Benvolguts,
He trobat pel Google un
article, publicat el 2016 a El Mundo.
És una part poc coneguda
(ja han procurat els culpables que no en quedessin rastres) de la Història de
les Espanyes, amb el Desastre d’Annual, la vergonya de les cúpules de l’Exèrcit
i el Borbó corruptes fins a la medula, com sempre ha estat.
Crec que cal llegir
prèviament els apunts sobre caciquisme i corrupció del mateix Bloc Reflexions.
Vegem ara aquest article:
DESASTRE
ANNUAL
Expediente
Picasso: la vergüenza del ejército que arrinconó a Alfonso XIII
El general Juan Picasso investigó los sucesos de Annual y
encontró indicios de responsabilidad penal entre los altos mandos del ejército
28/04/2016
Yo acuso de negligencia al general Berenguer,
de temerario al general Silvestre y de incompetencia al general Felipe Navarro
por sus responsabilidades en las funciones, respectivamente, de Alto comisario
de de España en Marruecos, comandante general de Melilla y segundo jefe de
Melilla, durante una serie de acciones militares en el Rif previas y durante el
abandono de la posición de Annual y la posterior y penosa retirada y rendición
del fuerte de Monte Arruit,
entre finales de julio y pricipios de agosto de 1921, en el que murieron
alrededor de 12.000 hombres.
No se
conserva completo el expediente de investigación sobre los hechos de Annual llevado a cabo por el general Juan
Picasso, pero sí la acusación del fiscal militar José García Moreno basado
en él. El
párrafo resume la conclusión más esencial: el desastre de Annual se debió a la negligencia e
irresponsabilidad del alto mando.
El
militar remitió en 1922 el abultado
informe al Congreso de los Diputados y
al Consejo de Guerra y Marina, que encontró indicios de responsabilidades
penales, y en el que se basó la acusación de la fiscalía militar contra los
generales, jefes y oficiales del ejército.
Alfonso XIII, entre la espada y la pared
Lo más
grave para la monarquía era que el general Manuel Fernández Silvestre,
que no pudo ser juzgado porque murió la misma mañana en la que se produjo la
desbandada de Annual bajo su mando directo -según algunas informaciones tras
pegarse un tiro-, tenía una estrecha amistad con el rey Alfonso XIII.
Cuando algunos de los documentos y
conclusiones del Expediente Picasso se
filtraron a la prensa, entre 1922 y 1923, la situación en la calle y el
Parlamento le puso entre la espada y la pared: era de dominio público la injerencia del rey en los
planes militares de sus favoritos, como Fernández Silvestre, lo que agravó la
situación para el monarca en un contexto de inestabilidad política.
El
general Juan Picasso había sido encargado de investigar los sucesos acaecidos
en Annual. Como máximo jefe del ejército en Marruecos, Berenguer se
había visto obligado a autorizar una investigación sobre una operación que
había tomado proporciones trágicas por el abultado número de muertos y la
extendida opinión de corrupción y penalidades del ejército español en el protectorado
de Marruecos que siguió durante la campaña del Rif contra las fuerzas de
Abd-el-Krim.
Trató,
no obstante, de maniatar a Picasso, estableciendo que las investigaciones
estuvieran limitadas a jefes y oficiales, pero no a los planes del Estado
Mayor, por cuestiones estratégicas y de seguridad nacional.
Falta de juicio
No calibró
que lejos de efectuar un rutinario informe y mirar hacia otro lado, Picasso
se trasladó a Melilla en 1921 con el objeto de obtener toda la
información posible sobre las actuaciones del ejército, desde telegramas y
cartas hasta órdenes de mando, relación de inventario, traslado de mercancías,
etc. Interrogó además a todos los testigos que pudo encontrar
-la gran mayoría había muerto o eran prisioneros- y revisó la correspondencia.
