Benvolguts,
Fa uns quants dies vaig trobar un Blog molt ben fet, molt
ben muntat, amb opinions i reivindicacions nacionalistes castellanes pels quatre costats,
dels temps dels comuneros de Castilla i també amb reflexions de
problemes actuals.
No ho he mirat massa encara però jo diria que si estigués en
la pell de qui l’escriu, Javier Martínez,
i tingués els coneixements que sembla que el tal Martínez tingui, potser
reaccionaria com ell i mantindria els arguments que ell usa. I evidentment
toparia amb mi mateix en la meva actual personalitat. Seria un afer semblant al
Ying i el Yang!
El títol del Blog és Reunificación de Castilla i el subtítol és Debates en torno a la necesidad de
reunificar todas las provincias castellanas en una sola comunidad autònoma, la Gran
Castilla. Des de la seva posició
de comunitat feble i putejada busca sempre que pot analogies amb altres
territoris que puguin arrossegar greuges semblants als seus...
El primer apunt que comentarem és:
Castilla e
Inglaterra, en la encrucijada política (I)
Castilla e
Inglaterra, en la encrucijada política (I)
Por Javier
Martínez.
En abril y julio
de 2006 se publicaron sendos artículos, en El País y La Razón, sobre un tema
común, cuyos autores, John Carlin y Gonzalo Suárez, firmaron respectivamente,
con los títulos de '¿Nacionalismo?
Los ingleses también. El creciente papel de los escoceses desata irritación y
un patriotismo nuevo en Inglaterra' y ‘Los ingleses descubren
el nacionalismo. La descentralización de Blair alimenta los agravios
comparativos de Inglaterra con Escocia’.
Ambos dan cuenta
de un fenómeno político nuevo en las islas del que no resisto la tentación de
extrapolarlo, al ver similitudes, al caso castellano. Castilla e Inglaterra,
creadoras ambas de las dos culturas occidentales más potentes, presentan una
trayectoria histórica semejante en múltiples aspectos, y salvo matices, un
presente político similar.
Comentemos hoy el
primero de ellos. “No está más allá de los límites de lo posible imaginar
que algún día los ingleses decidan boicotear el whisky escocés y optar por el
de Irlanda, Kentucky o incluso el español. No es inconcebible que llegue el
momento en el que las amas de casas inglesas recorran los supermercados con
listas extraídas de Internet que identifiquen productos prohibidos ‘made in
Scotland’” empieza escribiendo John Carlin. ¿Les recuerda a algo eso del
boicot como método social de repulsa a un ataque político previo?
Continuemos: “Gordon
Brown, el ministro de Finanzas británico y presunto heredero de Tony Blair como
primer ministro, hizo un discurso hace poco en el que destacó la necesidad de
definir con más claridad y orgullo el concepto de la britanidad (britishness).
Habría que imitar más a los americanos, celebrar un día patrio ‘equivalente al
4 de julio’ (día en el que los americanos festejan el fin de la colonia
británica, pero Brown no parece haber detectado la ironía) y ‘plantar la
bandera en todos nuestros jardines’. El problema, como señaló el líder
conservador David Cameron, es que para los británicos, la gente con el sentido
del ridículo más elaborado de la Tierra, ‘eso sencillamente no se hace’.
Plantar la bandera británica en el jardín es, en cuanto al carácter nacional,
lo más anti británico que hay. Por eso a nadie se le escapó que el motivo real
por el que Brown decidió envolverse en la bandera británica fue para cubrir el
hecho de que es, de pies a cabeza, escocés. Dado que la diferencia entre el
acento londinense y el de Glasgow, la ciudad natal de Brown, es tan marcada
como la diferencia entre el acento madrileño y el mexicano, el ministro de
Finanzas se delata cada vez que abre la boca. Y esto, en una época en la
historia de Gran Bretaña en la que los ingleses se sienten especialmente
resentidos con sus vecinos del norte, se puede convertir en un serio problema
político para él”.
