Benvolguts,
Avui és 12 d’Octubre,
data de l’aribada de Colom (que era
un almirall català) a Amèrica i Fiesta de la Hispanidad dels súbdits del
rei d’Espanya. La dictadura franquista va voler fer més
forta la impressió als pobres súbdits i li va posar Dia de la Raza.
Com que a
Catalunya ja fa temps que hem desconnectat d’Espanya, aquesta festa dels espanyols no ens afecta gaire. Tanmateix,
la ingent quantitat de 5.000 subdits espanyols
s’han manifestat aquest migdia entre crits feixistes i proclames inflamades
dels fatxes espanyols en una concentració a la Plaça de Catalunya. Entre les pancartes que portaven n’hi havia amb
eslògans ben vistosos com aquest:
“España en el corazón. Desde Cataluña”.
Aquest “España en el corazón” m’ha colpit perquè m’ha
recordat el llibre de poemes de Pablo
Neruda del mateix nom.
El xilè
Pablo Neruda, futur Premi Nobel de Literatura era a Espanya comissionat pel govern del seu país com a corresponsal
durant la guerra civil, altrament
dita Guerra de les dretes espanyoles contra
les esquerres espanyoles i de les
dretes i les esquerres espanyoles contra Catalunya.
De la seva
estada en va fer un llibre de poemes de títol España en el corazón, lema que han
escollit sàviament els organitzadors de la concentració! En aquest poemari hi
ha 3 poemes fantàstics que sempre m’han agradat:
·
Sanjurjo en los infiernos
o
Que comença amb: Amarrado, humeante, acordelado, a su traidor
avión, a sus traiciones, se quema el traidor traicionado…
·
Mola en los infiernos
o
Que comença amb: Es arrastrado el turbio mulo Mola de
precipicio en precipicio eterno…
o
I que acaba: definitivamente turbio i tierno, con llamas en la cola y en el culo.
·
El general Franco en los infiernos
o
Que us l’ofereixo sencer:
EL GENERAL
FRANCO EN LOS INFIERNOS
Desventurado, ni el fuego ni el vinagre caliente
en un nido de brujas volcánicas ni el hielo devorante,
ni la tortuga pútrida que ladrando y llorando con voz
de mujer muerta te escarbe la barriga
buscando una sortija nupcial y un juguete de niño degollado,
serán para ti nada sino una puerta oscura,
arrasada.
En efecto.
De infierno a infierno, qué hay? En aullido de tus
legiones, en la santa leche
de las madres de España, en la leche y los senos pisoteados
por los caminos, hay una aldea más,
una puerta rota.
Aquí estás. Triste párpado, estiércol
de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra
de traición que la sangre no borra. Quién, quién eres,
oh miserable hoja de sal, oh perro de la tierra,
oh mal nacida palidez de sombra.
Retrocede la llama sin ceniza,
la sed salina del infierno, los círculos
del dolor palidecen.
Maldito, que sólo lo humano
te persiga, que dentro del absoluto fuego de las cosas,
no te consumas, que no te pierdas
en la escala del tiempo, y que no taladre el vidrio
ardiendo
ni la feroz espuma.
Solo, solo, para las lágrimas
todas reunidas, para una eternidad de manos muertas
y ojos podridos, solo en una cueva
de tu infierno, comiendo silenciosa pus y sangre
por una eternidad maldita y sola.
No mereces dormir
aunque sea clavados de alfileres los ojos: debes estar
despierto, general, despierto eternamente
entre la podredumbre de las recién paridas,
ametralladas en otoño. Todas, todos los tristes niños
descuartizados,
tiesos, están colgados, esperando en tu infierno
ese día de fiesta fría: tu llegada.
Niños negros por la explosión,
trozos rojos de seso, corredores
de dulces intestinos, te esperan todos, todos, en la
misma actitud
de atravesar la calle, de patear la pelota,
de tragar una fruta, de sonreír o nacer.
Sonreír. Hay sonrisas
ya demolidas por la sangre
que esperan con dispersos dientes exterminados,
y máscaras de confusa materia, rostros huecos
de pólvora perpetua, y los fantasmas
sin nombre, los oscuros
escondidos, los que nunca salieron
de su cama de escombros. Todos te esperan
para pasar la noche. Llenan los corredores
como algas corrompidas.
