el eufemismo se incumpla la máxima de modalidad o claridad, la
que dicta “ser claro, evitando la ambigüedad y la oscuridad de expresión”».
Así nació el lenguaje del nazismo
De entre todos aquellos que han usado los
eufemismos a través de la Historia como parte de una estrategia de
comunicación, los que realmente pueden presumir de haberlos empleado de
manera magistral fueron los altos cargos del nazismo. Pero no sólo este recurso
lingüístico, si no todo aquel del que pudieron echar mano para lograr que la
sociedad alemana creyera a pies juntillas lo que declamaban. De hecho, tal fue
el teatro gramatical que crearon alrededor de las palabras que, con el paso de
los años, una buena parte de los ciudadanos que habitaban en el «Reich» no se podían ni a imaginar las
atrocidades que se estaban cometiendo en los campos de concentración
existentes.
Hitler, frente a miles de seguidores en Nuremberg. ARCHIVO ABC
«Los regímenes totalitarios son maestros en el uso del lenguaje, que trasladan a cada rincón a través de sus libros “sagrados”, a través de la educación de los niños, a través incluso del conocimiento supuestamente científico, de la cultura, de las artes… Quizá el ejemplo más brutal de una construcción forzada y asquerosa a través del lenguaje sea ese cartel en la puerta de Auschwitz: “El trabajo os hará libres”. Pero ¡cuidado! Recordemos con qué facilidad le quitamos nosotros también el nombre a la persona a la que no apreciamos…», explica Arroyo.
Para entender el origen de la
lengua y la comunicación que los nazis utilizaron durante el Tercer Reich y la
Segunda Guerra Mundial es necesario remontarse en el tiempo hasta 1919,
año en que Hitler entró a formar parte del Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán («NSDAP»). Aunque por entonces este sujeto
no era más que un sujeto bajito y alborotador que se hacía notar por su
característico bigote, ya empezaba a ser conocido entre sus iguales por su
capacidad para hablar ante el público y su talento innato para convencer
a todo aquel que se atreviera a mantener una discusión con él.
Por ello, no tardó en abrirse paso
a codazos dentro del partido hasta que, en 1921, se hizo con sus
riendas. Fue precisamente en ese momento cuando, día tras día y junto a sus
compañeros, empezó a crear un lenguaje característico que pronto se hizo un hueco
entre los jerarcas del «NSDAP». Éstos sujetos serían posteriormente sus
camaradas al frente del país a partir de 1933, año en que se sentaron en
la poltrona del poder y época, a su vez, en la que este lenguaje ideado en las
cavernas del partido comenzó a extenderse entre la sociedad. Así lo afirma el
filólogo judío Víctor Klemperer –quien vivió en
Alemania durante la Segunda Guerra Mundial- en su obra «La lengua del Tercer Reich»,
en la que señala las características de este nuevo dialecto.
«A partir de su llegada al poder, los nazis […] se
lanzaron al asalto del lenguaje, lo recrearon, se lo apropiaron, lo “nazificaron”,
su jerga de grupo, su dialecto, se desparramó hacia todos los confines de la
sociedad, se lo socializó “a punta de bayoneta” (Recordem com el règim espanyol del PPSOE
està modificant els significats dels mots en el Diccionario de la Lengua
Española (RAE), de tal forma que termes com referèndum, consulta popular i sobirania nacional, que poden ser
decisives en la interpretació jurídica, canviïn del significat).
Vegi’s http://reflexionsjafores.blogspot.com.es/2014/03/270314-diccionari-rae-modificacions.html.
Vegi’s http://reflexionsjafores.blogspot.com.es/2014/03/270314-diccionari-rae-modificacions.html.
El nazismo fue el ejemplo de una
sociedad “panóptica” […] en la cual, el férreo control ideológico, la “pureza
racial” de la lengua, se llevó a cabo a través de la acción del
“megaministerio” de propaganda; los nazis se volcaron frenéticamente a la construcción
y reconstrucción de la lengua, lo que produjo el efecto material de la
transformación del sistema de relaciones sociales en la sociedad alemana»,
explica el sociólogo argentino Patricio Adrián Brodsky en su dossier «El
uso político del eufemismo en la jerga política nazi: de la exclusión de la
lengua al exterminio de los sujetos».
