diumenge, 26 de juliol del 2015

20/07/15. Francesc de Carreras ¿Colar goles al Estado? la Consti és franquista, la monarquia és franquista i tothom que pretengui donar llissons d’Estado de Derecho és franquista. La Consti va estar feta amb soroll de sabres.

Benvolguts,
Respecte a l’article ¿Colar goles al Estado?, i abans de donar-hi cap valor cal saber qui és aquest paio. Fill de Narcís de Carreras, franquista català, president del Barça i de La Caixa en temps del Franco. Fundador de Ciudadanos, inspirador del Forum Babel, inventor del bilingüisme. Enemic irreconciliable de Catalunya. Ara ja comença a entendre que cal treure’s la careta i amenaça amb aquesta mena de pamflets...
A continuació cal adonar-se que tots els espanyolistes, antiindependentistes, anti República Catalana, siguin espanyols o catalans, usen uns mots savis per confondre a l’enemic com Estat de dret, com legitimitat, com legalitat,...
I que pressuposen que la Història d’Espanya és el conjunt de mentides que ens han fet estudiar a les escoles durant els darrers 80 anys. És per això que cal respondre prèviament, com fa el Cotarelo en l’article Carta abierta a Felipe VI, a una sèrie de preguntes encadenades, a partir de frases usades en el text de l’article:
·         El derecho.
o   El franquisme també tenia un derecho, que emanava d’unes Cortes. I tenia els seus jutges fatxes i educats durant el franquisme. I tenia els seus fiscals, com el Mena o el Villarejo, tots profundament anticatalans, que administraven justícia a partir d’unes premisses falses, franquistes. No podem creure el mot derecho en boca de traïdors franquistes!
·         La Constitución, leyes y sentencias?
o   La Consti estava feta amb soroll de sabres! La Consti beneia la monarquia, el franquisme l’Alzamiento i la guerra! Ja n’hi ha prou de Consti!
·         Estado de derecho?
o   Els fatxes se n’omplen la boca. Hi ha una frase en castellà que diu “Dime de que presumes y te diré de qué adoleces”.  Quan escoltes en un discurs de qualsevol fatxa des de Rajoy a Pablo Iglesias passant per Fernández Díaz i Pedro Sánchez el concepte Estado de Derecho, saps que no te’n pots fiar. Ja hem explicat que la Consti és franquista, la monarquia és franquista i tothom que pretengui donar llissons d’Estado de Derecho és franquista.
·         “colarle goles al Estado” y añadió, en referencia al llamado proceso independentista, que la intención era ir esquivando las decisiones del Ejecutivo: “No daré pistas al Gobierno español de lo que decimos en las conversaciones para esquivarlo”. Así es como se trata a los enemigos.?
o   Són altra cosa que enemics? Han estat robant-nos durant generacions i han sembrat l’odi contra els catalans!
·         Tras contraponer la legalidad catalana (sic) a la española.
o   Todo es según el color del cristal con que se mira!
·         Los nuestros y los otros, los catalanes y los españoles: un lenguaje de ruptura y confrontación, el lenguaje que a diario, constantemente, se ve y escucha en las radios y televisiones catalanas. Así se envenena la atmósfera en Cataluña.
o   És una constatació! A Espanya (i a les emisores de la caverna que tenen llicència a Catalunya) el lenguaje de ruptura és el que constantment se sent a totes les emissores de ràdio i televisió i a tots els diaris. El PP va intoxicar el poble espanyol amb un recurs d’inconstitucionalitat contra l’Estatut del 2006, i va recollir 4 milions de signatures (amb el Rajoy al davant) en contra de Catalunya…
·         Con esta delirante fórmula, una especie de golpe posmoderno de Estado, en caso de obtener una mayoría favorable, Cataluña se separaría de España y se declararía independiente.
o  
I per què no? Saps historia oi? Saps que el Principat de Catalunya confederat amb el Regne d’Aragó i el Regne de Mallorca fou independent des del segle XII fins el segle XVII? Has sentit parlar del “Justo derecho de conquista, que va usar el primer Borbó (i també l’últim) per explicar com el regne de Castella havia ocupat la Confederació Catalano-Aragonesa, i com el Franco va fer el mateix? Franquistes de merda!!!
·         Una de las posibilidades es que el Gobierno declare el estado de sitio, previsto en el artículo 116 CE, conforme a su ley reguladora, aprobada en 1981 tras el 23-F.
o   El 23F és un bon exemple de cop d’estat monárquico-franquista. Val més no esmentar-lo…
·          El previsto en Constituciones de otros Estados federales en que el Ejecutivo central, en supuestos semejantes, puede disolver los Parlamentos de los länder (Austria), aprobar unas indeterminadas medidas necesarias (Suiza) o destituir a los Gobiernos de las regiones (Italia).
o   Alemanya (que va ocupar Àustria) i Itàlia varen pertànyer  a l’Eix nazi-feixista (Font d’inspiració de l’Espanya franquista) i varen perdre la guerra el 1945, per tant el nazi-feixisme hi fou jutjat i erradicat! En canvi a Espanya el nazi-franquisme-feixista-borbònic va guanyar la guerra el 1939 i va governar durant 40 anys, no fou jutjat i amb una vergonyosa transició borbónico-franquista ha arribat fins avui, 35 anys més tard. Per tant els supuestos semejantes no existeixen. Quan s’hagi erradicat el franquisme borbònic i s’hagi jutjat els seus traidors responsables, caldrà fer el que varen fer tots els territoris convertits en estats després de la desfeta de l’URSS que és preguntar a la población de cada territori quin sistema de govern volen: monarquia, república o dictadura i amb supervisió internacional fer uns referèndums a cada territori i que el poble decideixi…