En España,
salvando las distancias, tenemos políticos de fuerte perfil castellanófobo (no
solo en partidos peris separatistas), cuando se ganan el pan pastoreando ovejas
periféricas (o peris), que no dudan en ocultar cuando aspiran al cargo de
ministro español, y que milagrosamente recuperan cuando han de volver a trincar
un sueldo público en sus regiones natales. Es el caso de la ministra de
Defensa, Carmen Chacón (PSC-PSOE), durante un tiempo aspirante no disimulada a
suceder a Zapatero en el cargo de presidente del gobierno, que dejaba a un lado
su lado más castellanófobo (como buena catalanista que es), hecho que recuperó
en cuanto le dijeron en su partido ‘nena, el cargo es para Alfredo’ (desde
entonces ‘Aldedo’) y tuvo que buscarse precipitadamente acomodo en su tierra
natal ante la debacle que esperan el 20N, acontecimiento que le sirvió para
recuperar su discurso pro imposición fascio-lingüísta más anticastellano y
apoyar de nuevo los sutiles planes de exterminio y asimilación cultural que tan
exquisitamente ejecuta la Generalidad de todo signo, y que una vez desmantelados
en sentencia firme por el TC piensa pasarse por el arco del triunfo. No estamos
hablando, como en el caso inglés, de acentos, sino de lenguas enteras y
actitudes hacia los derechos de los hablantes de éstas, que por lo visto, la
‘señora’ niega. El respeto hacia todas las lenguas españolas que acertadamente
consagra la Constitución, en la práctica, solo es efectivo para las lenguas
minoritarias o periféricas; la libertad lingüística no existe porque eso
significaría que la gente no elegiría necesariamente lo que a los caciques
regionales de turno les gusta o conviene. No llegamos a verle nunca apostar por
‘la necesidad de definir con más claridad y orgullo el concepto de la
britanidad, en nuestro caso, de la hispanidad’, pese a que se le supone, dado
el ministerio que no dudó en dirigir.
“Como ha
escrito The Sunday Times, ‘Brown teme que un exceso de escociedad, como
corroboran las encuestas, pudiera convertirse en un obstáculo para su ambición
de ser primer ministro... Está jugando con nuestro sentido de identidad
nacional para resolver su propia crisis’. Algo nuevo está ocurriendo en
Inglaterra. Se vislumbran las semillas de un impulso separatista que desde el
Acta de Unión con Escocia de 1707 no ha existido. Se debe a dos factores.
Primero, una reacción visceral entre la gente de a pie al rechazo hacia los
ingleses que significó la creación de un Parlamento escocés en el año 2000.
Segundo, a la extraordinaria anomalía (palabra utilizada constantemente por
políticos de todos los colores) de que, desde que empezó a funcionar el
Parlamento escocés, los diputados escoceses en el Parlamento británico de
Westminster, en Londres, ejercen más poder sobre las leyes inglesas que los
diputados ingleses sobre las leyes escocesas”.
En Londres lo
tienen claro. Es perfectamente compatible ser una gran urbe cosmopolita con
mantenerse rabiosamente inglesa y británica. En Madrid, por el contrario, la
derecha española (PP) cree que para ser cosmopolita y españolísima hay
que olvidarse de ser castellanísima, y no paran de soltar estúpidas soflamas
como 'los madrileños somos doblemente españoles' o 'la identidad de Madrid
consiste en no tener identidad'. Estúpidos. La izquierda española (PSOE),
ignorantes e iletrados en su mayoría, desconocen o reniegan de su
condición de castellanos 'por ser cosa de fascistas, imperialistas y
opresores centralistas', reforzando y avalando al 'periferismo' más casposo.
Estúpidos.
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En España, es
evidente que hay un fuerte rechazo hacia Castilla, los castellanos y lo
castellano en todos los movimientos políticos periféricos de raíz separatista.
Rechazo que data desde los años ochenta del siglo XIX, cuando se formulan las
teorías supremacistas de las ‘razas’ vasca y catalana, que les llevó a
‘encontrar’, pocos años después, un rh sanguíneo negativo diferente en el
primer caso y un cráneo dolicocéfalo distinto en el segundo, y que llega hasta
nuestros días. ¿Está ocurriendo algo nuevo en Castilla al igual que en
Inglaterra? Es difícil verlo, pero creo que sí, no en la esfera política
todavía, pero sí en la social. Muchos castellanos nos sentimos identificados y
reflejados en el caso inglés. Empieza a percibirse una reacción, si no visceral,
sí frecuente de hartazgo hacia las ofensas que los peris profieren día sí y día
también contra nuestra tierra, Castilla, contra nuestros paisanos emigrados,
contra nuestra historia y carácter, contra nuestra lengua y cultura, hartos del
tono político chantajista permanente al resto del país o Restospaña. Pero también hartos
de la complicidad, consentimiento y encubrimiento que desde el PPSOE se practica bajo excusas como la
gobernabilidad, etc.
"Empieza
a percibirse un hartazgo hacia las ofensas que los peris
profieren contra Castilla, hartos del tono político chantajista
permanente al resto del país o Restospaña. Pero también hartos de la
complicidad, consentimiento y encubrimiento que desde el PPSOE se practica bajo
excusas como la gobernabilidad, etc."
