Benvolguts,
Coneixia l’Alfons
Duran des de fa molts anys (els 1970s) quan ell donava classes de diverses
disciplines relacionades amb l’economia i el marketing en una escola de negocis
catalana.
Era un moment en que jo havia de millorar en un temps rècord
els meus coneixements en diverses matèries, economia, comptabilitat, màrketing,
que em calien com a complement dels meus coneixements en enginyeria electrònica
ja que havia creat una empresa per fer conèixer a Espanya així com importar i
distribuir materials de microelectrònica de l’empresa Intel, i calia que funcionés no tant sols des del punt de vista
tècnic sinó del punt de vista comercial!.
I després durant 40 anys no n’he tingut més notícia. Avui m’ha sorprès
agradablement el seu article La
Derrota del Estado.
Seguim amb l’Alfons
Duran:
Alfons
Duran-Pich també ha escrit llibres sobre la independència de Catalunya. Foto:
ARXIU.
De l’apunt d’en Francesc
Roca La literatura econòmica de l'autodeterminació, en traiem aquesta foto
de l’Alfons Duran-Pich en una de les seves col·laboracions amb l’Assemblea
Nacional Catalana.
Vegem el seu article, datat
dos dies després de les eleccions plebiscitàries del 27-S, i sobretot gaudim amb els seus encertats plantejaments i visió del conjunt, en una aproximació
sociològica que no havíem encara vist en cap
dels articulistes que anem comentant...
Un dels conceptes més
interessants és el següent:
“Es interesante señalar que sólo las
naciones con raíces históricas que incluyan el comercio, las artes y los
oficios, el capitalismo primitivo de carácter mercantil, la revolución
industrial, la acumulación de capital, la creación y solidificación de una burguesía
ilustrada, los ateneos obreros, las asociaciones cívicas, etc. se pueden
permitir el lujo de tener una “sociedad civil”.
Alfons Duran Pich
28/09/2015
LA DERROTA DEL
ESTADO
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El resultado de las elecciones en Catalunya ha
sido terminante:
El bloque independentista ha
obtenido mayoría absoluta.
Ahora se iniciará el proceso para alcanzar la soberanía
nacional. No han podido con la fuerza del pueblo llano. En una sociedad democrática,
el gobierno del Estado español debería presentar su renuncia. Han fracasado
de forma abrumadora.
Y no será porque no hayan sacado de su abultado
armario toda la
basura que han acumulado a lo largo
de los años. No les ha servido de nada.
En un análisis
coste-beneficio, el resultado final es penoso.
Ahora, en la distancia, es saludable revisar su
comportamiento a lo largo del proceso. Sin ir más lejos (no es necesario) el
gobierno socialista del señor Rodríguez
Zapatero declaró estar dispuesto a apoyar el Estatuto de Autonomía que aprobara el
Parlament. Luego (en clave
política) la comisión correspondiente del Parlamento español (presidida por el señor Guerra, disfrazado de
humorista), se “cepilló” el Estatuto aprobado y lo dejó en
mínimos. En paralelo (también en clave política), el Partido Popular recorrió caminos y pueblos de la España imperial para que
los españoles firmaran un manifiesto contra el Estatuto de mínimos, que luego
fue la base de su recurso ante el Tribunal Constitucional. Este último se tomó los años que le convino y dictó una resolución que transformó aquel Estatuto catalán, votado por los
representantes directos de los ciudadanos, en un manual operativo de mesa de camilla.
Catalunya reaccionó y la sociedad civil se puso en marcha.
Es interesante señalar que
sólo las naciones con raíces históricas que incluyan el comercio, las artes y
los oficios, el capitalismo primitivo de carácter mercantil, la revolución
industrial, la acumulación de capital, la creación y solidificación de una
burguesía ilustrada, los ateneos obreros, las asociaciones cívicas, etc. se
pueden permitir el lujo de tener una “sociedad civil”.