Desde su nacimiento, la lengua del
«NSDAP» buscó llegar a las masas, a un público amplio y deseoso de que alguien
les alumbrara el camino después de haber sido vapuleados por los vencedores
tras la Primera Guerra Mundial y sus «reparaciones de guerra». Por ello, Hitler no
dudó en utilizar un lenguaje simple para conseguir situarse cerca de todos sus
interlocutores. A su vez, usaba frecuentemente siglas y superlativos en
un intento de imbuir de violencia sus palabras.
«Los nazis utilizaron un sistema
de lenguaje que es digno de estudio. Hacían un uso constante de muchos slogans,
superlativos, imperativos… (Por el imperio hacia Dios, España portadora de valores
eternos, Arriba España, Viva Franco, Por Dios, España y su revolución nacional
sindicalista, Todo por la Patria, Caudillo de España por la gracia de Dios, etc.) Con ellos
activaban unos
marcos mentales determinados que les
favorecían. También intentaban enfatizar todo lo germano. Evitaban usar
expresiones francesas muy utilizadas en el lenguaje alemán y las sustituían por
un término propio», añade Requeijo.
Sin embargo, si por algo
destacaron los nacionalsocialistas alemanes fue por el amplio uso que hicieron
de los eufemismos, términos mediante los que pretendían esconder las
atrocidades que llevaban a cabo en los campos de concentración (A Espanya hi va haver Campos
de Concentración del 1939 fins al 1947. Busqui’s aquest mot al Bloc Reflexions: http://reflexionsjafores.blogspot.com.es/2014/05/300414-camps-de-concentracio-el-trabajo.html) y mediante los que, con el paso de los años y la llegada
de las derrotas, ocultaban a sus soldados lo desesperada que era la
situación en todos los frentes.
En base a ello, preferían evitar
que sus tropas se desmoralizaran utilizando todo tipo de curiosos términos que,
en la actualidad, pueden parecer increíbles: «En la Segunda Guerra Mundial,
cuando los alemanes querían levantar la moral de las tropas y, sobre todo, de
la retaguardia –donde la población vivía más penurias debido al hambre y
a la marcha de muchas personas a la lucha- se evitaban palabras como, por
ejemplo, “dificultad para avanzar” (que da pie a un marco mental que se
asocia con lo negativo, con lo costo) y utilizaban “pausa momentánea en el
avance” (que activa unos marcos mentales más agradables en el receptor)»,
añade, en este caso, la profesora a este diario.
Los eufemismos nazis
Entre los eufemismos más usados
por Hitler y sus seguidores destacaban los siguientes (orden alfabético):
-Acciones: Linchamientos de
judíos.
-Ajeno a la especia: Inapropiado.
-Arresto preventivo:
Encarcelamiento o marcha hacia campos de concentración de prisioneros judíos.
-Avance elástico sobre la retaguardia:
Retirada de las tropas del frente de batalla.
-Campo de conciertos: Campos de
concentración / campos de exterminio.
-Campos de trabajo: Campos de
concentración / campos de exterminio.
-Caracterialmente positivo: Nazi
perfecto.
-Centros de reubicación: Campos de
concentración / campos de exterminio.
-Centros médicos: Lugares de
matanza, ya fueran campos de exterminio o edificios en los que ejecutar la
«eutanasia» (ver término posteriormente)
-Cosas: Víctimas dispuestas para
ser asesinadas.
-Crisis: Derrota en batalla.
-Doctor: Persona encargada de
acabar con los disminuidos físicos y psicológicos en los programas de
«eutanasia» (ver término posteriormente).
-Eutanasia: Programa de asesinato
de personas con deficiencias mentales o psíquicas a las que se le quitaba la
vida de forma clandestina y sin preguntar a sus familias (ya fueran alemanas o
no).
-Festival de la cosecha: Asesinato
masivo de judíos en Polonia
-Fundación de beneficencia para el
cuidado institucional: Entidad encargada de ejecutar el programa de
«eutanasia».
-Grupos de servicios especiales:
Grupos de ejecución.
-Grupos de tareas: Soldados
encargados del asesinato en masa de personas en los campos de concentración.
-Interrogatorio intensificado:
Tortura.
-Judíos indeseados: Mensaje que
prohibida la entrada a judíos en las puertas de los restauran al comenzar la
Guerra.