Aquí también
existe esa anomalía de la que se quejan los ingleses. Aunque en España se dotó
de autonomía a todas las regiones, se hizo de manera chapucera, creando
autonomías (y ciudadanos) de vía rápida y vía lenta, esto es, de primera y de
segunda, pero sobre todo se aceptaron ciertos privilegios fiscales a vascos y
navarros que ahora Cataluña denuncia, con razón, como injustos y ventajosos,
pero no para suprimirlos, sino para adoptarlos… y poder así succionar al resto.
Doña Carmen Chacón, en retirada de la política nacional (eso si, temporalmente,
puesto que volverá a intentar el asalto al PSOE cuando solo queden los
escombros post20N, como todo el mundo sabe), ya se ha apuntado a la idea
catalanista de ‘nueva financiación de Cataluña’ que solo tendrá en cuenta las
balanzas fiscales… olvidándose, no por casualidad, de las balanzas comerciales
y las de ahorro-inversión. Ver aquí, qué
es y qué sucedería si se extendiese a Cataluña el cupo vasco.
Pero no solo eso,
triturada y destrozada Castilla durante la Transición en hasta cinco regiones
inoperantes, irrelevantes e insostenibles por separado, se consumó nuestra
anulación política y económica, haciéndonos fácilmente ninguneables por peris y
gobierno central. Los castellanos, justo es reconocerlo, chapoteamos en el
cutre y estéril localismo provincial, para mayor desgracia y ahondamiento en
nuestra desunión, dicho sea como auto crítica algo que también necesitamos
hacer. Así se ha llegado hoy al esperpento legal de ver cómo los nacionalistas
canarios, a cambio de inversiones concedidas por Zapatero, apoyaban una subida
de IVA al 18% a todos los peninsulares, impuesto del que ellos están exentos gracias
a la generosidad del resto de españoles. Ellos deciden sobre nuestros
impuestos, pero nosotros no sobre el IGIC (Impuesto General de las Islas
Canarias, antaño llamadas Nueva Castilla del Atlántico o Castilla del Atlántico, que
parecen haber olvidado).
'Home rule',
aproximadamente, reglas autóctonas, normas propias o gobierno propio. Leyenda
junto a la bandera de San Jorge inglesa proyectada sobre la fachada del
Parlamento británico.
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Algo parecido,
pero infinitamente más frecuente sucede con vascos, navarros y catalanes, entre
otros. Ellos votan en el Parlamento español infinidad de cosas que no les
afectan, por cuanto en su caso ya está transferido. Votan nuestros asuntos, no
solo las cosas comunes. No dirán que se abstienen. Especialmente sangrante es
lo referido a las infraestructuras y la fiscalidad (vascos y navarros tienen un
régimen fiscal diferente y Cataluña aspira a copiarlo), lo que probablemente
aprovechen para hacernos menos competitivos, para ‘quitarnos’ de en medio
¿Porqué no votar una subida de impuestos en Restospaña, al tiempo que
promuevo unas vacaciones fiscales en mi casa, y de paso rascar algo a cambio
del apoyo al inquilino de turno de la Moncloa? La tentación existe… y se lleva
a cabo. Los nacionalistas canarios, los últimos en apuntarse. Otro ejemplo: los
peris peninsulares presionan para incluir en sus respectivos estatutos la
cesión de las cuencas hidrográficas de los ríos más o menos locales, pero no
quieren ni oír hablar de la posibilidad de que en el interior seamos los
castellanos quienes gestionemos nuestras aguas ‘que son de todos los
españoles’. Andalucía se ha apropiado del Guadalquivir (con la aquiescencia del
Parlamento español) y toda su cuenca hidrográfica en su estatuto mientras
Castilla la Nueva y Extremadura pasan la mano por la pared. Ellos deciden sobre
sus ríos sin que nosotros pintemos nada, pero sobre los nuestros, todos mandan.
‘Lo mío es mío, y lo vuestro de todos’, esa, y no otra, es la divisa por la que
se rigen. Y así tenemos los humillantes acueductos Tajo-Júcar-Segura, o el canal
Cerneja-Ordunte en la otra meseta, para los que, naturalmente, no existe
una España radial a superar... ¿por qué será?
Otro ejemplo más.
Los peris separatistas, con apoyo paleo-socialista, están ya legislando sobre
gramática castellana, ¡tócate los pies! Ahora nos dicen incluso como hemos de
escribir en nuestro idioma ciertas palabras con la excusa de que son nombres
propios. Ni rusos ni italianos nos obligan a escribir Mockba ni Milano, pero
vascos y catalanes sí. Y muchos tontainas castellanos, generalmente de
izquierdas y/o con nulo sentido castellanista, pero también de derechas,
incluso lo ven bien, o no ven el problema de tal intromisión y sumisión
cultural. Ellos mientras tanto, no se aplican en sus pírricas diarreas
idiomáticas esas mismas reglas y repiten, con desvergüenza, ‘Castella,
Saragossa, Terol, etc.’ Al menos los ingleses no se arrugan ante esas ‘reglas’
gilipollas (ni aceptan que sean políticos, en lugar de académicos, quienes
legislen sobre gramática), ni Inglaterra es un reino troceado como Castilla… y
hasta empiezan a demostrar un sano orgullo
nacional. Digo ‘sano’ porque no son separatistas, no van contra nadie, es
en defensa propia.
