Benvolguts,
En Xavier Sala
i Martin ens torna a parlar dels 16.000M€, de l’exministre
Borrell i dels motius per la independencia:
Borrell y
Garicano
Xavier Sala i Martín
El País
el 21 septiembre, 2015 en Derechos, Economía, Igualdad, Justicia, Libertades, Nacionalismo, Política, Sociedad, Sociología, Valores
TRIBUNA
Los 16.000
millones no son la razón principal para querer la independencia
Josep Borrell y Luis Garicano han publicado en
estas páginas sendos
artículos acusando a los economistas independentistas de engañar a los
ciudadanos de Catalunya con el tema de las balanzas fiscales. Permitidme
contestar desde aquí a dos de esas acusaciones.
De manera muy resumida, la balanza fiscal es la diferencia entre
los impuestos que pagan los Catalanes y el gasto público que “reciben a
cambio”. Ahora bien, ¿qué quiere
decir, “reciben a cambio”? Uno puede referirse al “gasto que se hace en beneficio de los
catalanes” o al “gasto público que se hace en Catalunya”. Son conceptos distintos porque hay gasto público
que beneficia a los catalanes pero no se hace en Catalunya. Los autores hablan,
por ejemplo, de la base aérea de Zaragoza: en la medida que el gasto militar
protege (beneficia) a todos los ciudadanos de España, beneficia también a los Catalanes.
Pero no es un gasto que se haga en Catalunya sino en Zaragoza.
La diferencia
entre los impuestos y el gasto que beneficia a los Catalanes, es el “saldo por
el método de la carga beneficio”. La diferencia entre los impuestos y el gasto
que se realiza en Catalunya es el “saldo por el método monetario”. El primer error de Borrell y Garicano es que son
muy rápidos a la hora de decir que quien usa el monetario engaña a los
ciudadanos porque el método correcto es el de la carga-beneficio. En economía, cada
pregunta tiene su respuesta correcta. No hay una respuesta correcta para todas
las preguntas. Y lo mismo pasa con el cálculo de la balanza fiscal.
Si preguntamos: en una Catalunya dentro de España,
¿es razonablemente grande el déficit de la balanza fiscal? La respuesta debería
usar algo parecido al cálculo de la “carga beneficio” (unos 11.000 millones).
Al fin y al cabo, los catalanes deben contribuir a pagar todos los gastos que
les benefician mientras estén en España, se hagan donde se hagan esos gastos.
Pero si preguntamos: ¿cuál es el impacto macroeconómico de la redistribución en
España? Entonces el cálculo correcto es el monetario. Porqué los salarios de la
gente que trabaja en la base aérea de Zaragoza se gastan en Zaragoza y tienen
impacto allí y no en Catalunya. Cada pregunta, pues, tiene su respuesta.
La pregunta que interesa a los independentistas
es: “si
Catalunya fuera independiente, ¿de cuántos euros adicionales dispondría?” La
respuesta es el saldo de la balanza monetaria. Es decir: 16.000 millones. ¿Por
qué? Pues porqué si Catalunya se independiza, todo (repito, todo) el dinero que
los catalanes paguen en impuestos se quedará en Catalunya. Igual que todos los
impuestos de los holandeses en Holanda. Si hoy hay 16.000 millones que no se gastan
en Catalunya, la ganancia fiscal catalana en caso de independencia sería
exactamente esa cantidad. Y eso es cierto, ¡independientemente de si
la base aérea de Zaragoza beneficia a los catalanes o no!
Borrell y
Garicano argumentan que “calculado con el método carga-beneficio, el agravio
fiscal catalán es positivo pero tan pequeño que no justifica la demanda de
independencia”. Y
ese es su segundo gran error: ¡nadie quiere la independencia para eliminar el déficit
fiscal! Se quiere para poder implementar políticas económicas y sociales
pensadas por y para los ciudadanos de Catalunya.
¡No! No estoy diciendo que los gobernantes
catalanes sean más listos que los españoles (aunque tampoco son más tontos). Lo que sí que
pasará es que una Catalunya independiente será un país normal. Con gobiernos de
derechas o de izquierda según voten los ciudadanos. Como Holanda, Francia o
Suiza. Algunos lo harán bien y otros lo harán mal. No lo sabemos. Lo que sí
sabemos es que esos gobiernos van a tomar decisiones pensando únicamente en los
ciudadanos de Catalunya. Y eso ahora no pasa. Por ejemplo, las
inversiones en infraestructuras radiales pueden tener mucho interés en Madrid.
Es legítimo. Pero
a las empresas y los ciudadanos de Catalunya no nos interesa. De hecho, nos
perjudica. Y dentro de España eso no
lo podremos cambiar nunca porque somos solo el 16% de los votos. Lo mismo pasa con
la educación, la lengua o las políticas de pobreza. Es para poder decidir sobre esas políticas que
muchos queremos la independencia. No para quedarnos el dividendo fiscal.
Eso sí, los 16.000 millones son un
cojín de dinero que va a permitir al gobierno catalán no tener que depender de
los mercados de deuda el día de la independencia. Pero no son la razón principal para querer la
independencia. Digan lo que digan Borrell y Garicano.
Xavier Sala i Martín es
catedrático de Economía en Columbia University de Nueva York
Joan A. Forès
Reflexions
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