Éste es el caso de Catalunya. El Estado Español, por su parte, está
huérfano de esta categoría analítica (ver mi artículo “El Estado contra la Nación” 03.09.2014) http://www.alfdurancorner.com/articulos/EL-ESTADO-CONTRA-LA-NACION.html
y es por ello
que no fue capaz en su momento de interpretar esta reacción popular. Las manifestaciones públicas del grueso de la
población catalana se fueron repitiendo in crescendo durante los últimos
cuatro años. Algunos políticos catalanes reaccionaron y se adhirieron al
tsunami. El gobierno del Estado se inventó el discurso de la “abducción”: dos
millones de personas sometidas a un lavado de cerebro. Hay que ser
intelectualmente muy lerdo para no comprender la dimensión del fenómeno.
Se negaron a hablar, se
negaron a escuchar, se negaron a todo.
La propuesta de un referéndum los puso muy nerviosos.
Ningunearon a todos los movimientos pre-electorales que trataban de medir el
sentimiento de la gente.
Defendían la soberanía de su “ejército de ocupación”.
Pero como empezaron a darse cuenta de que el
contencioso se les iba de las manos, pusieron en marcha todos sus aparatos
represivos.
La primera ola: policías que fabricaban dossiers, fiscales hiperactivos, jueces amenazantes, militares nostálgicos
de “una,
grande y libre”, ex-ministros casposos, juntas electorales “a la búlgara”, etc.
Todos ellos acompañados de los comunicadores a sueldo (a la derecha y a la izquierda del espectro) que iban soltando repetidamente sus soflamas biliares en el noventa y nueve por ciento de los medios
españoles (tanto
públicos como privados). Podríamos
calificar esta ola agresiva como la del vector “funcionarios del Estado”. Al final, mucho ruido y pocas nueces.
La segunda ola fue la de los “técnicos”
(economistas de think tanks financieros, “expertos” en una variedad de
campos, diplomáticos de salón). Sus
argumentos contra la independencia iban desde “os equivocáis” a “os hundiréis”, pasando por todos los matices. Hubo mucha improvisación y poca base
objetiva.
Además se encontraron
(tampoco se habían enterado) con un sólido muro de expertos de verdad que
habían estudiado el tema en profundidad.
La ola pegó contra el arrecife y se disolvió.
La preocupación de la casta en esa ciudad inventada
que es Madrid (in the middle of nowhere) fue en aumento. Las elecciones estaban próximas y
las cloacas
casi agotadas. Había que mover más cosas.
La tercera ola fue la de las “grandes
empresas” (monopolios privados, bancos y empresas de obras públicas
preferentemente: el palco del Bernabéu en pleno). Movieron a sus patronales e hicieron declaraciones explícitas contra la
independencia. Como el Estado los apretaba, sus discursos,
redactados a toda prisa, rozaron en muchas ocasiones el ridículo.
¿Cómo pudo decir el presidente de CaixaBank que los grandes de la banca
se retirarían a otros pagos y abandonarían Catalunya?
¿Qué se creyó que iban a hacer sus depositantes?
¿Qué va a hacer el BBVA con los
clientes catalanes de CatalunyaCaixa?
¿No han contemplado el
escenario de que muchos catalanes, hartos de tanta coacción, transfieran sus
cuentas a bancos extranjeros operando en Catalunya?
¿Dónde se inserta la campaña del 1-2-3 del
cortijo de la señora Botín? ¿No saben que hay otras marcas internacionales que están
interesadas en operar en una Catalunya independiente y no en la España
actual, donde la banca está oligopolizada?
¿Qué pensaban, que somos idiotas?
Mejor que vigilen sus
depósitos y no olviden que el dinero es nuestro.
Esta batalla la ha ganado el pueblo catalán, en una
nueva demostración de su calidad democrática. Sin gritos, sin aspavientos, con una sonrisa abierta. Ahora hay que proseguir la ruta marcada.
Llevará algún tiempo, pero nadie podrá
quitarnos el sabor de la victoria.
Alfons Duran-Pich Joan A. Forès Reflexions |
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