"Para mí
esto es mucho más que una anomalía", dice lord Baker, ministro del
Interior británico en tiempos de Margaret Thatcher. "Es una afrenta a los
principios democráticos más elementales, y si eso sigue así, la situación se
podría volver muy, muy fea". Para mí también, y no solo es una afrenta a los principios democráticos
más elementales, cosa que en España a nadie importa, dicho sea de paso, es una
afrenta a Castilla y a cuantos tenemos por gentilicio ser castellanos y/o ser
oriundos o tributarios orgullosos de ese viejo reino y su lengua y cultura.
“Lord Baker
(anteriormente Kenneth Baker), que habló con EL PAÍS en su despacho de la
Cámara de los Lores, introdujo el mes pasado [se refiere a marzo de 2006] una
propuesta de ley cuyo objetivo es corregir el desequilibrio constitucional
entre Escocia e Inglaterra; una propuesta que acaba de incorporarse como
política oficial del Partido Conservador. El problema es el siguiente. El
Parlamento escocés es autónomo en todo lo que tiene que ver con política de
salud, agricultura, educación y transporte. Antes de 2000 esto se hacía desde
Westminster, y se sigue haciendo así para Inglaterra, que no tiene -ni hasta
ahora ha deseado tener- su propio Parlamento”.
Fíjense que los
ingleses, pensando en el interés propio pero también en el británico común,
hablan de ‘corregir’, no de ‘separarse’. El nacionalismo inglés no es
separatista, es integrador, solo pide igualdad jurídica, es sano. En esto los
castellanos somos ligeramente diferentes, tan solo hablamos del interés común
español, rara vez del nuestro. Somos altruistas, quijotes. Deberíamos
copiarles. Incluso no falta el cateto que cree que pensar también en nuestro
particularismo como pueblo es poco menos que equipararse a los separatistas
disgregadores. Nada más lejos de la realidad y de mi intención, españolísimo e
integrador, oiga, pero no bobo. Admiro a los ingleses.
"’Entonces’,
como dice lord Baker, ‘hay una injusta división de poderes en Westminster, y lo
que yo propongo es una fórmula para que sólo diputados ingleses voten sobre
cuestiones inglesas’. Actualmente, las únicas leyes que se hacen para Escocia
desde el Parlamento británico son las que tienen que ver con los impuestos, la
seguridad social, y la guerra y la paz. Para Inglaterra se hacen estas leyes y
absolutamente todas las demás. Eso significa que los 58 diputados [escoceses]
pueden votar en contra o a favor de un alto porcentaje de leyes inglesas sin
representatividad democrática alguna”.
¿Se imaginan
ustedes una propuesta semejante aquí del Partido Conservador español, el PP?
“Ian Jack,
director de la editorial Granta y ex director del diario The Independent, es
una conocida figura escocesa en Inglaterra. Jack, que lleva 36 años en Londres,
observó que, a diferencia de la imagen que se puede tener de los británicos en
el resto de Europa, esta ‘aberración’ constitucional demuestra ‘lo poco
racionales que somos’. ‘Un país más racional tendría cuatro asambleas
legislativas -una para Escocia, una para Gales, una para Irlanda del Norte y
otra para Inglaterra-, y quizá la Cámara de los Lores para temas que afectan a
todos".
Camiseta pro
Parlamento Inglés Ahora. En Castilla, su equivalente sería pro Reunificación
de Castilla en una sola CCAA con un único Parlamento y Gobierno castellano.
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En España tampoco
hemos demostrado ser muy racionales. En lugar de hacer cinco asambleas
legislativas, una por cada uno de los cinco verdaderamente históricos y viejos
reinos hispánicos (Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón), o al menos una
por cada verdadera región (Castilla la Vieja-León y Castilla la Nueva, en el
caso castellano, son una única región con sentido geográfico e histórico
innegable), optamos por hacer regiones incluso de provincias (La Montaña,
Logroño y Madrid) y ciudades (Ceuta y Melilla), llegando a 17 mini-estados
autónomos más dos ciudades. Si por mí fuera, de 17+2 pasaríamos a 13 y punto.