Son nuestros, fueron nuestra carne,
nuestra salud, nuestra paz de herrerías,
nuestro océano
de aire y pulmones. A través de ellos
las secas tierras florecían. Ahora, más allá de la tierra,
hechos substancia
destruida, materia asesinada, harina muerta,
te esperan en tu infierno.
Como el agudo espanto o el dolor se consumen,
ni espanto ni dolor te aguardan. Solo y maldito seas,
solo y despierto seas entre todos los muertos,
y que la sangre caiga en ti como la lluvia,
y que un agonizante río de ojos cortados
te resbale y recorra mirándote sin término.
Desventurado, ni el fuego ni el vinagre caliente
en un nido de brujas volcánicas ni el hielo devorante,
ni la tortuga pútrida que ladrando y llorando con voz
de mujer muerta te escarbe la barriga
buscando una sortija nupcial y un juguete de niño degollado,
serán para ti nada sino una puerta oscura,
arrasada.
En efecto.
De infierno a infierno, qué hay? En aullido de tus
legiones, en la santa leche
de las madres de España, en la leche y los senos pisoteados
por los caminos, hay una aldea más,
una puerta rota.
Aquí estás. Triste párpado, estiércol
de siniestras gallinas de sepulcro, pesado esputo, cifra
de traición que la sangre no borra. Quién, quién eres,
oh miserable hoja de sal, oh perro de la tierra,
oh mal nacida palidez de sombra.
Retrocede la llama sin ceniza,
la sed salina del infierno, los círculos
del dolor palidecen.
Maldito, que sólo lo humano
te persiga, que dentro del absoluto fuego de las cosas,
no te consumas, que no te pierdas
en la escala del tiempo, y que no taladre el vidrio
ardiendo
ni la feroz espuma.
Solo, solo, para las lágrimas
todas reunidas, para una eternidad de manos muertas
y ojos podridos, solo en una cueva
de tu infierno, comiendo silenciosa pus y sangre
por una eternidad maldita y sola.
No mereces dormir
aunque sea clavados de alfileres los ojos: debes estar
despierto, general, despierto eternamente
entre la podredumbre de las recién paridas,
ametralladas en otoño. Todas, todos los tristes niños
descuartizados,
tiesos, están colgados, esperando en tu infierno
ese día de fiesta fría: tu llegada.
Niños negros por la explosión,
trozos rojos de seso, corredores
de dulces intestinos, te esperan todos, todos, en la
misma actitud
de atravesar la calle, de patear la pelota,
de tragar una fruta, de sonreír o nacer.
Sonreír. Hay sonrisas
ya demolidas por la sangre
que esperan con dispersos dientes exterminados,
y máscaras de confusa materia, rostros huecos
de pólvora perpetua, y los fantasmas
sin nombre, los oscuros
escondidos, los que nunca salieron
de su cama de escombros. Todos te esperan
para pasar la noche. Llenan los corredores
como algas corrompidas.
Son nuestros, fueron nuestra carne,
nuestra salud, nuestra paz de herrerías,
nuestro océano
de aire y pulmones. A través de ellos
las secas tierras florecían. Ahora, más allá de la tierra,
hechos substancia
destruida, materia asesinada, harina muerta,
te esperan en tu infierno.
Como el agudo espanto o el dolor se consumen,
ni espanto ni dolor te aguardan. Solo y maldito seas,
solo y despierto seas entre todos los muertos,
y que la sangre caiga en ti como la lluvia,
y que un agonizante río de ojos cortados
te resbale y recorra mirándote sin término.
Aquests són doncs els sentiments que España en el Corazón em recorden...
També hem de recordar que avui és el 80è aniversari de l’episodi a la
Universitat de Salamanca entre el general Millan
Astray, creador de la Legión,
que avui ha desfilat, i Miguel de
Unamuno, rector magnífic de la Universitat de Salamanca. Us afegeixo l’enllaç
per si voleu saber com va anar:
Vegeu com d’una data maleïda se’n
pot treure un gaudi extraordinari! Ja ho diuen els espanyols que “No hay mal que por
bien no venga”.
Joan A. Forès
Reflexions
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