divendres, 8 de març del 2019

07/03/2019. Quim Balaguer. CCMA. Por qué Trapote puede decir que no fue procesado a pesar de que mató a un obrero en Badalona en 1974. El jefe de la Policía Nacional durante el 1-0 se benefició de un indulto en 1977, pero una sentencia del Supremo de 1983 le señala como autor del disparo por la espalda que mató al hombre. Marchena: "¿Ha sido usted procesado anteriormente en alguna ocasión?" Trapote: "Nunca.". Con esta pregunta que el juez Marchena hace a todos los testigos, dio comienzo la declaración del que fuera jefe de la Policía Nacional en Cataluña durante el 1-0, en el juicio del ‘procés'. El 8 de junio de 1974 mató a un trabajador en Badalona de un tiro en la espalda a quemarropa. Era a finales del franquismo, y Trapote era un joven de 20 años de un pueblo de Valladolid que apenas hacía un mes y cinco días que había recibido la placa que lo identificaba como agente de policía. La víctima de su gatillo fácil, o de un "tiro disparado de manera refleja", como el mismo Trapote reconoció, era un mecánico de Badalona, José Luis Herreros, de 29 años, casado y padre de 7 hijos.


Benvolguts,

Recuperem de la CCMA un trist capítol de Sense Ficció:



Por qué Trapote puede decir que no fue procesado a pesar de que mató a un obrero en Badalona en 1974

El jefe de la Policía Nacional durante el 1-0 se benefició de un indulto en 1977, pero una sentencia del Supremo de 1983 le señala como autor del disparo por la espalda que mató al hombre

Quim Balaguer 07/03/2019


Marchena: "¿Ha sido usted procesado anteriormente en alguna ocasión?"
Trapote: "Nunca."

Con esta pregunta que el juez Marchena hace a todos los testigos, dio comienzo la declaración del que fuera jefe de la Policía Nacional en Cataluña durante el 1-0, en el juicio del procés'.

Y sí, es verdad, Sebastián Trapote, ahora ya jubilado, no ha sido nunca procesado ni juzgado a lo largo de su exitosa carrera en el cuerpo, llena de ascensos y condecoraciones. Pero su expediente tiene una mancha negra: 

El 8 de junio de 1974 mató a un trabajador en Badalona de un tiro en la espalda a quemarropa.

Era a finales del franquismo, y Trapote era un joven de 20 años de un pueblo de Valladolid que apenas hacía un mes y cinco días que había recibido la placa que lo identificaba como agente de policía.

La víctima de su gatillo fácil, o de un "tiro disparado de manera refleja", como el mismo Trapote reconoció, era un mecánico de Badalona, ​​José Luis Herreros, de 29 años, casado y padre de 7 hijos.

Disparo en la espalda
La noche del 7 de junio de 1974, dos hombres llamaron a la puerta de la casa de Herreros pidiendo sus servicios como mecánico. Su mujer, Pilar Torres, les dijo que aún no había llegado.
Pero José Luis no volvió nunca. Por la mañana, dos policías volvieron a llamar a la casa del matrimonio y explicaron a su mujer que su marido había muerto esa noche en un tiroteo.
Esa noche, José Luis Herreros intentaba huir de los policías que lo habían ido a buscar a su casa, uno de los cuales sería reconocido posteriormente en comisaría por su joven viuda como Sebastián Trapote.

La autopsia fue concluyente
La bala le entró por la espalda, le reventó el corazón y salió por el pecho. El cadáver presentaba otro impacto de bala previo, disparada sobre el pie izquierdo.

El primer tiro en el pie cortó en seco su huida. Los policías lo atraparon y lo esposaron, y, una vez inmovilizado y de cara a la pared, el joven subinpector Trapote le disparó por la espalda el disparo mortal.

La policía intentó justificar el comportamiento del policía alegando que Herreros iba armado con una navaja y les había intentado agredir. Además intentaron implicar el trabajador en asuntos de delincuencia.

Llega el indulto
Tras la muerte de su marido, Pilar Torres intentó en dos ocasiones presentar una denuncia en los juzgados de Badalona, ​​pero no le fue admitida en ninguna de ambas ocasiones.

La mujer continuó su periplo judicial hasta que el abogado Marc Viader consiguió que un juzgado de Barcelona abriera diligencias penales contra Trapote. Pero, cuando el proceso estaba en marcha, llegaron los indultos de noviembre de 1975, justo después de la muerte de Franco, y de marzo de 1977.
 


Marc Viader en un fragmento del programa "Sense Ficció"

Con el indulto, la causa terminó en sobreseimiento, y Sebastián Trapote vio cómo su expediente quedaba limpio y no se le procesaba. Marc Viader no pudo evitar que la causa penal muriera allí:
"Si no hubiese habido indultos genéricos para todos, es posible que yo hubiese podido llegar a actuar como acusación particular en un juicio penal, pero no pudo ser, porque estos indultos cerraron la vía penal."

El caso en el Tribunal Supremo
Cerrada la vía penal, Viader recurrir a la vía civil para intentar conseguir una indemnización para la viuda. Tras dos primeras sentencias que desestimaban su demanda, el caso llegó al Tribunal Supremo.

Y, finalmente, en 1983, casi 10 años después de los hechos, el Supremo dictaminó a favor de Pilar Torres y le concedió una indemnización de 7 millones de pesetas.

Pero la sentencia del Supremo, además, recoge todos aquellos elementos probados sobre el caso y que no se pudieron utilizar en un proceso penal gracias al indulto. Así, el texto señala:

"Sebastián Trapote Gutiérrez reconoció expresamente en declaración judicial haber efectuado un disparo por la espalda a un palmo de distancia del fallecido, José Luis Herreros, mientras se le tenía de cara a la pared y otro funcionario la estaba esposando."

La sentencia también desmonta la versión policial de que la víctima les hubiera amenazado con una navaja:

"Desproporcionada reacción de disparar, ante la imposible agresión del fallecido con una navaja, dado que si hubiera intentado agredir, la bala habría entrado por el lado del cuerpo o por el pecho y no por la espalda."

La resolución del Supremo de 1983 también recoge una cita textual de Trapote en su declaración admitiendo que:

"De manera refleja le disparó por la espalda".


Mientras no llegó aquella sentencia, en parte resarcitoria, Pilar Torres no recibió ningún tipo de pensión ni ayuda. Fue desahuciada y tuvo que dejar dos de sus hijos en una institución ante la falta de recursos para atenderlos.

Trapote, en cambio, tenía vía libre para forjar su carrera.

Quim Balaguer

Joan A. Forès
Reflexions

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