De Santander a Puertollano, todo campo castellano, lo que incluye la comarca de
Utiel-Requena, o meseta (que no 'plana', palabro no castellano que es ofensivo
en estas tierras) de Requena-Utiel, ese trozo de Cuenca que el secretario de
Estado malagueño, Javier de Burgos, mantuvo en Cuenca en 1833 (año en el que se
crearon las provincias actuales mediante una simple circular), pero a quien un
iluminado se le ocurrió segregar en 1851 (Real Orden de 25 de junio) y meter en
la provincia de Valencia con calzador, saltándose la geografía y la historia de
la meseta y de Castilla, para que la chapuza sea completa y doble (la
segregación eclesiástica vino mucho después, allá por el 1957 si no recuerdo
mal). Acontecimiento sin dudarlo, claramente periferista, propio de un Estado
periferista que pone en duda la existencia del cacareado interesadamente Estado
'centralista' dirigido por los 'opresores castellanos'. Y es que en España
sobran muchas CCAA, no así Diputaciones (auténticos ayuntamientos compartidos
de cientos de pueblos que a través de éstas deben agruparse para compartir
servicios y costes y crear sinergias), como ha puesto de manifiesto la mega crisis
actual, que no solo se ha llevado por delante el modelo productivo, también la
arquitectura institucional. O debería.
Mapa de la
Castilla y el León nucleares (Castilla la Vieja + León + Castilla la
Nueva) tal y como quedaría en una sola CCAA española. No se incluyen
pues, otros territorios castellanos y leoneses del viejo reino de Castilla y
León, dado que no se trata de restaurar éste (al menos mientras
exista España, en caso contrario tal vez si sería conveniente), sino de
revitalizar y corregir el mapa y modelo autonómico español actual.
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“Parte de la
reacción la ha dado lord Baker; otra, el Partido de los Demócratas Ingleses
fundado en 2000 con el propósito de ir más allá que Baker y crear un Parlamento
inglés. ’Gordon Brown está yendo en contra de la corriente histórica",
dice Robin Tilbrook, líder del nuevo partido. ‘Hace apenas 15 años, las
encuestas demostraban que los ingleses se sentían primero británicos y después
ingleses. Hoy los ingleses dicen, mayoritariamente, lo contrario. En este
sentido se han vuelto mucho más nacionalistas, como siempre han sido los
escoceses".
Pues es lógico;
si tu casa es solo tuya, ¿por qué la mía ha de ser de ambos? Sentirse más
británico (o español) que inglés (o castellano) es lo natural en una situación
de igualdad y reciprocidad, pero si estas se pierden, adiós a la casa común.
¿Terminará sucediendo lo mismo con los castellanos? Con los mismos
ingredientes, se cocinan iguales guisos. Como puede deducirse, el auge del
sentimiento nacional inglés, y en su caso castellano, no es fruto de teorías raciales
ni delirios de superioridad cultural, que por otra parte, dado el glorioso
legado tanto de Inglaterra como de Castilla serían muy fáciles de construir y
vender, sino del hartazgo de un trato manifiestamente injusto por parte tanto
de nuestros connacionales peris como del Estado mismo, a partes iguales, que
nos condena, inmerecidamente, a una posición de irrelevancia, a la nadería, al
ninguneo permanente, cuando no al expolio pactado entre unas élites políticas
castellanas ambiciosas de cargos nacionales que solo miran por el interés
personal y unos peris insaciables a la hora de trincar lo ajeno (ver artículo
sobre el expolio fiscal que padecemos los castellanos y sobre
el expolio empresarial).
¿Acaso no es un
insulto a la verdad oír y leer continuamente aquello de las ‘comunidades históricas’
en referencia a regiones con una historia más corta que las mangas de un
chaleco frente a una descomunal trayectoria histórica, cual es la de Castilla,
auténtico conglomerado intercontinental en su cénit histórico?, ¿porqué las
instituciones, la prensa, los partidos peris separatistas de todo signo y toda
la izquierda española denominan como ‘históricas’ a aquellas regiones en cuyo
expediente solo figura haber aprobado un estatuto de autonomía durante la
República? Para quien no lo sepa, Castilla tenía listo el suyo, pero la guerra
civil estalló y no llegó a aprobarse, lo que al parecer nos priva de ser
‘históricos’. ¿Cuántos españoles conocen las Bases de Segovia de 1919
(equivalentes a las Bases de Manresa) que regularían la ‘ya creada’, aunque no
operativa, Mancomunidad Castellana de 1914 que buscaba reunificar todas las
provincias castellanas de ambas submesetas, creada unos meses antes que la
Mancomunidad Catalana?, ¿quién recuerda hoy el Pacto Federal Castellano de 1869
cuyo objetivo era la reunificación de las 17 provincias de ambas Castillas y
León?