Lo que
se fue abriendo ante el concienzudo instructor era un cuadro desgarrador en el
que sobresalían las pinceladas de la falta de juicio y responsabilidad del
general Silvestre, que cegado por obtener cada vez mayores éxitos en el
protectorado frente a los rebeldes rifeños, emprendió un avance temerario
-buscando el favor del rey o precisamente a sugerencia del mismo- con el
objetivo de alcanzar la bahía de Alhucemas el 25 de agosto,
día de Santiago, exponiendo a sus hombres y a la misión española en el Rif a un
peligro desmedido y sin tomar las precauciones más elementales.
A la
irresponsabilidad de los generales se unían alarmantes irregularidades, como
las deficientes condiciones de la tropa, la ausencia de previsión...
Descubrió
además que a la irresponsabilidad de Silvestre se le unía una serie de alarmantes
irregularidades como las deficientes condiciones de la tropa, la
ausencia de previsión, informes previos sobre actividad del enemigo que se
ignoraban, y la ausencia de un comportamiento a la altura por parte del general
Berenguer, Alto Comisario de España en
Marruecos. Estaba apuntando alto, por encima de lo que le habían ordenado.
Berenguer se puso nervioso, pero no consiguió evitar que Picasso siguiera
investigando no solo a jefes y oficiales , sino también a los máximos responsables
del ejército. El 18 de abril de 1922 entregó al Congreso de los Diputados el expediente con un informe
final redactado por él mismo que constituía un total de 2.417
folios. Dos días después, el Consejo
Supremo de Guerra y Marina encontraba indicios de responsabilidad penal
contras las actuaciones de los generales.
La corrupción era generalizada:
oficiales que gastaban el doble de lo que les correspondía, armamento
inadecuado, encargados del abastecimiento que se enriquecían....
Debido a
la gravedad de las conclusiones, paralelamente a la investigación
militar se inició una actuación política una vez que el Ministerio de la Guerra remitió, el 22 de noviembre, copia al
presidente del Congreso de los Diputados, que estableció la primera comisión
parlamentaria, conocida como la de "los 19". Comenzó entonces un rifirrafe político
enconado, cuando la comisión quiso citar al general Berenguer, que se escudó en
su condición de diputado para no hacerlo. El debate se agrió entre
monárquicos y partidarios del buen nombre del ejército, que vieron el Expediente Picasso y los intentos de
algunos miembros de la comisión como un instrumento para aguijonear al rey.
Pero la
sangría era imparable, estaba al descubierto la triste y dramática situación de
Marruecos, y pronto emergió el
resto. Se habló de corrupción generalizada: oficiales que gastaban
el doble de lo que les correspondía por asignación, armamento inadecuado, jefes
y encargados del abastecimiento alimenticio que se enriquecían mientras las
tropas pasaban hambre, y hospitales que eran focos de infección.
Para
tratar de apaciguar el clamor popular, el Gobierno
de García Prieto puso en marcha una nueva comisión, la de "los 21", que debía de poner fin a
la caja de Pandora que se había
abierto con la masacre de Annual y
la posterior instrucción.
En medio
del debate político, Berenguer fue juzgado por un tribunal militar que corroboró
la acusación de negligencia, condenándolo a la pena de separación del servicio
y pase a la situación de reserva, mientras que exoneraba al general Navarro,
que había sido hecho prisionero tras la rendición de Monte Arruit.
El círculo se estrechaba peligrosamente sobre el rey. Antes de que se pudieran
presentar las conclusiones de la segunda comisión, el general Miguel
Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, con
la aquiescencia del propio Alfonso XIII, impidiéndolo dos semanas antes de
lo previsto. Berenguer sería restituido durante la dictadura y acabaría, de
hecho, presidiendo el Consejo de
Ministros después de Primo de Rivera.
El Expediente Picasso se tapó y las copias escasearon con los años.Solo se conserva hoy una de ellas con menos de 300 folios de los mas de 2.400 que tenia sólo el informe final.
Julio Martín Alarcón
Joan A. Forès
Reflexions
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