-Limpieza: Asesinatos.
-Mierda: Víctimas dispuestas para
ser asesinadas.
-Muñecos: Víctimas dispuestas para
ser asesinadas.
-«Noche de los cristales rotos»:
Ataques nazis masivos sobre la población judía entre el 9 y el 10 de noviembre
de 1938.
-Pacificación: Asesinatos.
-Pacificación especial: Asesinatos
/ Introducir a prisioneros en cámaras de gas.
-Pausa momentánea en el avance:
Dificultad para avanzar sobre un territorio debido a al férrea defensa del
enemigo.
-Propaganda difamatoria: Verdad
contada por los diarios ajenos al régimen.
-Reacomodo: Deportación de judíos.
-Reinstalación de judíos:
Deportación de judíos.
-Sincronización: Sistema de
control de los individuos.
-Solución final: Asesinato en masa
de judíos que tenía como objetivo la eliminación de su raza de la Tierra.
-Trapos: Víctimas dispuestas para
ser asesinadas.
-Traslado: Deportación de judíos.
-Tratamientos especiales: Gasear,
introducir a los prisioneros en las cámaras de gas.
-Troncos de madera: Víctimas
dispuestas para ser asesinadas.
Disfemismos
usados por los nazis
-Casa de judíos: Casa en la que
habitaba, al menos, un judío.
-Cría: Hijo de un judío.
-Judíos del Kremlin: Trotski,
Stalin etc.
-Judíos del mundo: Todo judío que
no se hallara en Alemania.
También hoy
Tras el paso de los nazis por la Historia, los
eufemismos -como ya hemos comentado- no han dejado de tener presencia pública.
Aunque, por suerte, ya no se usan para esconder la muerte de miles de personas
ni para ocultar un régimen antidemocrático. Por el contrario, su objetivo es el
de suavizar la realidad en política.
En la actualidad, los eufemismos vuelven a estar
de moda gracias a la independencia catalana, un tema que –sin
duda- ha avivado la imaginación de todos los partidos políticos. «La
información respecto de la independencia aporta, claro está, casos de
eufemismo. Así, en una entrevista reciente a Oriol Junqueras, en vez de hablar de ruptura de la
relación con España, el líder de ERC propuso un «replanteamiento»
de esa relación. También, en los medios se ha aludido precisamente a que el “queremos
votar” es un eufemismo de aquellos que defienden “la independencia de
Cataluña”. En varios lugares se reconoce el “derecho a decidir” como
eufemismo de “derecho a la autodeterminación o independencia”», señala
Ruiz.
«"Queremos votar” es considerado un eufemismo
de “independencia ”»
Lo mismo ha sucedido con los eufemismos que se han
creado para sustituir a la palabra «referéndum». Éstos han sido muy
utilizados por aquellos que están a favor de la independencia para evitar
introducir el componente de legalidad que lleva implícito este término. «Con
respecto a “referéndum”, los partidos proindependentistas, con la idea de
adelgazar, si no eliminar, el componente jurídico del término, han utilizado
como sustitutos eufemísticos “consulta”, “proceso participativo”
y, en los últimos días, “consulta alternativa”. Por su parte, el partido
gobernante en España habla disfemísticamente de “referéndum separatista”
y de “órdago al Estado”».
Finalmente, otro de los vocablos que ha acuñado el
independentismo catalán ha sido el de «derecho a decidir». Una serie de
palabras que, según el consultor Luis Arroyo, están perfectamente pensadas para
generar una sensación concreta en aquel que las recibe: « “Derecho a decidir”
es fácil de defender en amplias capas. El 80 por ciento de los catalanes
está a favor “del derecho a decidir”.
Seguro que el lector también. A favor de la independencia “sólo” está en torno
a un 40 o 50 por ciento».
Eufemismos catalanes, según Luis Arroyo
-Yo digo independentista, tú dices soberanista.
-Yo digo secesión, tú dices soberanía.
-Yo digo independencia, tú dices derecho a
decidir.
-Yo digo España, tú dices Estado español.
-Yo digo las fuerzas políticas independentistas,
tú dices el pueblo.
-Yo digo la Comunidad Autónoma de Cataluña, tú
dices el país o los países catalanes.
ABC
Joan A. Forès
Reflexions
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