Para la prensa
y la política española, Castilla no es una región histórica. Para ser
'hitóricos', y lo que eso supone de privilegios político-económicos, hay que
ser desleal con el resto de España por lo que se ve.
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“La expresión
más notable del crecimiento del sentimiento inglés entre la gente de a pie ha
sido el auge extraordinario en las ventas de banderas inglesas desde que
comenzó el siglo. También se ve algo hoy que hubiera sido inimaginable hace una
década: pegatinas en los coches proclamando el nacionalismo inglés. Esto no es
tanto una reacción al complejo dilema constitucional, cuyos detalles pocos
conocen aunque el tema se debate más y más en los medios, sino a que muchos
ingleses están sencillamente hartos de lo que perciben como una falta de
respeto permanente hacia ellos de parte de los escoceses. Muchos ingleses se
fijaron, por ejemplo, en que (recordando un tanto la actitud de algunos
catalanes hacia la selección española) cuando Inglaterra jugó contra Brasil en
los cuartos de final de la última copa del mundo media Escocia se compró una
camiseta brasileña”
prosigue el artículo.
Aquí, vascos y
catalanes principalmente, más peseteros, no compraron todas las camisetas de
nuestros rivales (que son también los suyos), pero se inflaron a declaraciones
deseando la derrota de España, apoyando ‘a cualquiera que juegue contra
España’.
"’Incluso
ahora que han logrado su objetivo de tener su propio parlamento, y que hay seis
ministros escoceses en el gabinete de Blair, no dejan de menospreciar a los
ingleses’, señaló un alto
funcionario del gobierno en Londres. ‘Hay un creciente sentimiento de
irritación ante la idea que parecen tener muchos escoceses de que pueden reírse
de los ingleses de una manera que sería absolutamente inaceptable si fueran
negros, musulmanes o judíos’".
De esto, los
castellanos sabemos bastante, sin que ningún político castellano, o partido
nacional, denuncie las vejaciones ‘para no irritarles’, ‘por el bien de
España’, ‘para integrarles’, ‘porque no son todos así’... Con la diferencia de
que aquí no llevamos 15 años padeciéndolas, sino 130, que ya son tragaderas. En
esto admiro a la clase política inglesa, no están dispuestos a soportar
tanto.
Así, recordemos
algunas citas y frases míticas (tengo seleccionadas unas 80 páginas de citas
anti castellanas de similar tenor a las expuestas a continuación de los últimos
130 años):
“Castellanos
de Castilla, tratad bien a los gallegos; cuando van, van como rosas; cuando
vuelven, vuelven como negros [...], A Castilla fue por pan, y jaramagos le
dieron, diéronles hiel por bebida, penitas por alimento. Diéronle, en fin,
cuanto amargo, tiene la vida en su seno..., ¡Castellanos, castellanos, tenéis
corazón de hierro! [...], Permita Dios, castellanos, castellanos que aborrezco,
que antes los gallegos mueran, que ir a pediros sustento. Tan mal corazón
tenéis, secos hijos del desierto, que si amargo pan os ganan, lo dais envuelto
en veneno [...]. ¡Castellanos de Castilla, tenéis corazón de acero, como peña
el alma dura, y sin entrañas el pecho!, En tronos de paja erguidos, sin
fundamento, soberbios, aún pensáis que vuestros hijos, para serviros nacieron.
Y nunca tan torpe idea, tan criminal pensamiento, cupo en cabezas más faustas,
ni en más fastuos sentimientos. Que Castilla y castellanos, todos en montón
revueltos, no valen lo que una brizna, de nuestros campos tan frescos. Sólo
ponzoñosas charcas, sobre el ardoroso suelo, tienes, Castilla, que mojen, esos
labios sedientos. Que el mar te dejó olvidada, y lejos de ti corrieron, las
blandas aguas que traen, las plantas cien semilleros. Ni árboles que te den
sombra, ni sombra que preste aliento... llanura y siempre llanura, desierto y
siempre desierto..., Eso te tocó, cuitada, por herencia de universo, ¡miserable
fanfarrona!..., triste herencia fue por cierto. En verdad que no hay, Castilla,
nada como tú tan feo, que mejor aún que Castilla, valiera decir infierno. ¿Por
qué fuiste, mi bien?, ¡Nunca tal hubieras hecho!, ¡Trocar campiñas floridas por
triste campos sin riego!, Trocar las fuentes más claras, ríos tan murmuraderos,
por seco polvo que nunca, mojan lágrimas del cielo [...]”
(Rosalía de
Castro, poeta preferida de los nacionalistas gallegos, soltando bilis contra
Castilla y los castellanos, eso sí, en estupenda prosa).