I ara el libel:

¿Colar goles al Estado?
La ola de desobediencia a las leyes está llegando en Cataluña a peligrosos límites. La Constitución, sin embargo, tiene previstas respuestas que permiten garantizar los derechos y libertades de los españoles ante una amenaza de secesión
TOMÁS ONDARRA
Hace ya varios años que el desprecio al derecho —a la Constitución, leyes y sentencias— se ha instalado cómodamente en la Cataluña oficial. El presidente de la Generalitat, consellers,diputados y dirigentes de partidos nacionalistas, declaran con frecuencia que están dispuestos a saltarse la ley o incumplir una sentencia y aquí no pasa nada. Los editoriales de los periódicos, los columnistas de referencia, las tertulias de radio y televisión, salvo muy contadas excepciones, no prestan especial atención a las constantes vulneraciones del Estado de derecho. Por lo visto, lo consideran como algo normal, habitual, un detalle nimio sin importancia.
Cuando a finales de 2009 un editorial conjunto de los diarios catalanes, encabezados por La Vanguardia y El Periódico, pidieron al Tribunal Constitucional, en nombre de Cataluña, que declarara el nuevo Estatuto conforme a la Constitución por motivos políticos, ya podía preverse que aquellos que dirigen y conforman la opinión pública catalana tenían, o bien escasos conocimientos políticos, o bien un gran menosprecio por la democracia y el derecho. Lo que ha sucedido después no puede sorprender a nadie: al huevo de la serpiente, incubado desde hacía 30 años, comenzaba a rompérsele el cascarón.
Por tanto, que las autoridades catalanas vulneren el derecho ante la complacencia general, ya forma parte de la normalidad catalana, no es noticia. Además, los sectores influyentes de la sociedad —sindicatos, patronal, asociaciones conocidas, empresarios relevantes, mandarines culturales o presidentes del Barça—, o están de acuerdo con quienes incumplen la ley o se mantienen cómodamente callados para no meterse en líos: se quejan en privado pero enmudecen en público, como durante el franquismo, tampoco nada nuevo. Ante el poder, cobardía: ¿es siempre así la condición humana?
Pero esta ola de desobediencia al derecho está llegando a peligrosos límites. La deslealtad se exhibe con desenfado. Oriol Junqueras dijo hace unos días en una entrevista radiofónica que estaban procurando “colarle goles al Estado” y añadió, en referencia al llamado proceso independentista, que la intención era ir esquivando las decisiones del Ejecutivo: “No daré pistas al Gobierno español de lo que decimos en las conversaciones para esquivarlo”. Así es como se trata a los enemigos.
Para remachar el clavo, Francesc Homs, conseller de Presidencia de la Generalitat, abogó por ignorar la legalidad española si choca con el “mandato democrático del pueblo de Cataluña” que se expresará en las próximas elecciones. Tras contraponer la legalidad catalana (sic) a la española, dijo que esta última era la legalidad de “los otros (…), de una arbitrariedad absoluta y de poco respeto a la voluntad democrática”. Supeditarse a ella, concluyó, significaría que Cataluña no sería “nunca libre”. Los nuestros y los otros, los catalanes y los españoles: un lenguaje de ruptura y confrontación, el lenguaje que a diario, constantemente, se ve y escucha en las radios y televisiones catalanas. Así se envenena la atmósfera en Cataluña.
Con la delirante fórmula de la ley de transitoriedad se da una suerte de golpe posmoderno de Estado