“Existe una
raza catalana, de origen ario-gótico, superior al resto de pueblos
peninsulares, de raíces semíticas. Mientras los catalanes reconquistaron pronto
sus territorios y entraron bajo la benéfica influencia aria de los francos, Castilla
pasó largos siglos dominada por los semitas «árabes y bereberes» lo que explica
la radical diferencia y la incompatibilidad de ambos pueblos”.
(Valentí
Almirall, político catalanista, republicano y federalista, periodista,
ensayista y abogado, autor de más de 800 artículos de fuerte contenido
anticastellano, en Lo catalanisme, 1886, transmitiendo la idea de la
superioridad aria de los catalanes e incompatibilidad expresa con los
castellanos).
“Los zulúes,
los castellanos y los antropófagos aún tardarán algunos siglos para gozar de
los frutos de un positivo bienestar social, puesto que estas razas de espíritu
regresivo son refractarias al progreso humano”.
(Antoni Sayós i Paramon, ideólogo
catalanista de finales del s. XIX)
“Hoy no puedo
jugar, mamá: todos los niños son castellanos”.
(Dramática
confesión del niño Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol, a su madre Marta
Ferrusola, revelada por ésta el 20/02/2001 en una conferencia organizada por La
Caixa de Gerona)
"Son
grandes, totales, irreductibles las diferencias que separan Castilla y
Cataluña, Cataluña y Galicia, Andalucía y Vasconia. Las separa, por no buscar
más, lo que más separa, lo que hace a los hombres extranjeros unos de otros, lo
que según decía San Agustín en los tiempos de la gran unidad romana, nos hace
preferir a la compañía de un extranjero la de nuestro perro, que al fin y al
cabo, más o menos nos entiende: les separa la lengua"
(Enric Prat de la
Riba, padre del nacionalismo catalán en "La nacionalitat catalana",
1906, dejándonos
claras sus preferencias por un perro antes que por un castellano extranjero)
“Ahora que los
portugueses quieren ser España, que se preparen los castellanos”
(Pascual
Maragall, presidente de la Generalidad de Cataluña, en referencia a una
encuesta publicada el 23 de septiembre en el diario luso Sol en la que se
desvela que el 27,7% de los portugueses es partidario de la unificación con
España. El Mundo, 13/10/2006)
"Rebajamos
y menospreciamos todo lo castellano, a tuertas y derechas, sin medida."
(Enric Prat de la
Riba, padre del nacionalismo catalán en "La nacionalitat catalana".
1906)
¿Debería
Castilla tener un único Parlamento y Gobierno reunificado? Clique aquí para
firmar la petición.
|
“La
indignación [inglesa], no del todo diferente a la reacción que se ha dado en
ciertas partes de España a la cuestión del estatuto catalán, parte de la idea
de que ‘¡les hemos dado todo lo que quieren, piden más, y encima nos
insultan!’”, prosigue el
citado artículo.
“¿Injusticia
con los ingleses? Lord Baker, cuya esposa es escocesa y cuyos dos hijos han
hecho sus estudios en Escocia, teme que llegue el día en que estos sentimientos
viscerales anti escoceses converjan con una percepción generalizada de lo que
él ha entendido: que a nivel político los ingleses están sufriendo una
injusticia. Cuando afirmó que el clima político se podría poner ‘muy, muy feo’,
lord Baker tenía en mente, explicó, la siguiente hipotética, pero altamente
posible, circunstancia. ‘Imagínese que nuestro próximo gobierno sigue siendo
laborista con una mayoría reducida y Gordon Brown a la cabeza. Imagínese que el
gobierno introduzca una ley impopular que cambie el sistema escolar inglés y
que apruebe la ley gracias a la mayoría que le darían los votos de los
diputados escoceses, que incluirían el voto del mismísimo Brown. Imagínese que,
como es probable en este caso, nuestra prensa sensacionalista caliente los
ánimos. Lo que habría, se lo aseguro, serían disturbios callejeros".
“Esto, dice
Baker, ‘no es fantasía’. El gobierno laborista actual no quiere coger el toro
por los cuernos por un sencillo motivo: ‘En Inglaterra raras veces tienen
mayoría parlamentaria los laboristas. Dependen de los diputados escoceses para
poder formar un gobierno’. Pero, más allá de consideraciones partidistas,
existe un problema objetivo irrefutable, dice lord Baker, que los mismos
laboristas reconocen como tal. ‘Tarde o temprano algo ocurrirá que haga que la
mayoría de la gente se percate de la injusticia que estamos viviendo y por eso
estoy convencido de que un día, aunque quizá yo no viva para verlo, habrá un
parlamento inglés’”.
Recomiendo leer
el artículo '¿Pueden los laboristas ser el partido de Inglaterra?' en http://toque.co.uk/node/2000; o este
otro, de un servidor: que
trata sobre el segundo plato que el PSOE adjudica a Castilla en el contexto
español.
En Castilla, el
problema no viene solo de los desleales, insaciables y chantajistas peris,
también de nuestra clase política local, que nos malvende por un plato de
lentejas en cuanto llegan a la carrera de San Jerónimo.
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En España, los
paleo-socialistas rara vez pueden gobernar en solitario si no es por el fuerte
apoyo que cosechan, previo pago, entre los peris catalanes y vascos, y
andaluces, principalmente, donde se financia una nueva historia tendente a
presentar como ominosa la conquista castellana y a negar el origen castellano
de los andaluces (Castilla la Novísima, ahora Andalucía, parece haber caído en
el olvido). Por similitudes fonéticas, se les hace creer que descienden de los
andalusíes, esto es, de los musulmanes habitantes de Al-Andalus (o España
musulmana, cualquiera que fuera su extensión, que no Andalucía), y con los que
esperan, cordón sanitario mediante, compadrear y pastelear el poder. Dicho con
otras palabras, el PSOE necesita de, y no duda en coaligarse con separatistas
derechistas tipo PNV y CiU, o con separatistas izquierdistas tipo ERC, BNG,
etc., con tal de mandar. El PP, no nos engañemos, si se tercia, hace lo propio,
aunque solo con separatistas derechistas.
Y también aquí,
más allá de consideraciones partidistas, existe un problema objetivo
irrefutable, cual es el injusto trato y agravio que Castilla recibe por parte
del Estado en temas cruciales como los citados: expolio fiscal y empresarial,
expolio de ríos y recursos (electricidad, etc.), trato vejatorio lingüístico,
ley electoral deplorable que prima a minorías desleales periféricas con
sobre-representación parlamentaria, aceptación política de los chantajes
crónicos a nuestra costa… amén de una infumable división territorial en cinco
CCAA, que algún día, espero vivir para verlo, habrá un parlamento y gobierno
reunificado de toda Castilla. Un servidor, como los ingleses, ya se ha puesto
la pegatina con el pendón rojo carmesí castellano en el coche. Y todo ello, al
igual que los ingleses, sin el más mínimo rechazo a su ‘britanidad’, hispanidad
o españolidad, que quede bien claro. Otro día, comentamos el artículo en La
Razón de Gonzalo Suárez. Buen día.
Péguela en su
coche, que se note que somos castellanos y españoles, no restospañoles,
ni el pepito grillo del Estado de las Autonosuyas.
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Etiquetas: castellanismo,
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Anónimo30
de octubre de 2011, 12:18
No sabía que
Inglaterra no tenía su propio Parlamento, básicamente porque no me había parado
a pensarlo. Sería algo así como la Asamblea de Madrid en nuestro país, que por
cierto está en el barrio de Puente de Vallecas, en Madrid.
Estoy de acuerdo con que Inglaterra tiene tanto derecho a tener parlamento como los escoceses, irlandeses del norte o galeses. ¡Faltaría más!
Estoy de acuerdo con que Inglaterra tiene tanto derecho a tener parlamento como los escoceses, irlandeses del norte o galeses. ¡Faltaría más!
Los castellanos
también tenemos derecho a tener un único y reunificado Parlamento y Gobiernos castellanos.
¡Faltaría más!
Anónimo3
de marzo de 2012, 16:28
Bien dicho.
Anónimo25
de junio de 2012, 13:31
Sin duda es
interesante recuperar el Consejo de Castilla o Gobierno de Castilla. Ojalá lo
veamos, por separado no vamos a ningún lado. Los periféricos, al votar en el parlamentoespañol
sobre cosas que ellos tienen transferidas, nos están gobernando sin que
nosotros hagamos lo propio en lo suyo. Es indigno. Adelante con la iniciativa.
Me gusta el blog. Uno de Salamanca.
Anónimo15
de febrero de 2013, 21:08
El café solo para
tres, defendido por los periféricos y aceptado por cuatro idiotas del interior,
tiene por objetivo convertirnos en colonia de la periferia. Ellos decidirían
sobre sus asuntos (sin que nosotros tengamos nada que decir ahí), al tiempo que
también decidirían sobre los nuestros "que son asuntos de todos". Yo
también me abono a la teoría de la expulsión. Ellos no van a cambiar y del
PPSOE de aquí no me fío, acabarán aceptando el café para tres, la sumisión.
Que interesante.
No había pensado las semejanzas entre el pueblo castellano y el inglés.
Felicidades por el Blog. Está muy trabajado y bien escrito.
Joan A. Forès
Reflexions
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