Con este malsano ambiente cívico estamos entrando en campaña electoral. Convergència, Esquerra y las asociaciones que manejan, se ha unido en una extraña lista electoral que, por el momento, en caso de tener mayoría, propone aprobar rápidamente una ley, llamada de transitoriedad, que se aplicaría de forma preferente a lo que denominan legalidad española, quedando ésta como derecho subsidiario, es decir, sólo aplicable en defecto de que no sea contradictorio con la citada ley de transitoriedad que, además, incluiría los instrumentos necesarios para saltarse las “trabas” que pudiera poner el Estado. Con esta delirante fórmula, una especie de golpe posmoderno de Estado, en caso de obtener una mayoría favorable, Cataluña se separaría de España y se declararía independiente.
¿Qué puede y debe hacer el Estado ante tal situación? La respuesta constitucional es clara. Una de las posibilidades es que el Gobierno declare el estado de sitio, previsto en el artículo 116 CE, conforme a su ley reguladora, aprobada en 1981 tras el 23-F, dado que uno de los supuestos es que peligre “la integridad territorial del Estado”. Sin embargo, esta posibilidad hay que desecharla, por el momento, ya que la misma ley prevé que sólo debe declararse el estado de sitio cuando la situación “no pueda resolverse por otros medios”. Y, en este caso, la solución a estos otros medios los ofrece el artículo 155 CE que en un redactado muy parecido a la Constitución alemana establece el mecanismo de la llamada “coerción federal”.
Este mecanismo es menos grave para la autonomía que el previsto en Constituciones de otros Estados federales en que el Ejecutivo central, en supuestos semejantes, puede disolver los Parlamentos de los länder (Austria), aprobar unas indeterminadas medidas necesarias (Suiza) o destituir a los Gobiernos de las regiones (Italia). En el caso español se trata, simplemente, de que si una comunidad autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución o la ley le imponga, o actuare de forma que atente gravemente contra el interés general de España, el Gobierno, tras cumplir ciertos requisitos formales, pueda adoptar las medidas necesarias para el cumplimiento de dichas obligaciones o la protección del mencionado interés general. Para ello, según la Constitución, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de la comunidad.
Si determinados partidos quieren separarse de España también hay procedimientos para ello
Queda claro, por tanto, que no se trata de una suspensión de la autonomía, ni de la disolución de alguno de sus órganos, sino de la modificación de la relación jerárquica de las autoridades autonómicas —legislativas, gubernativas y administrativas— por el hecho de incumplir reiteradamente sus obligaciones. Como ya hemos dicho, ello sólo puede darse en supuestos extraordinarios, cuando los recursos judiciales ordinarios no puedan ser eficaces y, por tanto, las medidas adoptadas deben ser prudentes, aplicadas de acuerdo con los principios de necesidad, proporcionalidad e intervención mínima. Sólo en el caso de que, mediante actos de insurrección o violencia, se opusiera resistencia a estas medidas, podría declararse el estado de sitio.
Ni Junqueras, ni Mas, ni cualquier otra autoridad autonómica, pueden colar goles al Estado, que está bien pertrechado jurídicamente para defenderse, es decir, para garantizar los derechos y libertades de los españoles, que es su único objetivo. Y si determinados partidos quieren separarse de España —y, por consiguiente, de Europa— también hay procedimientos para ello. Sin embargo, como todo en la vida, para alcanzar unos objetivos siempre hay que cumplir ciertos requisitos y, también en la vida sucede lo mismo, éstos nunca pueden estar basados en el engaño, la ocultación, la mentira y la deslealtad.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.

Joan A. Forès
Reflexions

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada